• marzo 30, 2024

Marzo 30 – LA AFLICCIÓN TIENE UN PROPÓSITO – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA CONSAGRADA MI VIDA HOY Carísimos, no os maravilléis cuando sois examinados por juego, lo cual se hace…

 Marzo 30 – LA AFLICCIÓN TIENE UN PROPÓSITO – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA CONSAGRADA

MI VIDA HOY

Carísimos, no os maravilléis cuando sois examinados por juego, lo cual se hace para vuestra prueba, como si alguna cosa peregrina os aconteciese; antes bien gozaos en que sois participantes de las aflicciones de Cristo; para que también en la revelación de su gloria os gocéis en triunfo. (1 Pedro 4:12-13)

Una tarde cierto señor que se sentía profundamente deprimido a causa de una grave aflicción, iba caminando por un jardín, cuando advirtió un granado que tenía el tronco casi totalmente cortado. Asombrado, le preguntó al jardinero a qué se debía eso, y este último le dio una respuesta que explicó a satisfacción las heridas de su propio corazón dolorido; dijo así: “Señor, este árbol  solía criar tanta fronda, que no daba más que hojas. Me vi obligado a cortarlo de esta manera; y cuando lo partí casi del todo, empezó a dar fruto”.

Nuestros pesares no surgen de la tierra. Con cada aflicción Dios persigue un propósito para nuestro bien. Cada golpe que destruye un ídolo, cada medida providencial que debilita nuestro apego a la tierra y fija nuestros afectos con más firmeza en Dios, es una bendición. La poda puede ser dolorosa por un tiempo, pero más tarde dará “fruto apacible., de justicia.” Debemos recibir con gratitud cualquier golpe que despierte la conciencia, eleve los pensamientos, y ennoblezca la vida. Las ramas estériles son cortadas y arrojadas al fuego. Agradezcamos a Dios porque merced a la dolorosa poda podemos mantenernos en relación con la Vid viviente; porque si sufrimos con Cristo, también reinaremos con él. La aflicción misma que pone a prueba nuestra fe con mayor intensidad y que nos hace creer que Dios nos ha abandonado, tiene el propósito de acercarnos más a él, para que podamos depositar todas nuestras cargas a los pies de Cristo y experimentar la paz que él nos dará a cambio de ellas… Dios ama al más débil de sus seres creados y lo protege; no hay peor forma de deshonrarlo que dudando de su amor por nosotros. ¡Ah, cultivemos la fe viva que nos hará confiar en el Señor en la hora de aflicción y tinieblas! 

(RH, 10-04-1894) (96)

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