Miércoles 26 de junio – EL JUICIO EN EL MILENIO – EL TRIUNFO DEL AMOR DE DIOS

EL TRIUNFO DEL AMOR DE DIOS “Y oí una gran voz del cielo que decía: ‘El Santuario de Dios estará…

 Miércoles 26 de junio – EL JUICIO EN EL MILENIO – EL TRIUNFO DEL AMOR DE DIOS

EL TRIUNFO DEL AMOR DE DIOS

“Y oí una gran voz del cielo que decía: ‘El Santuario de Dios estará con los hombres. Él habitará con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos, y será su Dios. Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. Y no habrá más muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron’ ” (Apoc. 21:3, 4).

Miércoles: 26 de junio

EL JUICIO EN EL MILENIO

Lee Apocalipsis 20:4 al 6. ¿Qué harán los justos durante los mil años y por qué es importante?

 

Apocalipsis 20:4-6

Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

Durante el Milenio, los justos tendrán la oportunidad de observar de primera mano la justicia y el amor de Dios en la forma en que él resolvió el problema del pecado. ¿Quién no tiene preguntas que le gustaría hacer a Dios sobre muchas cosas? Ahora, durante el Milenio en el Cielo, los redimidos pueden plantearle esas preguntas. Si un ser querido o un amigo íntimo no está en el Cielo, los salvados tienen la oportunidad de comprender mejor las decisiones de Dios. De una manera nueva, con más fuerza que nunca, los redimidos captarán los poderosos intentos de Dios por salvar a cada persona que haya vivido alguna vez. Nuevamente reconocerán que todo el que está perdido se ha perdido el Cielo a causa de su propio rechazo personal de Cristo. Solo entonces Dios traerá el Juicio Final –la segunda muerte, que es la destrucción eterna– sobre los perdidos.

Lee Apocalipsis 20:7 al 9. ¿Cómo concluyen los mil años? ¿Cuál es el destino de Satanás y sus seguidores?

 

Apocalipsis 20:7-9

Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.

Durante mil años, Satanás no ha tenido a nadie a quien tentar ni engañar. Él y sus ángeles han estado solos para reflexionar sobre las consecuencias mortales del pecado. Al final del Milenio, los impíos muertos resucitan para enfrentar el juicio y recibir su recompensa final (Apoc. 20:5).

Ahora Satanás tiene un vasto ejército de seguidores. Aunque Satanás ha sufrido derrota tras derrota en el Gran Conflicto, se siente animado al ver la enorme multitud de los perdidos. Aún no está dispuesto a terminar su rebelión, por lo que sale a engañar a estas “naciones”. Satanás los inspira a hacer un último gran esfuerzo para derrocar a Dios y establecer su propio reino. El término “Gog y Magog” se utiliza para describir a Satanás y a los inconversos de todas las edades. Satanás y sus seguidores rodean “el campamento de los santos y la ciudad amada” (Apoc. 20:9).

Al final del Milenio, no solo resucitarán todos los impíos, sino además la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén, descenderá del Cielo a la Tierra (Apoc. 21:2). Los santos han estado viviendo y reinando con Cristo en la Nueva Jerusalén durante el Milenio. Ahora, al final de los mil años, la ciudad desciende a la Tierra junto con Dios, Jesús, los ángeles y todos los redimidos. Todos están presentes para la batalla final del Gran Conflicto. El pecado está a punto de ser erradicado de una vez por todas.

¿Qué dice el calendario del Juicio Final sobre el carácter de Dios?

Comentarios Elena G.W

Después vi tronos en los cuales estaban sentados Jesús y los redimidos. Los santos reinaban como reyes y sacerdotes de Dios. En unión con los suyos juzgaba Cristo a los impíos muertos, comparando sus acciones con el libro del estatuto, la Palabra de Dios, y fallando cada caso según lo hecho con el cuerpo. Después sentenciaban a los impíos a la pena que debían sufrir de acuerdo con sus obras, y quedaba escrita frente a sus nombres en el libro de la muerte. También Satanás y sus ángeles fueron juzgados por Jesús y los santos. El castigo de Satanás había de ser mucho más terrible que el de aquellos a quienes engañó. Su sufrimiento había de ser incomparablemente mayor. Después de perecer todos los que fueron engañados por él, Satanás iba a continuar viviendo para sufrir mucho más tiempo (Primeros escritos, pp. 290, 291).

Al fin de los mil años, Jesús, el rey de gloria, desciende de la santa ciudad, vestido con el fulgor de un relámpago, y se posa sobre el monte da las Olivas el mismo monte de donde ascendió después de su resurrección—. Tan pronto como él posó los pies en ella, se partió convirtiéndose en una dilatada llanura, y es preparada para la recepción de la santa ciudad en la cual está el paraíso de Dios, el Jardín del Edén, que fue trasladado al cielo después de la transgresión del hombre. Ahora desciende con la santa ciudad, más hermoso y gloriosamente adornado que cuando fue removido de la tierra. La ciudad de Dios desciende y se asienta sobre la poderosa llanura preparada para este propósito (La segunda venida y el cielo, p. 116).

Dios es la fuente de la vida; y cuando uno elige el servicio del pecado, se separa de Dios, y se separa así de la vida. Queda privado «de la vida de Dios». Cristo dice: «Todos los que me aborrecen, aman la muerte». Efesios 4:18; Proverbios 8:36. Dios les da la existencia por un tiempo para que desarrollen su carácter y revelen sus principios. Logrado esto, reciben los resultados de su propia elección. Por una vida de rebelión, Satanás y todos los que se unen con él se colocan de tal manera en desarmonía con Dios que la misma presencia de él es para ellos un fuego consumidor. La gloria de Aquel que es amor los destruye (El Deseado de todas las gentes, pp. 712, 713).

Tal como el arco iris se forma en las nubes por la unión de los rayos del sol y las gotas de lluvia, el arco iris que rodea el trono representa el poder combinado de la misericordia y la justicia. No solo hay que afirmar la justicia, porque eclipsaría la gloria del arco iris de la promesa que está sobre el trono; los hombres solo verían la condenación de la ley. Si no hubiera justicia ni sanción, el gobierno de Dios carecería de estabilidad. La unión de la justicia y la misericordia perfecciona la salvación (Maranata: el Señor viene, 14 de noviembre, p. 336).

Elena G.W

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