Miércoles 12 de junio – IDENTIFIQUEMOS A LA BESTIA: SEGUNDA PARTE – EL CONFLICTO INMINENTE

EL CONFLICTO INMINENTE “Santifícalos en la verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Miércoles: 12 de junio IDENTIFIQUEMOS A LA…

 Miércoles 12 de junio – IDENTIFIQUEMOS A LA BESTIA: SEGUNDA PARTE – EL CONFLICTO INMINENTE

EL CONFLICTO INMINENTE

“Santifícalos en la verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17).

Miércoles: 12 de junio

IDENTIFIQUEMOS A LA BESTIA: SEGUNDA PARTE

En lugar de adorar a la bestia, el pueblo de Dios encuentra su mayor gozo y deleite en adorarlo a él. Su obediencia nace de un corazón de amor. Están comprometidos con él porque saben cuán comprometido está él con ellos.

Lee Apocalipsis 13:5. Escribe esta característica en el renglón de abajo.

 

Apocalipsis 13:5

También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.

Recuerda de la lección 4 que Dios nos da una clave para entender los tiempos proféticos: un día profético equivale a un año literal (Núm. 14:34; Eze. 4:6). Si calculamos el período de 42 meses mencionado en Apocalipsis 13:5 usando el mes hebreo de 30 días, esto equivale a 1.260 días proféticos, o años literales.

El papado ejerció gran influencia desde 538 d.C. hasta 1798 d.C. Pero, cuando Berthier, un general de Napoleón, tomó cautivo al papa en 1798 d.C., el período profético de la supremacía papal terminó, y se cumplió la profecía de Apocalipsis: “Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad” (Apoc. 13:10, RVR). El golpe al papado fue extremadamente grave, pero no mortal. Según Apocalipsis 13:12, la herida mortal sería sanada. La influencia del papado volvería a sentirse en todo el mundo.

En la actualidad, los líderes mundiales dan la bienvenida al pontífice como embajador de la iglesia de Roma y lo visitan regularmente en el Vaticano. En un mundo de inestabilidad sin precedentes, se está preparando el escenario para que el pontífice romano se convierta en el aclamado líder moral del mundo, capaz de unir a los pueblos. Durante su discurso del 6 de junio de 2012, ante más de quince mil personas reunidas en la Plaza de San Pedro, de Roma, el papa Benedicto XVI declaró: “El domingo es el día del Señor y de los hombres, un día en el que todos deben poder ser libres, libres para la familia y libres para Dios. Al defender el domingo, defendemos la libertad humana” (Libreria Editrice Vaticana, https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/en/audiences/2012/documents/hf_ben-xvi_aud_20120606.html). El conflicto de los siglos revela claramente adónde conducirá finalmente este movimiento: “Los que honran el sábado de la Biblia serán denunciados como enemigos de la ley y el orden, como quebrantadores de las restricciones morales de la sociedad, y por lo tanto causantes de anarquía y corrupción, las cuales atraen sobre la Tierra los juicios de Dios. […] Serán acusados de deslealtad hacia el Gobierno. Los ministros que niegan la obligación de observar la Ley divina predicarán desde el púlpito que hay que obedecer a las autoridades civiles porque fueron instituidas por Dios. En las asambleas legislativas y en las cortes de justicia se calumniará y condenará a los que guardan los Mandamientos” (ibíd., p. 649).

Si bien ahora es difícil ver que ocurra algo así, fíjate en lo rápido que puede cambiar nuestro mundo. ¿Qué deberían decirnos estos cambios acerca de la rapidez con que los acontecimientos del tiempo del fin pueden venir sobre nosotros?

Comentarios Elena G.W

El apóstol Pablo advirtió a la iglesia que no debía esperar la venida de Cristo en tiempo de él. «Ese día —dijo— no puede venir, sin que» haya venido «primero la apostasía», y sin que haya sido «revelado el hombre de pecado». 2 Tesalonicenses 2:3. Únicamente después que se haya producido la gran apostasía y se haya cumplido el largo período del reino del «hombre de pecado», podemos esperar el advenimiento de nuestro Señor. El «hombre de pecado», que también es llamado «misterio de iniquidad», «hijo de perdición» y «el inicuo», representa al papado, el cual, como está predicho en las profecías, conservaría su supremacía durante 1,260 años. Este período terminó en 1798. La venida del Señor no podía verificarse antes de dicha fecha. San Pablo abarca con su aviso toda la dispensación cristiana hasta el año 1798. Solo después de esta fecha debía ser proclamado el mensaje de la segunda venida de Cristo (El conflicto de los siglos, p. 356).

Satanás, como poderoso general, ha copado el campo; y en la última parte del tiempo que le queda está trabajando con todo método concebible para cerrar la puerta a la luz que Dios quiere que venga a su pueblo. Él recorre todo el mundo para fortalecer sus filas, y los pocos que son fieles a los requerimientos de Dios son los únicos que podrán resistir, y aun a ellos los está tratando de vencer…

Acudid a Dios por vosotros mismos; orad por iluminación divina, para estar seguros de que realmente conocéis la verdad, a fin de que cuando se despliegue el poder portentoso y obrador de milagros, y el enemigo venga como ángel de luz, distingáis entre la obra genuina de Dios y la obra de imitación de los poderes de las tinieblas…

Hay que amonestar al mundo, y cuando el mensaje del tercer ángel resuene en alta voz, las almas estarán plenamente preparadas para hacer decisiones a favor o en contra de la verdad (Mensajes selectos, t. 3, pp. 444, 445).

La Biblia declara que antes de la venida del Señor habrá un estado de decadencia religiosa análoga a la de los primeros siglos. «En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, incontinentes, fieros, aborrecedores de los que son buenos, traidores, protervos, hinchados de orgullo, amadores de los placeres, más bien que amadores de Dios; teniendo la forma de la piedad, mas negando el poder de ella». 2 Timoteo 3:15… Satanás obrará «con todo poder, y con señales, y con maravillas mentirosas, y con todo el artificio de la injusticia». Y todos los que «no admitieron el amor de la verdad, para que fuesen salvos», serán dejados para que acepten «operación de error, a fin de que crean a la mentira». 2 Tesalonicenses 2:9-11. Cuando se haya llegado a este estado de impiedad, se verán los mismos resultados que en los primeros siglos (El conflicto de los siglos, pp. 438, 439).

Elena G.W

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