Martes 3 de diciembre – YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA – EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA “A Dios nadie lo vio jamás. El Hijo único, que es Dios, que…

 Martes 3 de diciembre – YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA – EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

“A Dios nadie lo vio jamás. El Hijo único, que es Dios, que está en el seno del Padre, él lo dio a conocer” (Juan 1:18).

Martes: 3 de diciembre

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

Lee Juan 14:5 y 6. ¿Qué preguntó Tomás acerca del lugar adonde iba Jesús? ¿Cómo respondió Jesús?

 

Juan 14:5-6

Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

La pregunta de Tomás parece bastante lógica. Si no sabes adónde va alguien, ¿cómo puedes saber el camino para seguir a esa persona? Jesús responde la pregunta indicando que él mismo es el Camino. ¿El camino hacia qué o quién? El camino hacia el Padre. En el prólogo del libro (Juan 1:1-18), se subraya la íntima conexión entre Jesucristo (el Verbo) y el Padre.

Juan 1:18 dice que el unigénito (o “único”, según una mejor traducción) Dios es el que ha dado a conocer al Padre. Dar a conocer, en este texto, es traducción del verbo griego exēgeomai, que significa explicar, interpretar, exponer. De aquí se deriva la palabra exégesis, que significa dar a conocer el significado de un texto bíblico. Así, Jesucristo es el vínculo con el Padre, quien explica o interpreta al Padre en favor del mundo caído. Por consiguiente, él es la vía o el camino hacia el Padre. Sin él, nuestra comprensión acerca de quién y cómo es Dios sería limitada.

Lee Juan 14:7 al 11. ¿Cómo aclaró Jesús el malentendido de Felipe?

 

Juan 14:7-11

Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? 10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. 11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.

Felipe pidió ver al Padre, algo que ningún ser humano pecador puede hacer, y vivir (comparar con Éxo. 33:18-34:9; Juan 1:18). Jesús reprende la falta de comprensión y señala que verlo a él es ver al Padre (Juan 14:9). Por consiguiente, está claro que Jesús es el Camino hacia Dios. Sin él, el camino se vuelve oscuro e incierto. Él es la Luz que ilumina el camino hacia Dios.

Jesús une tres términos: camino, verdad y vida. El término camino solo se utiliza en Juan 1:23, en relación con la preparación del camino a Jesús por parte de Juan el Bautista, y aquí en Juan 14:6. La verdad y la vida son los temas principales del Evangelio. Nuestro estudio del miércoles y el jueves hará hincapié en el concepto de verdad, un tema crucial, especialmente en un mundo en el que se cuestiona la idea misma de “verdad”.

¿Por qué es tan reconfortante darse cuenta de que Jesús es la mejor revelación de cómo es Dios el Padre?

Comentarios Elena G.W

Los discípulos estaban perplejos aún. Tomás, siempre acosado por las dudas, dijo: «Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conocierais: y desde ahora le conocéis, y le habéis visto».

No hay muchos caminos que llevan al cielo. No puede cada uno escoger el suyo. Cristo dice: «Yo soy el camino… Nadie viene al Padre, sino por mí». Desde que fue predicado el primer sermón evangélico, cuando en el Edén se declaró que la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente, Cristo ha sido enaltecido como el camino, la verdad y la vida. Él era el camino cuando Adán vivía, cuando Abel ofreció a Dios la sangre del cordero muerto, que representaba la sangre del Redentor. Cristo fue el camino por el cual los patriarcas y los profetas fueron salvos. El es el único camino por el cual podemos tener acceso a Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 6 18).

«Dícele Felipe, Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dice: ¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo: mas el Padre que está en mí, él hace las obras». Juan 14:1-10.

Los discípulos no entendían aún lo que Cristo les decía respecto de su relación con Dios. Gran parte de su enseñanza quedaba aún obscura para ellos, Cristo quería que tuvieran un conocimiento de Dios más claro y preciso…

Cuando, en el día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos, comprendieron más cabalmente las verdades que Cristo les había dicho en parábolas. Gran parte de la enseñanza que para ellos había sido un misterio les fue declarada. Pero ni aun entonces recibieron los discípulos el cumplimiento cabal de la promesa hecha por Cristo. Recibieron todo lo que podían entender del conocimiento de Dios, pero el cumplimiento total de la promesa, a saber, que Cristo les mostraría al Padre en su plenitud, estaba aún por venir. Y así es también hoy. Nuestro conocimiento de Dios es parcial e imperfecto. Cuando haya terminado el conflicto, y el Hombre Cristo Jesús reconozca ante el Padre a sus fieles obreros, quienes en un mundo de pecado habrán dado el verdadero testimonio del Salvador, entonces comprenderán a las claras lo que ahora es para ellos un misterio (El ministerio de curación, pp. 327, 328).

Cuando Jesús dijo: «yo soy el camino, y la verdad, y la vida», pronunció una verdad de significado admirable. La transgresión del hombre había separado a la tierra del cielo, y al hombre finito del Dios infinito… Jesús salvó ese abismo, e hizo un camino para que el hombre fuera a Dios (A fin de conocerle, p. 82).

Elena G.W

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