- mayo 21, 2024
Martes 21 de mayo – EL JUICIO HA LLEGADO – LUZ DESDE EL SANTUARIO
LUZ DESDE EL SANTUARIO “Lo principal de lo que venimos diciendo es que tenemos un Sumo Sacerdote que se sentó…
LUZ DESDE EL SANTUARIO
“Lo principal de lo que venimos diciendo es que tenemos un Sumo Sacerdote que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en el cielo; y es ministro del santuario, de aquel verdadero santuario que levantó el Señor y no el hombre” (Heb. 8:1, 2).
Martes: 21 de mayo
EL JUICIO HA LLEGADO
Compara Daniel 7:9 y 10 con Apocalipsis 14:6 y 7. ¿Qué similitud tienen estos dos pasajes?
Daniel 7:9-10
9 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. 10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.
Apocalipsis 14:6-7
6 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, 7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
El juicio es un tema prominente en toda la Biblia. “ ‘Porque Dios traerá toda obra a juicio, con toda cosa oculta, buena o mala’ ” (Ecl. 12:14). Jesús señaló a sus oyentes un futuro tiempo de juicio, cuando “los hombres darán cuenta de toda palabra ociosa que hayan hablado” (Mat. 12:36). El apóstol Pablo añade que Dios “iluminará lo oculto de las tinieblas y manifestará los motivos de los corazones” (1 Cor. 4:5). El mensajero angélico dijo a Juan: “Ha llegado la hora de su juicio [de Dios]” (Apoc. 14:7).
Lee Apocalipsis 22:10 al 12. Cuando Jesús regrese, ¿cuál será el destino de toda la humanidad? ¿Qué anuncio claro recibe Juan?
Apocalipsis 22:10-12
10 Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11 El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. 12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.
Puesto que Cristo viene a repartir sus recompensas finales, debe haber un juicio antes de eso, para mostrar qué recompensa recibirá cada uno cuando él venga. Cuando Cristo regrese, no habrá una segunda oportunidad. Cada ser humano habrá tenido suficiente información para tomar su decisión final e irrevocable a favor o en contra de Cristo.
Lee Mateo 25:1 al 13. ¿Por qué la relación de Jesús con estos dos grupos distintos de creyentes es tan distinta?
Mateo 25:1-13
1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. 10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
“Cuando haya terminado esa obra de investigación, cuando se haya examinado y fallado los casos de quienes en todos los siglos han profesado ser seguidores de Cristo, entonces, y no antes, habrá terminado el tiempo de gracia y se cerrará la puerta de la misericordia. Así que, las palabras: ‘Las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta’ nos conducen a través del ministerio final del Salvador, hasta el momento en que quedará terminada la gran obra en favor de la salvación del hombre” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 481).
No debemos temer el Juicio. Por medio de Cristo, el perdón es nuestro, la libertad de la culpa es nuestra, el poder para llevar una vida piadosa es nuestro y la victoria final es nuestra.
Comentarios Elena G.W
En el día del juicio los hombres verán en qué se podrían haber convertido por medio del poder de Cristo… Conocieron las exigencias de Dios, pero se negaron a cumplir las condiciones establecidas en su Palabra…
Claramente, como a la luz del sol del mediodía, todos ven lo que podrían haber tenido si hubieran cooperado con Dios en vez de oponérsele. El cuadro no puede modificarse. Sus casos están decididos para siempre. Deben morir con aquellos cuyos caminos y obras siguieron.
Un rayo de luz llegará a todas las almas perdidas. Entenderán plenamente el misterio de la piedad que despreciaron y aborrecieron durante su vida. Y los ángeles caídos, dotados de una inteligencia superior a la del hombre, se darán cuenta de lo que hicieron al emplear sus poderes para inducir a los seres humanos a escoger el engaño y la falsedad. Todos los que se unieron al impostor, los que se instruyeron en sus caminos y practicaron sus engaños, deben perecer con él… El Señor Jesús los mira compasivamente y dice: «Apartaos» (Alza tus ojos, 8 de julio, p. 201).
Nadie necesita ser engañado. La ley de Dios es tan sagrada como su trono, y mediante ella será juzgado todo hombre que nace en el mundo. No existe otra norma para probar el carácter. «Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido». Ahora bien, ¿se decidirá el caso de acuerdo con la Palabra de Dios, o se dará crédito a las pretensiones humanas? Cristo dice: «Por sus frutos los conoceréis» (Mensajes selectos, t. 2, p. 58).
Dios no obliga a nadie a que lo ame ni que obedezca su ley. Él ha manifestado un amor inconmensurable hacia el hombre en el plan de la redención. Ha derramado los tesoros de su sabiduría y ha dado el don más precioso del cielo para que nos viésemos constreñidos a amarlo y a ponernos en armonía con su voluntad. Si rehusamos ese amor y si no queremos que él nos gobierne, estaremos preparando nuestra propia ruina, y finalmente nos veremos frente a una pérdida eterna…
Cuando los casos de todos pasen en revista delante de Dios, no se formulará esta pregunta: ¿Qué profesaron ellos?, sino estas otras: ¿Qué hicieron ellos’? ¿Han sido ejecutores de la palabra? ¿Han vivido para sí mismos? ¿O bien se han ejercitado en obras de benevolencia y bondad, en amor, prefiriendo a los demás antes que a ellos mismos, y negándose a sí mismos a fin de poder bendecir a otros?
Si el registro muestra que tal ha sido su vida, que sus caracteres están señalados por la ternura, la abnegación y la benevolencia, recibirán la bendita seguridad y bendición de Cristo: «Bien hecho», y «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo». Mateo 25:34 (Consejos sobre mayordomía cristiana, pp. 133, 135).