Marzo 16 – ME GUIO POR SUS MANDAMIENTOS – Mi Vida Hoy

La juventud es la época en que se deben cimentar los conocimientos que podrán ponerse en práctica diariamente en el transcurso de los años. Es la época en que se deben establecer buenos hábitos

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y corregir los malos, en que es menester lograr y conservar el don del dominio propio, en que es necesario acostumbrarse a ordenar todos los actos de la vida con referencia a la voluntad de Dios y al bienestar de nuestros semejantes. La juventud es la época de la siega que determina la cosecha que se recogerá en esta vida y en la vida del más allá. Los hábitos formados en la infancia y la juventud, los gustos adquiridos y el dominio propio logrado entonces, determinarán casi con toda seguridad el futuro de un hombre o una mujer. (CPT:294-295)

Cuando se admite un solo pensamiento egoísta o se descuida una obligación, se abre el camino para otro. Lo que nos aventuramos a hacer una vez, lo liaremos más fácilmente en otra ocasión. Los hábitos de sobriedad, dominio propio y economía, de aplicación, de conversar en forma sensata y noble, de ejercer paciencia y mostrar verdadera cortesía no se consiguen sin velar con diligencia y atención sobre nosotros mismos. Es mucho más fácil desmoralizarse y depravarse que vencer los defectos, y mantener el dominio propio, y atesorar las verdaderas virtudes. Se requerirán esfuerzos perseverantes para poder perfeccionar las gracias cristianas en nuestra vida. (4T:452)

Establézcase desde los primeros años el hábito del dominio propio. Incúlquese a los jóvenes el pensamiento de que deben ser amos y no esclavos. Dios los ha hecho reyes del reino que hay dentro de ellos y deben tomar posesión del trono asignado por el Cielo. Si se da fielmente esta instrucción, los resultados se extenderán más allá de los jóvenes mismos. La influencia ejercida salvará a miles de hombres y mujeres que están al borde mismo de la ruina. (Ed:199-200) (82)