Miércoles 21 de febrero – EL ENGAÑO DEL MAL CAMINO – SABIDURÍA PARA VIVIR CON RECTITUD

SABIDURÍA PARA VIVIR CON RECTITUD “Enséñanos a contar nuestros días de modo que nuestro corazón adquiera sabiduría” (Sal. 90:12). Miércoles:…

 Miércoles 21 de febrero – EL ENGAÑO DEL MAL CAMINO – SABIDURÍA PARA VIVIR CON RECTITUD

SABIDURÍA PARA VIVIR CON RECTITUD

“Enséñanos a contar nuestros días de modo que nuestro corazón adquiera sabiduría” (Sal. 90:12).

Miércoles: 21 de febrero

EL ENGAÑO DEL MAL CAMINO

Lee Salmo 141. ¿Por qué ora el salmista?

 

Salmo 141

1 Jehová, a ti he clamado; apresúrate a mí; Escucha mi voz cuando te invocare. Suba mi oración delante de ti como el incienso, El don de mis manos como la ofrenda de la tarde. Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios. No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, A hacer obras impías Con los que hacen iniquidad; Y no coma yo de sus deleites. Que el justo me castigue, será un favor, Y que me reprenda será un excelente bálsamo Que no me herirá la cabeza; Pero mi oración será continuamente contra las maldades de aquellos. Serán despeñados sus jueces, Y oirán mis palabras, que son verdaderas. Como quien hiende y rompe la tierra, Son esparcidos nuestros huesos a la boca del Seol. Por tanto, a ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos; En ti he confiado; no desampares mi alma. Guárdame de los lazos que me han tendido, Y de las trampas de los que hacen iniquidad. 10 Caigan los impíos a una en sus redes, Mientras yo pasaré adelante.

Salmo 141 es una oración para pedir protección contra las tentaciones internas y externas. El salmista no solamente se ve amenazado por los planes de los malhechores (Sal. 141:9, 10), sino también se siente tentado a actuar como ellos. El primer punto débil es el dominio propio al hablar, y el salmista ruega que el Señor vigile la puerta de sus labios (Sal. 141:3). Esta imagen alude a la vigilancia de las puertas que, en tiempos bíblicos, protegían la ciudad.

La tentación consiste también en saber si el hijo de Dios cederá al consejo de los justos o se dejará seducir por los manjares de los impíos (Sal. 141:4, 5). El salmista describe su corazón como la principal amenaza, porque allí se libra la verdadera batalla. Únicamente la oración incesante de total confianza y devoción a Dios puede salvar al hijo de Dios de la tentación (Sal. 141:2).

Lee Salmo 1:1; y 141:4. ¿Cómo se describe aquí el carácter progresivo y astuto de la tentación?

 

Salmo 1:1

1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

 

Salmo 141:4

No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, A hacer obras impías Con los que hacen iniquidad; Y no coma yo de sus deleites.

Salmo 141:4 describe la naturaleza progresiva de la tentación. Primeramente el corazón se inclina hacia el mal. En segundo lugar, practica el mal (el significado en hebreo subraya el carácter repetitivo de la acción). En tercer lugar, el corazón come de los manjares de los malvados; es decir, acepta sus malas prácticas como algo deseable.

Del mismo modo, en Salmo 1:1, la tentación viene a impedir que el hijo de Dios transite por las sendas del Señor, y lo hace andar en el consejo de los malos, detenerse en el camino de los pecadores y, finalmente, sentarse con los burladores. Malos, pecadores y burladores: no debemos ser como ellos ni dejar que nos alejen del Señor.

Los salmos describen el carácter progresivo, seductor y astuto de la tentación, lo que pone de relieve el hecho de que solamente la dependencia total del Señor puede garantizar la victoria. Los salmos subrayan la importancia de las palabras que pronunciamos y escuchamos en medio de la tentación. El final tanto de los impíos como de los justos debería enseñar al pueblo a buscar la sabiduría de Dios (Sal. 1:4-6; 141:8-10). Sin embargo, en ambos salmos, la vindicación final de los hijos de Dios continúa en el futuro. Esto significa que los creyentes son llamados a confiar pacientemente en Dios y a esperar en él.

Comentarios Elena G.W

Los ángeles están dedicados noche y día en el servicio de Dios para elevación del hombre de acuerdo con el plan de salvación. Se requiere del hombre que ame a Dios supremamente; es decir, con toda su fuerza, mente y corazón, y a su prójimo como a sí mismo. Esto no lo puede hacer a menos que se niegue a sí mismo. Dijo Cristo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame». Mateo 16:24

Escudriñemos cuidadosamente y veamos si la verdad que hemos aceptado ha llegado a ser un firme principio para nosotros. ¿Llevamos a Cristo con nosotros cuando salimos de la cámara de oración? ¿Está nuestra religión de guardia a la puerta de nuestros labios? ¿Se siente nuestro corazón atraído con simpatía y amor por los demás fuera de los de nuestra propia familia? ¿Estamos tratando diligentemente de obtener una comprensión más clara de la verdad bíblica para que podamos dejar resplandecer nuestra luz en los demás? ¿Podemos contestar estas preguntas en nuestras propias almas? Sea nuestra conversación sazonada con gracia y revele nuestra conducta elevación cristiana (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 512, 513).

Hay quienes siempre presentan excusas por andar de acuerdo con los consejos del enemigo. Hay quienes piensan que porque padecen una debilidad física, tienen el privilegio de pronunciar palabras mezquinas y actuar de manera antipática. Pero, ¿acaso no ha hecho provisión Jesús para que los tales venzan la tentación? ¿Han de ser desagradecidos e impíos por causa de las pruebas y las aflicciones? ¿No son acaso los rayos de la justicia de Cristo lo suficientemente luminosos como para disipar las sombras de Satanás?

Se afirma que la gracia de Dios es suficiente para contrarrestar todos los males y las pruebas contra los cuales tienen que luchar los seres humanos…

¡Oh, cuán precioso es Jesús para el alma que confía en el! Pero muchos andan en tinieblas porque sepultan su fe en las sombras de Satanás. No han hecho lo que podían hacer por medio de la gracia de Jesús. No hablan acerca de la fe, la esperanza y el valor. Jamás deberíamos permitirle a Satanás que crea que su poder para perturbar y molestar es mayor que el poder de Cristo para sostener y fortalecer (Cada día con Dios, p. 175).

Dios manda que llenemos la mente con pensamientos grandes y puros. Desea que meditemos en su amor y misericordia, que estudiemos su obra maravillosa en el gran plan de la redención. Entonces podremos comprender la verdad con claridad cada vez mayor, nuestro deseo de pureza de corazón y claridad de pensamiento será más elevado y más santo. El alma que mora en la atmósfera pura de los pensamientos santos, será transformada por la comunión con Dios por medio del estudio de las Escrituras…

La vida espiritual se fortalece con el conflicto. Las pruebas, cuando se las sobrelleva bien, desarrollan la firmeza de carácter y las preciosas gracias espirituales. El fruto perfecto de la fe, la mansedumbre y el amor, a menudo maduran mejor entre las nubes tormentosas y la oscuridad (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 39-41).

Elena G.W

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *