Martes 10 de septiembre – GETSEMANÍ – APRESADO Y JUZGADO

APRESADO Y JUZGADO “Decía: ‘¡Abba, Padre! Todas las cosas son posibles para ti. ¡Aparta de mí esta copa! Sin embargo,…

 Martes 10 de septiembre – GETSEMANÍ – APRESADO Y JUZGADO

APRESADO Y JUZGADO

“Decía: ‘¡Abba, Padre! Todas las cosas son posibles para ti. ¡Aparta de mí esta copa! Sin embargo, no lo que yo quiero, sino lo que tú quieras’ ” (Mar. 14:36).

Martes: 10 de septiembre

GETSEMANÍ

Lee Marcos 14:32 al 42. ¿Qué pidió Jesús en oración en Getsemaní y cómo fue contestada su oración?

 

Marcos 14:32-42

32 Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. 33 Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. 34 Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. 35 Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. 36 Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. 37 Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? 38 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 39 Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras. 40 Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle. 41 Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores. 42 Levantaos, vamos; he aquí, se acerca el que me entrega.

Dejando atrás la ciudad amurallada de Jerusalén, donde habían comido la Pascua, Jesús y sus discípulos cruzaron el valle de Cedrón en dirección a un jardín en la ladera del Monte de los Olivos. El nombre Getsemaní significa “prensa de aceite”, lo que sugiere que había una prensa para procesar aceite de oliva en las proximidades. La ubicación exacta del jardín es desconocida, pues los romanos talaron todos los olivos del monte durante el asedio a Jerusalén en el año 70 d.C.

Cuando llegaron al jardín, Jesús dejó allí a sus discípulos y fue más lejos en compañía de Pedro, Santiago y Juan. Pero luego deja también a los tres y prosigue solo. Este distanciamiento sugiere que Jesús está cada vez más aislado y solo mientras hace frente a su sufrimiento venidero.

Jesús ora pidiendo que la copa del sufrimiento le sea evitada, pero solo si es la voluntad de Dios (Mar. 14:36). Usa la palabra aramea Abba, que Marcos traduce como “Padre”. El término no significa “papá”, como algunos han sugerido. La palabra usada por un niño para dirigirse a su padre era abi (ver Raymond E. Brown, The death of the Messiah [La muerte del Mesías], Anchor Bible Reference Library [Nueva York: Doubleday, 1994], vol. 1, pp. 172, 173). Sin embargo, el uso de la expresión Abba, Padre lleva en sí un toque de vinculación familiar estrecha.

Jesús ora pidiendo la supresión de la copa del sufrimiento, pero se somete a la voluntad de Dios (compara con el Padrenuestro en Mat. 6:10).

En el resto del relato de la Pasión, resulta obvio que la respuesta de Dios a la oración de Jesús es “no”. No suprimirá la copa del sufrimiento porque la salvación se ofrece al mundo por medio de esa experiencia.

Cuando enfrentamos dificultades, es alentador tener amigos que nos apoyan. En Filipenses 4:13, Pablo se refiere a hacer todas las cosas por medio de Uno que nos fortalece. Muchos olvidan lo que dice Filipenses 4:14, que comienza con: “Sin embargo”. El texto dice: “Sin embargo, bien hicieron en participar en mi tribulación”. Esto es lo que Jesús deseaba en Getsemaní. Tres veces acudió a sus discípulos en busca de consuelo. En las tres ocasiones estaban durmiendo. Finalmente, los despertó para que fueran con él a hacer frente a la prueba. Él estaba listo. Ellos, no.

Comentarios Elena G.W

En Compañía de sus discípulos, el Salvador se encaminó lentamente hacia el huerto de Getsemaní. La luna de Pascua, ancha y llena, resplandecía desde un cielo sin nubes. La ciudad de cabañas para los peregrinos estaba sumida en el silencio.

Jesús había estado conversando fervientemente con sus discípulos e instruyéndolos; pero al acercarse a Getsemaní se fue sumiendo en un extraño silencio. Con frecuencia, había visitado este lugar para meditar y orar; pero nunca con un corazón tan lleno de tristeza como esta noche de su última agonía. Toda su vida en la tierra, había andado en la presencia de Dios… Pero ahora le parecía estar excluido de la luz de la presencia sostenedora de Dios. Ahora se contaba con los transgresores… Sintiendo cuán terrible es la ira de Dios contra la transgresión, exclama: «Mi alma está muy triste hasta la muerte» (El Deseado de todas las gentes, p. 636).

En esta terrible crisis, cuando todo estaba en juego, cuando la copa misteriosa temblaba en la mano del Doliente, los cielos se abrieron, una luz resplandeció de en medio de la tempestuosa obscuridad de esa hora crítica, y el poderoso ángel que está en la presencia de Dios ocupando el lugar del cual cayó Satanás, vino al lado de Cristo. No vino para quitar de su mano la copa, sino para fortalecerle a fin de que pudiese beberla, asegurado del amor de su Padre. Vino para dar poder al suplicante divino-humano. Le mostró los cielos abiertos y le habló de las almas que se salvarían como resultado de sus sufrimientos. Le aseguró que su Padre es mayor y más poderoso que Satanás, que su muerte ocasionaría la derrota completa de Satanás, y que el reino de este mundo sería dado a los santos del Altísimo. Le dijo que vería el trabajo de su alma y quedaría satisfecho, porque vería una multitud de seres humanos salvados, eternamente salvos (El Deseado de todas las gentes, p. 643).

No podemos tener una fe débil ahora; no podemos estar seguros con una actitud descuidada, indolente y perezosa. Hay que utilizar hasta el último ápice de habilidad, y hay que pensar en forma aguda, serena y profunda. La sabiduría de ningún instrumento humano es suficiente para trazar planes y proyectos en este tiempo. Exponed cada plan delante de Dios con ayuno, y humillando el alma delante del Señor Jesús, y encomendad vuestros caminos al Señor. La promesa segura es que él dirigirá vuestras sendas. Él posee recursos infinitos. El Santo de Israel, quien llama por su nombre a las huestes del cielo, y mantiene las estrellas en su lugar, os cuida individualmente…

Quisiera que todos pudiesen comprender las posibilidades y las probabilidades que están al alcance de los que esperan que su eficacia venga de Cristo y los que afirman en él su confianza. La vida que se oculta con Cristo en Dios siempre tiene un refugio; puede decir: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Filipenses 4:13 (Mensajes selectos, t. 2, p. 418).

Elena G.W

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