Miércoles 12 de julio – EL PODER DEL JESÚS EXALTADO
EL PODER DEL JESÚS EXALTADO Mediante el Espíritu Santo, los creyentes pueden conocer “la incomparable grandeza de su poder hacia…
EL PODER DEL JESÚS EXALTADO
Mediante el Espíritu Santo, los creyentes pueden conocer “la incomparable grandeza de su poder hacia los que creemos, según la acción de su potencia. Ese poder Dios lo ejerció en Cristo cuando lo resucitó de los muertos, y lo sentó a su diestra en los cielos” (Efe. 1:19, 20).
Miércoles: 12 de julio
CRISTO SOBRE TODOS LOS PODERES
Pablo ha celebrado la exaltación de Jesús, quien ahora se sienta con el Padre en el Trono cósmico. Luego de definir la posición de Cristo en relación con el Padre (“lo sentó a su diestra en los cielos”, Efe. 1:20), Pablo vuelve a la relación de Jesús con “todo […] poder”. Como corregente con el Padre, Jesús está “muy por encima” de todos ellos (Efe. 1:21, RVC).
Compara la mención que hace Pablo de los poderes espirituales del mal en Efesios 1:21; 2:2; y 6:12. ¿Por qué crees que Pablo está tan interesado en estos poderes?
Efesios 1:21
21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero;
Efesios 2:2
2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
Efesios 6:12
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Hechos 19:11 al 20, con su historia de los siete hijos de Esceva, ilustra que Éfeso, en la época de Pablo, era un centro de artes mágicas. “La característica primordial de la práctica de la magia en todo el mundo helénico era el reconocimiento de un mundo espiritual que ejercía influencia sobre prácticamente todos los aspectos de la vida. El objetivo del mago era discernir entre los espíritus útiles y los dañinos, y aprender las distintas operaciones y sobre las fuerzas y las autoridades relativas de los espíritus. Con esta información, se podían armar métodos (con fórmulas habladas o escritas, amuletos y demás) para manipular a los espíritus en beneficio de la persona. Con la fórmula adecuada, se podía curar una enfermedad inducida por el espíritu, [o] se podía ganar una carrera de carros” (Clinton E. Arnold, Power and Magic: The Concept of Power in Ephesians, p. 18).
El interés por mencionar deidades y poderes en hechizos era una característica de la vida religiosa de Éfeso (ver Hech. 19:13); e incluso de algunos en la actualidad. Pablo desea aclarar la relación entre Cristo y “todo […] poder”: Jesús exaltado está “sobre todo principado, autoridad, poder y señorío” (Efe. 1:21).
Solo para asegurarse de que su audiencia entendiera que no hay poder fuera de la soberanía de Jesús, agrega una alusión a la práctica de reunir los nombres de las deidades en hechizos: “Y sobre todo nombre que se nombra” (Efe. 1:21). Al pasar de la dimensión espacial a la temporal, Pablo enfatiza la cronología ilimitada del reinado exaltado de Jesús. Su gobierno por encima de todos los poderes se aplica “no solo en este siglo sino aún en el venidero” (Efe. 1:21).
¿Cuáles son algunas de las manifestaciones actuales de estas mismas fuerzas malignas y cómo podemos asegurarnos de no quedar atrapados en ninguna de ellas?
Comentarios Elena G.W
«Cristo es la cabeza de todo varón». Dios, quien puso todas las cosas bajo los pies del Salvador, «diolo por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que hinche todas las cosas en todos». 1 Corintios 1 1:3; Efesios 1:22, 23. La iglesia está edificada sobre Cristo como su fundamento; ha de obedecer a Cristo como su cabeza. No debe depender del hombre, ni ser regida por el hombre. Muchos sostienen que una posición de confianza en la iglesia les da autoridad para dictar lo que otros hombres deben creer y hacer. Dios no sanciona esta pretensión (El Deseado de todas las gentes, p. 382).
Los primeros cristianos estaban llamados a menudo a hacer frente cara a cara a las potestades de las tinieblas. Por medio de sofistería y persecución el enemigo se esforzaba por apartarlos de la verdadera fe. Ahora, cuando el fin de las cosas terrenales se acerca rápidamente, Satanás realiza desesperados esfuerzos por entrampar al mundo. Inventa muchos planes para ocupar las mentes y apartar la atención de las verdades esenciales para la salvación. En todas las ciudades sus agentes están organizando empeñosamente en partidos a aquellos que se oponen a la ley de Dios. El gran engañador está tratando de introducir elementos de confusión y rebelión, y los hombres se están enardeciendo con un celo que no está de acuerdo con su conocimiento.
La maldad está llegando a un grado jamás antes alcanzado; no obstante, muchos ministros del evangelio claman: «Paz y seguridad». Pero los fieles mensajeros de Dios han de seguir rápidamente adelante con su obra. Vestidos con la armadura celestial, han de avanzar intrépida y victoriosamente, sin cejar en su lucha hasta que toda alma que se halle a su alcance haya recibido el mensaje de verdad para este tiempo (Los hechos de los apóstoles, pp. 178, 179).
En esta hora de suma gravedad, David, en lugar de permitir que su mente se espaciara en esas circunstancias dolorosas, imploró vehementemente la ayuda de Dios. «Se esforzó en Jehová su Dios». Repasó su vida agitada por tantos acontecimientos. ¿En qué circunstancias le había abandonado el Señor? Su alma se refrigeró recordando las muchas evidencias del favor de Dios… «En el día que temo, yo en ti confío» (Salmo 56:3), fue lo que expresó su corazón. Aunque no acertaba a discernir una salida de esta dificultad, Dios podía verla, y le enseñaría lo que debía hacer.
Todos los poderes terrenales están bajo el dominio del Ser Infinito. Al soberano más poderoso, al opresor más cruel, les dice: «Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante». Job 38:11. El poder de Dios se ejerce constantemente para contrarrestar los agentes del mal. Obra de continuo entre los hombres, no para destruirlos, sino para corregirlos y preservarlos (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 749, 750).