Miércoles 28 de junio – PABLO Y LOS EFESIOS

PABLO Y LOS EFESIOS “Y nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, que se había…

 Miércoles 28 de junio – PABLO Y LOS EFESIOS

PABLO Y LOS EFESIOS

“Y nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, que se había propuesto en Cristo, para que, llegado el tiempo, reuniera en él, bajo una sola cabeza, todo lo que está en el Cielo y lo que está en la tierra” (Efe. 1:9, 10).

Miércoles: 28 de junio

EFESIOS EN SU TIEMPO

¿Cómo comienza y termina Pablo su carta a los creyentes de Éfeso? ¿Qué aprendemos acerca de sus deseos más profundos para ellos? Ver

 

Efesios 1:1 y 2; y 6:21 al 24.

Efesios 1:1-2

1Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

 

Efesios 6:21-24

21 Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor, 22 el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones. 23 Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo. 24 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.

Al comienzo de la carta, Pablo se identifica como el autor (Efe. 1:1). Hacia la mitad de la carta, Pablo nuevamente se identifica por nombre y se etiqueta como “prisionero de Cristo Jesús por amor a ustedes los gentiles” (Efe. 3:1), lo que introduce una reflexión personal sobre su trabajo como apóstol (Efe. 3:1–13). Hacia el final de la carta, nuevamente se refiere a su encarcelamiento (Efe. 6:20) y concluye con palabras personales (Efe. 6:21, 22). Si bien algunos eruditos niegan que la carta haya sido escrita por Pablo, es importante notar que la epístola claramente establece a Pablo como su autor. La mayoría de los cristianos acepta, y con razón, que Pablo es el autor.

¿En qué sentido se preocupa Pablo por el efecto que tendrá su encarcelamiento en los creyentes de Éfeso? Ver Efesios 3:13.

 

Efesios 3:13

13 por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.

Efesios parece compartir el mismo tiempo y circunstancias generales con otras cartas que Pablo escribe desde la prisión: Colosenses (ver especialmente Col. 4:7, 8) y Filemón. Además, parece haber pasado un tiempo considerable desde que Pablo ministró en Éfeso (Efe. 1:15; 3:1, 2). Probablemente Pablo haya escrito Efesios en una prisión de Roma alrededor del año 62 d.C.

En Efesios, Pablo ofrece pocos detalles sobre la situación de su audiencia en Éfeso. El alcance de su atención es amplio. Aborda un gran lapso, comenzando con las decisiones de Dios tomadas “antes de la creación del mundo” (Efe. 1:4), y reflexiona ampliamente sobre los grandes temas de la salvación de Dios ofrecida en Cristo. Al hacerlo, la carta exhibe un estilo literario exaltado, con oraciones largas, expresiones repetitivas y metáforas desarrolladas. Pablo utiliza ese estilo en otras partes (p. ej., Rom. 8:31–39), pero se concentra en Efesios, que presenta una gran cantidad de expresiones de alabanza, oración y adoración (Efe. 1:3–14, 15–23; 3:14–21) y ofrece pasajes sumamente retóricos y cuidadosamente elaborados (p. ej., Efe. 4:1–16; 5:21–33; 6:10–20).

Comentarios Elena G.W

La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Efesios 6:24.

Muchos dan por sentado que son cristianos simplemente porque aceptan ciertos dogmas teológicos. Pero no han hecho penetrar la verdad en la vida práctica. No la han creído ni amado; por lo tanto, no han recibido el poder y la gracia que provienen de la santificación de la verdad. Los hombres pueden profesar creer en la verdad; pero esto no los hace sinceros, bondadosos, pacientes y tolerantes, ni les da aspiraciones celestiales; es una maldición para sus poseedores, y por la influencia de ellos es una maldición para el mundo.

 El mundo necesita evidencias de sincero cristianismo. El profeso cristianismo puede verse por doquiera; pero cuando el poder de la gracia de Dios se vea en nuestras iglesias, los miembros realizarán las obras de Cristo. Rasgos de carácter naturales y hereditarios serán transformados. La morada interna de su Espíritu los habilitará a revelar la semejanza de Cristo, y en proporción con la pureza de su piedad, será el éxito de su obra (La maravillosa gracia de Dios, p. 263).

En ocasiones, las dificultades que encontraremos serán muy desalentadoras. La misma grandeza de la tarea nos abrumará. Y, sin embargo, con la ayuda de Dios sus siervos triunfarán finalmente. Por lo cual pido hermanos míos, que no desmayéis a causa de las tribulaciones que os esperan. Jesús estará con vosotros. Él irá delante de vosotros por medio de su Santo Espíritu, preparando el camino. Y él será vuestro ayudador en toda emergencia.

«‘Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura; y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios (Notas biográficas de Elena G. de White, pp. 480, 481).

En favor de los creyentes de Éfeso, el apóstol rogó así: «Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; siendo iluminados los ojos de vuestro entendimiento, para que conozcáis cuál sea la esperanza de vuestra vocación… y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros que creemos». Efesios l: 17-19 (VM). Que el ministerio del Espíritu divino iluminara el entendimiento y revelara a la mente las cosas profundas de la santa Palabra de Dios, tal era la bendición que San Pablo pedía para la iglesia de Éfeso (El conflicto de los siglos, p. 12).

Elena G.W

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