Martes 16 de abril – SALVAGUARDADOS POR LA PALABRA – LA LUZ BRILLA EN LA OSCURIDAD

LA LUZ BRILLA EN LA OSCURIDAD “Entonces Jesús les dijo: ‘Aún por un poco de tiempo la luz estará entre…

 Martes 16 de abril – SALVAGUARDADOS POR LA PALABRA – LA LUZ BRILLA EN LA OSCURIDAD

LA LUZ BRILLA EN LA OSCURIDAD

“Entonces Jesús les dijo: ‘Aún por un poco de tiempo la luz estará entre ustedes. Anden mientras tienen luz, para que no los sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas no sabe adonde va’ ” (Juan 12:35).

Martes: 16 de abril

SALVAGUARDADOS POR LA PALABRA

Compara Juan 17:15 al 17 con Hechos 20:32. ¿Qué información nos dan Jesús y el apóstol Pablo sobre la protección contra los engaños de Satanás?

 

Juan 17:15-17

15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

 

Hechos 20:32

32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.

La Biblia es la revelación infalible de la voluntad de Dios. Presenta el plan celestial para la salvación de la humanidad. Puesto que “toda la Escritura es inspirada por Dios, y es útil para enseñar, reprender, enmendar e instruir en justicia” (2 Tim. 3:16) –es decir, “toda la Escritura” está inspirada por Dios, no algunas partes, o algunas partes más que otras—, toda la Biblia debe ser aceptada como la Palabra de Dios. De lo contrario, la puerta queda abierta de par en par para el engaño.

La Biblia revela claramente el amor infinito de Dios a la luz del Gran Conflicto. También revela y expone los engaños satánicos. El diablo odia la Palabra de Dios y ha hecho todo lo posible a lo largo de los siglos para destruir su influencia.

Al fin y al cabo, ¿qué sabríamos del Plan de Salvación sin la Biblia? ¿Cuánto entenderíamos del nacimiento, la vida, las enseñanzas y el ministerio de Jesús? Sin las Escrituras, ¿podríamos siquiera empezar a comprender la profundidad del sacrificio de Cristo, la gloria de su resurrección, el poder de su intercesión y la majestuosidad de su regreso?

La Palabra de Dios revela, enseña y enfatiza todas estas verdades cruciales. Ella, y solo ella, debe ser la norma final y decisiva para entender toda la verdad sagrada.

Por lo tanto, debemos luchar contra todos y cada uno de los intentos de socavar su autoridad o inspiración. Incluso contra quienes, si bien profesan un gran amor por la Biblia, la ponen en duda, aunque sea sutilmente. Lamentablemente, sobre todo mediante las incursiones del pensamiento moderno, muchos teólogos y cristianos se centran tanto en el lado humano de la Escritura que la Biblia se convierte en la palabra del hombre en lugar de la Palabra de Dios. Argumentan que la Biblia consiste en escritos de reyes, pastores, pescadores, sacerdotes, poetas y otros que compartieron sus ideas y conceptos acerca de Dios, de la naturaleza y de la realidad como mejor los entendieron en su tiempo y lugar.

¿De verdad? Si esto fuera cierto, los que vivimos en el siglo XXI, ¿por qué deberíamos preocuparnos realmente por lo que pensaba esta gente, y mucho menos hacer de lo que pensaban el fundamento de nuestra esperanza para la Eternidad? No habría motivos.

Lee Salmo 119:105, 116, 130, 133 y 160. ¿Qué perspectiva nos da el salmista sobre la importancia de la Palabra de Dios en el Plan de Salvación?

Comentarios Elena G.W

La ciencia más importante y más esencial es el conocimiento de Dios y su Palabra… Nuestra comprensión de lo espiritual debería crecer día tras día; y el cristiano crecerá en gracia justamente en la misma proporción en que dependa de la enseñanza de la Palabra de Dios, y la aprecie, y se habitúe a meditar en las cosas divinas…

Al comer su Palabra, aumenta nuestra fuerza espiritual, crecemos en la gracia y el conocimiento de la verdad. Se forman y fortalecen hábitos de dominio propio. Las flaquezas de la infancia —inquietud, caprichos, egoísmo, palabras apresuradas, actos apasionados— desaparecen, y en su lugar se desarrollan las gracias de la virilidad y la femineidad cristianas (La maravillosa gracia de Dios, 22 de octubre, p. 303).

La palabra de Dios es una luz que brilla en lugar oscuro. Cuando escudriñamos sus páginas, entra la luz en el corazón, e ilumina la mente. Gracias a esa luz vemos cómo debemos ser.

En la Palabra hallamos amonestaciones y promesas sustentadas por Dios. Se nos invita a escudriñar esta Palabra para hallar ayuda cuando nos vemos en situaciones difíciles. Si no consultamos la Guía a cada paso, preguntando: «¿Es este el camino del Señor?» nuestras palabras y acciones se contaminarán de egoísmo; olvidaremos a Dios, y andaremos por caminos que él no ha escogido para nosotros.

La Palabra de Dios rebosa de preciosas promesas y consejos prácticos. Es infalible, porque Dios no puede equivocarse. Brinda ayuda en cualquier circunstancia y situación de la vida; y Dios observa con tristeza cuando sus hijos se apartan de ella para recurrir a la ayuda humana.

El que por medio de las Escrituras mantiene comunión con Dios será ennoblecido y santificado. Al leer el relato inspirado donde se habla del amor del Salvador, su corazón se quebrantará en actos de ternura y arrepentimiento; todo su ser arderá en el deseo de ser como su Maestro, de vivir una vida de servicio afectuoso… Por un milagro de su poder, el Señor ha preservado la Sagrada Escritura a través de los siglos (Mi vida hoy, 23 de enero, p. 31).

El Señor, en su gran misericordia, nos ha revelado en las Escrituras las reglas del santo vivir…

El ha inspirado a hombres santos para que registrasen, para nuestro beneficio, las instrucciones concernientes a los peligros que obstruyen el camino y la forma de escapar de ellos. Los que obedecen su mandato de escudriñar las Escrituras, no ignorarán estas cosas. En medio de los peligros de los últimos días, cada miembro de la iglesia debería comprender las razones de su esperanza y fe, razones que no son difíciles de comprender. Si queremos crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, hay suficiente material para ocupar la mente.

Cuandoquiera que los hijos de Dios crezcan en la gracia, obtendrán cada vez más clara comprensión de su Palabra. Y discernirán nueva luz y belleza en sus verdades sagradas. Esto ha venido sucediendo en la historia de la iglesia en todas las edades, y así seguirá siendo hasta el fin (La maravillosa gracia de Dios, 22 de octubre, p. 303).

Elena G.W

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