- junio 21, 2023
Miércoles 21 de junio – ENCENDIDOS CON LA GLORIA DE DIOS
ENCENDIDOS CON LA GLORIA DE DIOS “Después de eso vi a otro ángel descender del cielo con gran poder, y…
ENCENDIDOS CON LA GLORIA DE DIOS
“Después de eso vi a otro ángel descender del cielo con gran poder, y la Tierra fue iluminada con su gloria” (Apoc. 18:1).
Miércoles: 21 de junio
LA GLORIA DE DIOS LLENA LA TIERRA
Lee Apocalipsis 4:11; 5:12; 19:1; y 21:26. ¿Qué palabras se relacionan con la gloria de Dios que llena la Tierra según describe Apocalipsis 18:1?
Apocalipsis 4:11
11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
Apocalipsis 5:12
12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
Apocalipsis 19:1
1 Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro;
Apocalipsis 21:26
26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.
Apocalipsis 18:1
1 Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria.
El gran conflicto entre el bien y el mal en el Universo también tiene que ver con el honor o la reputación de Dios. Satanás, un ángel rebelde, ha declarado que Dios es injusto, que exige adoración pero da poco a cambio. El maligno declara que la Ley de Dios restringe nuestra libertad y limita nuestro gozo.
La vida, la muerte y la resurrección de Jesús derribaron ese mito. El que nos creó se sumergió en este pozo de serpientes de este mundo para redimirnos. En la Cruz, él respondió a las acusaciones de Satanás y demostró que Dios es a la vez amoroso y justo.
El pueblo de Dios del tiempo del fin, cautivado por su amor, preocupado por su honor, revela su gloria: un carácter amante y abnegado, ante un mundo egocéntrico e impío, y la Tierra se ilumina con la gloria del carácter de Dios.
Lee Éxodo 33:18 y 19. ¿De qué manera Dios le reveló su gloria a Moisés? ¿Cuál es la gloria de Dios?
Éxodo 33:18-19
18 Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. 19 Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.
La gloria de Dios es su carácter. La Tierra se llenará de la gloria de Dios cuando nosotros estemos llenos del amor de Dios y cuando su amor redentor transforme nuestro carácter.
Revelar su amor en nuestra vida personal revela su gloria, su carácter, al mundo. El último mensaje que llevan tres ángeles en medio del cielo para proclamar ante un mundo envuelto en tinieblas espirituales es: “ ‘¡Teman a Dios y denle gloria!’ ” (Apoc. 14:7).
No hay ninguna gloria en nosotros mismos por nuestras buenas obras, por nuestra justicia, ni por nuestra bondad. “El mensaje de la justicia de Cristo resonará de un extremo de la Tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. La gloria de Dios es la que termina la obra del tercer ángel” (TI 6:27). Elena de White también escribe: “¿Qué es justificación por la fe? Es la obra de Dios que abate en el polvo la gloria del hombre y hace por el hombre lo que este no puede hacer por sí mismo” (TM 467).
No hay ninguna gloria en nosotros mismos. Toda la gloria es de Dios.
Comentarios Elena G.W
No solo hemos de contemplar la gloria de Cristo, sino también hablar de su excelencia. Isaías no se limitó a contemplar la gloria de Cristo, sino que también habló de él. Mientras David meditaba, el fuego ardía; y luego habló con su lengua. Cuando pensaba en el amor maravilloso de Dios, no podía menos que hablar de lo que veía y sentía. ¿Quién puede mirar, por la fe en el plan maravilloso de la salvación, la gloria del Hijo unigénito de Dios, sin hablar de ella? El amor insondable que se manifestó en la cruz del Calvario por la muerte de Cristo para que no nos perdiésemos mas tuviésemos vida eterna, ¿quién lo puede contemplar y no hallar palabras para ensalzar la gloria del Señor? (El discurso maestro de Jesucristo, p. 39).
La Palabra de Dios ‘revela su carácter. El mismo declaró su infinito amor y piedad. Cuando Moisés dijo a Dios: «Ruégote me permitas ver tu gloria», Jehová respondió: «Yo haré que pase toda mi benignidad ante tu vista». Éxodo 33: 18, 19. Tal es su gloria. El Señor pasó delante de Moisés y clamó: «Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente, lento en iras y grande en misericordia y en fidelidad; que usa de misericordia hasta la milésima generación; que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado». Éxodo 34:6, 7. Él es «lento en iras y grande en misericordia», «porque se deleita en la misericordia». Jonás 4:2; Miqueas 7: 18.
Dios unió consigo nuestros corazones, mediante innumerables pruebas de amor en los cielos y en la tierra. Valiéndose de las cosas de la naturaleza y los más profundos y tiernos lazos que el corazón humano pueda conocer en la tierra, procuró revelársenos. Con todo, estas cosas solo representan imperfectamente su amor (El camino a Cristo, pp. 10, 11).
Ningún hombre podía ver la gloria revelada de Dios y sobrevivir; pero a Moisés se le asegura que él contemplará tanto de la gloria divina como puede soportar su estado mortal actual. Esa Mano que hizo el mundo, que sostiene las montañas en sus lugares toma a este hombre del polvo, este hombre de poderosa fe; y, misericordiosa, lo oculta en la hendidura de la peña, mientras la gloria de Dios y toda su benignidad pasan delante de él. ¿Podemos asombrarnos de que «la magnífica gloria» (2 Pedro 1: 17) resplandeciera en el rostro de Moisés con tanto brillo que la gente no lo pudiera mirar? La marca de Dios estaba sobre él, haciéndolo aparecer como uno de los resplandecientes ángeles del trono.
Este incidente, y sobre todo la seguridad de que Dios oiría su oración, y de que la presencia divina le acompañaría, eran de más valor para Moisés como caudillo, que el saber de Egipto, o todo lo que alcanzara en la ciencia militar. Ningún poder, habilidad o saber terrenales pueden reemplazar la inmediata presencia de Dios. En la historia de Moisés podemos ver cuán íntima comunión con Dios puede gozar el hombre. Para el transgresor es algo terrible caer en las manos del Dios viviente. Pero Moisés no tenía miedo de estar a solas con el Autor de aquella ley que había sido pronunciada con tan pavorosa sublimidad desde el monte Sinaí; porque su alma estaba en armonía con la voluntad de su Hacedor (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 524, 525).