- agosto 21, 2024
Miércoles 21 de agosto – ¿PUEDES BEBER MI COPA? – INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 2
INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 2 “Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, sino para servir y…
INSTRUYENDO A LOS DISCÍPULOS: PARTE 2
“Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mar. 10:45).
Miércoles: 21 de agosto
¿PUEDES BEBER MI COPA?
Lee Marcos 10:32 al 45. ¿Cómo revelan estos versículos la ignorancia persistente de los discípulos, no solo acerca de la misión de Jesús, sino también sobre lo que significa seguirlo?
Marcos 10:32-45
32 Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer: 33 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; 34 y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. 36 Él les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 37 Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. 38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? 39 Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; 40 pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado. 41 Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan. 42 Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. 43 Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. 45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Jesús se acerca cada vez más a Jerusalén durante sus viajes y, a medida que avanza, pone delante de sus discípulos lo que sucederá allí. No se trata del escenario que ellos tienen en mente o el que desean escuchar. La precisión de Jesús en cuanto al esquema de su muerte y su resurrección es impactante. Pero, cuando se trata de algo que uno no quiere oír, resulta demasiado fácil ignorarlo.
Esto es aparentemente lo que Jacobo y Juan hacen cuando se acercan a Jesús con un pedido privado. Jesús les pide que sean más concretos, y ellos le responden que quieren sentarse a su derecha y a su izquierda en su gloria. Es fácil criticar su pedido como una búsqueda egocéntrica de posiciones. Pero estos dos hombres se han dedicado al ministerio de Jesús, y sus deseos probablemente no eran de naturaleza completamente egoísta.
Jesús procura ayudarlos a profundizar su comprensión de lo que implica lo que están solicitando. Les pregunta si pueden beber su copa o ser bautizados con su bautismo. Su copa será la del sufrimiento en Getsemaní y en la cruz (compara con Marcos 14:36), mientras que su bautismo será su muerte y sepultura (Mar. 15:33-47), eventos estos que están en paralelo con su bautismo en Marcos 1.
Pero Santiago y Juan no captan el sentido de las palabras de Jesús y responden, con superficialidad, que en efecto pueden. Jesús profetiza entonces que en verdad beberán su copa y serán bautizados con su bautismo. Santiago fue el primero de los apóstoles en morir como mártir (Hech. 12:2). Juan fue el más longevo de los apóstoles y fue enviado al exilio en la isla de Patmos (Apoc. 1:9). Pero Jesús indica que los lugares ocupados en ocasión de la glorificación son establecidos por Dios.
¿Cómo respondieron los otros discípulos a la réplica de Jesús? No demasiado bien. La misma palabra griega, aganakteō, “enojarse, indignarse” –usada en Marcos 10:41 para los discípulos– designa, en Marcos 10:14, el enojo de Jesús ante el intento de mantener a los niños apartados de él.
Jesús reúne entonces a todo el grupo para compartir una de sus más profundas enseñanzas. Les señala que los gobernantes paganos usan el poder para obtener ventajas personales. Pero, en el Reino de Dios, el poder debe siempre ser usado para elevar y bendecir a otros. Jesús está a la cabeza como Rey del Reino de Dios. ¿De qué manera? Al entregar su propia vida en rescate, no precisamente lo que sus seguidores esperaban escuchar.
¿Qué significa como cristiano ser un “siervo” o “servidor” de otros? ¿Cómo manifiestas este principio en tu interacción diaria con otras personas?
Comentarios Elena G.W
En su vida y lecciones Cristo dio una perfecta ejemplificación del ministerio abnegado que tiene su origen en Dios. Dios no vive para sí. Al crear el mundo y al sostener todas las cosas, está ministrando constantemente a otros. «Hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueve sobre justos e injustos». Mateo 5:45. El Padre encomendó al Hijo este ideal de ministerio. Jesús fue dado para que permaneciera a la cabeza de la humanidad, y enseñara por su ejemplo qué significa ministrar. Toda su vida estuvo bajo la ley del servicio. El servía a todos, ministraba a todos.
Vez tras vez, Jesús trató de establecer este principio entre sus discípulos. Cuando Santiago y Juan le pidieron la preeminencia, les dijo: «Mas entre vosotros no será así; sino el que quisiere entre vosotros hacerse grande, será vuestro servidor; y el que quisiere entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo: como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos». Mateo 20:26-28 (Los hechos de los apóstoles, p. 289).
Santiago y Juan presentaron por medio de su madre la petición de que se les permitiera ocupar las más altas posiciones de honor en el reino de Cristo. El Salvador contestó: «No sabéis lo que pedís». Marcos 10:38… Jesús conocía el sacrificio infinito que costaría adquirir esa gloria, cuando «por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio». Hebreos 12:2. Ese gozo consistía en ver almas salvadas por su humillación, su agonía, y el derramamiento de su sangre…
Jesús les preguntó: «¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados del bautismo con que yo soy bautizado? Ellos dijeron: Podemos». Marcos 10:38, 39.
¡Cuán poco comprendían ellos lo que significaba ese bautismo! »A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo» (vers. 39, 40) (La edificación del carácter, pp. 54, 55).
[El Señor] convierte en su representante al siervo fiel y humilde: el que no se ensoberbecerá, ni pensará de sí más elevadamente de lo que deba pensar. La vida de tal siervo será dedicada a Dios como un sacrificio vivo, y esa vida será aceptada, usada y sostenida. Dios anhela hacer sabios a los hombres con su propia sabiduría divina, para que esa sabiduría pueda ser ejercida para provecho de Dios. El se manifiesta a sí mismo mediante el consagrado y humilde obrero.
Emplead cada facultad que os ha sido confiada como un sagrado tesoro, que ha de usarse para impartir a otros el conocimiento y la gracia recibidos. Así responderéis al propósito para el cual Dios os las ha dado. El Señor nos requiere que sumerjamos el yo en Jesucristo y que dejemos que toda la gloria sea para Dios (A fin de conocerle, p. 88).