- febrero 26, 2025
Miércoles 26 de febrero – SI ME ADORAS – EL CONFLICTO CÓSMICO
EL CONFLICTO CÓSMICO “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te…

EL CONFLICTO CÓSMICO

“Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón” (Gén. 3: 15).
Miércoles: 26 de febrero
SI ME ADORAS
El afán de Satanás por usurpar el Trono de Dios también se revela en los relatos de Mateo 4 y Lucas 4 acerca de las tentaciones de Jesús. En el sorprendente encuentro entre Jesús y el Tentador, se revela mucho acerca de la naturaleza del Conflicto. Aquí vemos la realidad del gran conflicto entre Cristo y Satanás, pero representada en términos crudos y gráficos.
Lee Mateo 4: 1 al 11. ¿Cómo se revela aquí la realidad del gran conflicto entre Cristo y Satanás?
Mateo 4: 1-11
1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
El Espíritu había “llevado” a Jesús al desierto con el propósito expreso de que Jesús fuera “tentado por el diablo” (Mat. 4: 1). Y, antes de afrontar este encuentro, Jesús ayunó durante cuarenta días. Cuando el Diablo llegó, tentó a Jesús para que convirtiera las piedras en pan, tratando así de aprovechar el hambre extrema de Jesús. Pero el Señor respondió a esta tentación con las Escrituras, y la estratagema de Satanás fracasó.
Luego, en un intento de hacer que Jesús actuara presuntuosamente, el Diablo lo tentó a arrojarse desde el pináculo del Templo. Satanás tergiversó las Escrituras para sugerir que, si Jesús era realmente el Hijo de Dios, los ángeles lo protegerían. Pero, interpretando correctamente la Escritura, Jesús vuelve a contrarrestar la tentación.
La tercera tentación revela claramente lo que el Diablo está tratando de lograr. Quiere que Jesús lo adore. Satanás intenta esta vez usurpar la adoración que solo se debe a Dios. Y, para hacerlo, muestra a Jesús “todos los reinos del mundo y la gloria de ellos” y luego afirma: “Todo esto te daré, si postrado me adoras” (Mat. 4: 8, 9). De hecho, en Lucas 4: 6, un texto paralelo al de Mateo, el Diablo afirma: “A ti te daré todo el poder de estos reinos y la gloria de ellos, porque a mí me ha sido entregada y a quien quiero la doy” (Luc. 4: 6). Una vez más, Jesús contrarresta la tentación con las Escrituras, y de nuevo Satanás fracasa.
En los tres casos, Jesús utilizó las Escrituras para defenderse de los ataques del Enemigo.
Efesios 6: 12 nos recuerda que “no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Aunque no deberíamos vivir con temor, ¿por qué debemos recordar siempre la realidad de la lucha que se libra a nuestro alrededor?
Comentarios Elena G.W
«Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo serviras».
Satanás le presentó a Jesús los reinos del mundo en la más halagüeña condición. Si Jesús consentía en adorarlo, él por su parte ofrecía renunciar a sus pretensiones al dominio de la tierra. Sabía Satanás que si el plan de salvación se llevaba a cabo y Jesús moría para redimir al género humano, su propio poder quedaría limitado y finalmente anulado, y él mismo sería destruido. Por lo tanto, su estudiado intento era impedir, si fuera posible, la realización de la magna obra comenzada por el Hijo de Dios. Si el plan de la redención del hombre fracasaba, Satanás poseería el reino que entonces pretendía; y se lisonjeaba de que, en caso de obtener éxito, reinaría en la tierra en oposición al Dios del cielo…
Pero Jesús se opuso al tentador con la repulsa: «Vete de mí, Satanás». Sólo había Jesús de inclinarse ante su Padre (Primeros escritos, pp. 156, 157).
Daba Satanás por suyo el señorío de la tierra, e insinuó a Jesús que podía ahorrarse todo sufrimiento, y que no necesitaba morir para obtener los reinos de este mundo, pues con tal que le adorase se haría dueño de todas las posesiones terrenas y tendría la gloria de reinar sobre ellas.
Pero Jesús se mantuvo firme. Sabía que iba a llegar el tiempo en que con su vida redimiría de Satanás el reino de la tierra y que, pasado algún tiempo, todo le quedaría sometido en el cielo y en la tierra. Escogió Jesús una vida de sufrimiento y una espantosa muerte como camino dispuesto por su Padre para llegar a ser legítimo heredero de los reinos de la tierra y recibirlos en sus manos como eterna posesión. También Satanás será entregado en sus manos para que la muerte lo destruya y no vuelva jamás a molestar a Jesús ni a los ángeles en la gloria (Primeros escritos, p. 157).
Cristo no dijo a sus discípulos que su trabajo sería fácil. Les mostró la vasta confederación del mal puesta en orden de batalla contra ellos. Tendrían que luchar «contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires». Efesios 6:12. Pero no se los dejaría luchar solos. Les aseguró que él estaría con ellos; y que si ellos avanzaban con fe, estarían bajo el escudo de la omnipotencia. Les ordenó que fuesen valientes y fuertes; porque Uno más poderoso que los ángeles estaría en sus filas: el General de los ejércitos del cielo (Los hechos de los apóstoles, p. 24).