Lunes 5 de febrero – JUSTICIA PARA LOS OPRIMIDOS – ME LEVANTARÉ
ME LEVANTARÉ “Por la opresión del débil y por el gemido de los menesterosos, ‘ahora me levantaré –dice el Señor–…
ME LEVANTARÉ
“Por la opresión del débil y por el gemido de los menesterosos, ‘ahora me levantaré –dice el Señor– y salvaré al que suspira’ ” (Sal. 12:5).
Lunes: 5 de febrero
JUSTICIA PARA LOS OPRIMIDOS
Lee Salmos 9:18; 12:5; 40:17; 113:7; 146:6 al 10; y 41:1 al 3. ¿Cuál es su mensaje para nosotros, también hoy?
Salmos 9:18
18 Porque no para siempre será olvidado el menesteroso, Ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.
Salmos 12:5
5 Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, Ahora me levantaré, dice Jehová; Pondré en salvo al que por ello suspira.
Salmos 40:17
17 Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.
Salmos 113:7
7 Él levanta del polvo al pobre, Y al menesteroso alza del muladar,
Salmos 146:6-10
6 El cual hizo los cielos y la tierra, El mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre, 7 Que hace justicia a los agraviados, Que da pan a los hambrientos. Jehová liberta a los cautivos; 8 Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos. 9 Jehová guarda a los extranjeros; Al huérfano y a la viuda sostiene, Y el camino de los impíos trastorna. 10 Reinará Jehová para siempre; Tu Dios, oh Sion, de generación en generación. Aleluya.
Salmos 41:1-3
1 Bienaventurado el que piensa en el pobre; En el día malo lo librará Jehová. 2 Jehová lo guardará, y le dará vida; Será bienaventurado en la tierra, Y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos. 3 Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; Mullirás toda su cama en su enfermedad.
Dios muestra especial cuidado y preocupación por la justicia en relación con los diversos grupos vulnerables de personas, incluyendo los pobres, los necesitados, los oprimidos, los huérfanos, las viudas, los viudos y los extranjeros. Salmos, al igual que la Ley y los profetas, son claros al respecto (Éxo. 22:21-27; Isa. 3:13-15).
Muchos salmos utilizan la expresión “pobre y necesitado” y evitan representar a los oprimidos en términos exclusivamente nacionales y religiosos. Esto es así para resaltar el cuidado universal de Dios por toda la humanidad.
La expresión “pobre y necesitado” no se limita a la pobreza material, sino también significa vulnerabilidad y desamparo. La expresión apela a la compasión de Dios y transmite la idea de que el que sufre está solo y no tiene más ayuda que Dios. La descripción “pobre y necesitado” también se refiere a nuestra sinceridad, veracidad y amor por Dios al confesar nuestra total dependencia de él y renunciar a cualquier rastro de autosuficiencia y afirmación personal.
Por su parte, el cuidado de los desposeídos (Sal. 41:1-3) demuestra la fidelidad del pueblo a Dios. Los males cometidos contra los vulnerables eran pecados especialmente atroces en la cultura bíblica (Deut. 15:7-11). Los salmos inspiran al pueblo fiel a alzar la voz contra toda opresión.
Los salmos también subrayan la inutilidad de basar nuestra seguridad en medios humanos perecederos como fuente última de sabiduría y seguridad. El pueblo de Dios debe resistir la tentación de depositar la fe suprema para la salvación en instituciones y dirigentes humanos, especialmente cuando difieren de los caminos de Dios.
Mediante su gracia, nuestro Señor se identificó con los pobres haciéndose pobre él mismo, para que mediante su pobreza muchos pudieran enriquecerse (2 Cor. 8:9). Las riquezas de Cristo incluyen la liberación de toda opresión causada por el pecado, y nos prometen la vida eterna en el Reino de Dios (Apoc. 21:4). Jesucristo cumple las promesas de Salmos como Juez divino, que juzgará todo maltrato a los desposeídos, así como la negligencia en el cumplimiento del deber hacia ellos (Mat. 25:31-46).
¿Cuánto pensamos en los “pobres y necesitados” que hay entre nosotros, y cuánto hacemos por ellos?
Comentarios Elena G.W
Los que tienen compasión por los infortunados, los ciegos, los cojos, los afligidos, las viudas, los huérfanos y los necesitados son representados por Cristo como observadores de los mandamientos que tendrán vida eterna.
En vista de lo que el cielo esta haciendo para salvar a los perdidos, ¿cómo pueden los que son participantes de las riquezas de la gracia de Cristo retirar su interés y sus simpatías de sus prójimos? ¿Cómo pueden entregarse al orgullo de clase o casta y despreciar a los infortunados y a los pobres? (El ministerio de la bondad, p. 219).
Cuando un hombre está luchando honradamente para sostenerse y sostener a su familia, y sin embargo no puede hacerlo, de modo que sufren por falta del alimento y vestidos necesarios, el Señor no dará por inocentes a nuestros hermanos que ministran si consideran con indiferencia a ese hermano o le prescriben condiciones que son virtualmente imposibles de cumplir… Hemos de hacer nuestra la condición del hermano infortunado.
Cualquier descuido de parte de los que pretenden ser seguidores de Cristo, una omisión en aliviar las necesidades de un hermano o una hermana que está llevando el yugo de la pobreza o de la opresión, se registran en los libros del cielo como manifestados a Cristo en las personas de sus santos. Qué cuenta tendrá el Señor con muchos, muchísimos, que presentan las palabras de Cristo a otros pero omiten manifestar tierna simpatía y consideración por un hermano en la fe que es menos afortunado y tiene menos éxito que ellos mismos (El ministerio de la bondad, p. 220).
¡Cuán grande fue el don hecho por Dios al hombre, y cuán propio de Dios fue hacerlo! Él dio con una liberalidad que jamás podrá ser igualada, a fin de salvar a los rebeldes hijos del hombre y de inducirlos a ver su propósito y a discernir su amor. ¿No queréis demostrar por medio de vuestros dones y ofrendas que no hay nada que consideráis demasiado bueno para aquel que «ha dado a su Hijo unigénito»?
El espíritu de liberalidad es el espíritu del cielo. El espíritu de egoísmo es el espíritu de Satanás…
Dios no depende de los hombres para promover su causa. Podría convertir a los ángeles en embajadores de su verdad. Habría podido revelar su voluntad por medio de su propia voz cuando proclamó la ley desde el Sinaí. Pero ha elegido emplear a los hombres para que hagan su obra a fin de cultivar en ellos el espíritu de liberalidad.
Cada acto de abnegación realizado en bien de otros fortalecerá el espíritu de generosidad en el donante, y lo vinculará más estrechamente con el Redentor del mundo, quien «por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos». 2 Corintios 8:9. Y la vida puede ser una bendición para nosotros únicamente en la medida en que cumplimos el propósito divino para el cual fuimos creados. Todas las buenas dádivas que Dios hace al hombre constituirán una maldición a menos que este las emplee para hacer felices a sus semejantes y para promover la causa de Dios en el mundo (Consejos sobre mayordomía, pp. 21, 22).