Miércoles 4 de septiembre – LA GRAN TRIBULACIÓN – LOS ÚLTIMOS DÍAS

LOS ÚLTIMOS DÍAS “Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Entonces…

 Miércoles 4 de septiembre – LA GRAN TRIBULACIÓN – LOS ÚLTIMOS DÍAS

LOS ÚLTIMOS DÍAS

“Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Entonces él enviará a sus ángeles y juntará a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo” (Mar. 13: 26, 27).

Miércoles: 4 de septiembre

LA GRAN TRIBULACIÓN

Lee Marcos 13:19. ¿A qué se refiere este versículo?

 

Marcos 13:19

19 porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá.

Marcos 13:14 se refiere a la abominación asoladora y es el eje alrededor del cual gira el capítulo (ver la lección del martes). Marcos 13:19 marca también un punto de transición y se refiere a una gran tribulación sin precedentes desde la creación del mundo. Esto presagia una persecución más intensa que la ocurrida en ocasión de la caída de Jerusalén. Marcos 13:19 cambia también al tiempo verbal futuro, señalando así hacia eventos cronológicamente distantes respecto de la época de Jesús.

Así como Marcos 13:14 refleja la profecía de Daniel 9, la gran persecución descrita aquí en Marcos 13:19 al 23 se hace eco de las profecías de Daniel 7 y 8, donde el poder representado por el cuerno pequeño persigue al pueblo de Dios durante “tiempo, dos tiempos y medio tiempo” (Dan. 7:25). Este período profético de 1.260 días equivale a 1.260 años literales (Núm. 14:34; Eze. 4:6) y se extendió desde el año 538 d.C. hasta el año 1798 d.C. En 1798, Napoleón envió a su general para encarcelar al papa. Durante este período de 1.260 años, el poder simbolizado por el cuerno pequeño persiguió y mató a quienes no estaban de acuerdo con su sistema de gobierno eclesiástico.

Lee Marcos 13:20 al 23. ¿Qué esperanza ofrece Dios a su pueblo durante el tiempo de persecución y qué advertencia le hace al final?

 

Marcos 13:20-23

20 Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días. 21 Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. 22 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. 23 Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes.

Marcos 13:20 habla de un acortamiento de la persecución por causa del pueblo de Dios. Históricamente, los fuegos de la persecución se atenuaron tras el surgimiento de la Reforma protestante, y se acortó así el tiempo de aflicción. A medida que el poder del cuerno pequeño decrecía, más personas se unían a las reformas. Pero el poder del cuerno pequeño volvería a surgir, como lo indica la profecía de Apocalipsis 13.

En Marcos 13:21 al 23, Jesús previene acerca de otro peligro, el de los falsos profetas y cristos, los cuales surgirán antes de que él regrese. Jesús advierte a sus seguidores que se cuiden de ellos.

Cuando Jesús advirtió sobre los falsos cristos, su movimiento había recién comenzado; sin embargo, fue capaz entonces de hacer una predicción tan asombrosa, que se ha hecho realidad (aun hoy hay personas que afirman ser Jesús). ¿Cómo debería el cumplimiento de esta predicción aumentar nuestra confianza en la Palabra de Dios?

Comentarios Elena G.W

El tiempo de angustia cual nunca fue está próximo a caer sobre nosotros; y necesitaremos una experiencia que ahora no tenemos, y que muchos no se preocupan por obtener. A menudo ocurre que la angustia es mayor en la imaginación que en la realidad; pero no será así en la crisis que tenemos por delante. La descripción más vívida no logra dar idea de la magnitud de la prueba…

La ira de Satanás aumenta a medida que su tiempo se acorta, y su obra de engaño y destrucción alcanza su culminación durante el tiempo de angustia… Satanás ejercerá su poder sobre todos los que se hayan entregado a su dominio, y sumergirá a los habitantes de la Tierra en una gran angustia final. Cuando los ángeles de Dios dejen de retener los fieros vientos de las pasiones humanas, se desatarán todos los elementos de contienda. El mundo entero se verá envuelto en una ruina más terrible que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén.

En medio del tiempo de angustia cual nunca hubo desde que fue nación, sus escogidos permanecerán inconmovibles. Satanás, con toda la hueste del mal, no puede destruir al más débil de los santos de Dios (Maranatha, p. 275; parcialmente en Maranata: el Señor viene, p. 238).

A medida que se abría delante de mí la condición de la iglesia y del mundo, y a medida que observaba las terribles escenas que se desarrollaban delante de nosotros, me sentí alarmada por las perspectivas. Y noche tras noche, mientras toda la casa dormía, yo redactaba las cosas que me fueron dadas por Dios. Se me mostraron las herejías que se levantarán, los engaños que prevalecerán, el poder milagroso de Satanás los falsos cristos que aparecerán— que engañarán a la mayor parte, aun del mundo religioso, inclusive, y que arrastrarán, si es posible, aun a los elegidos (Mensajes selectos, t. 3, p. 129).

De la destrucción de Jerusalén, Cristo pasó rápidamente al acontecimiento mayor, el último eslabón de la cadena de la historia de esta tierra la venida del Hijo de Dios en majestad y gloria. Entre estos dos acontecimientos, estaban abiertos a la vista de Cristo largos siglos de tinieblas, siglos que para su iglesia estarían marcados con sangre, lágrimas y agonía. Los discípulos no podían entonces soportar la visión de estas escenas, y Jesús las pasó con una breve mención. «Habrá entonces grande aflicción —dijo—, cual no fue desde el principio del mundo hasta ahora, ni será. Y si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados». Durante más de mil años iba a imperar contra los seguidores de Cristo una persecución como el mundo nunca la había conocido antes. Millones y millones de sus fieles testigos iban a ser muertos. Si Dios no hubiese extendido la mano para preservar a su pueblo, todos habrían perecido. «Mas por causa de los escogidos —dijo—, aquellos días serán acortados» (El Deseado de todas las gentes, p. 584).

Elena G.W

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