Miércoles 7 de agosto – CON LA LENGUA TRABADA – DE ADENTRO HACIA AFUERA

MILAGROS ALREDEDOR DEL LAGO “Nada exterior al hombre puede entrar en él y contaminarlo. Más bien lo que sale del…

 Miércoles 7 de agosto – CON LA LENGUA TRABADA – DE ADENTRO HACIA AFUERA

MILAGROS ALREDEDOR DEL LAGO

“Nada exterior al hombre puede entrar en él y contaminarlo. Más bien lo que sale del hombre es lo que lo contamina” (Mar. 7:15).

Miércoles: 7 de agosto

CON LA LENGUA TRABADA

Lee Marcos 7:31 al 37. ¿Quién fue traído ante Jesús y qué hizo Jesús por él?

Jesús no eligió el camino más corto para regresar a Galilea desde Tiro y Sidón. Parece que se dirigió al norte desde la región de Tiro, subió por el territorio de Sidón y luego descendió hacia el interior por el noreste del Mar de Galilea, para llegar finalmente cerca del mar mismo. Fue un recorrido indirecto, lo que probablemente le permitió dedicar tiempo adicional a la instrucción de sus discípulos. El texto no indica quién fue exactamente la persona que trajo al hombre ante Jesús, pero el problema de este era suficientemente evidente: no podía oír y tenía dificultades para hablar. La pérdida de la audición aísla a las personas de su entorno, mientras que la sordera profunda puede hacer que resulte desafiante para una persona aprender a hablar. El problema de este hombre pudo haber sido de larga data. Jesús comprende la difícil situación del hombre y lo lleva aparte. La manera en que el Señor sana a esta persona es curiosa, particularmente para un lector moderno. Pone sus dedos en los oídos del hombre, escupe, toca la lengua del afectado y suspira o gime profundamente. Jesús toca las partes afectadas que sanará en el hombre, pero ¿por qué el suspiro o el gemido? “Suspiró al pensar en los oídos que no querían abrirse a la verdad y las lenguas que se negaban a reconocer al Redentor” (DTG 371). Jesús restauró milagrosamente la audición del hombre e hizo que fuera capaz de hablar con claridad. Su suspiro ilustra los límites que Dios se ha impuesto a sí mismo en relación con la libertad de elección de la humanidad. Él no forzará la voluntad. Todos los humanos son libres de elegir a quién permitirán que dirija su vida: al Príncipe de la vida o al de las tinieblas. Jesús podía abrir los oídos de los sordos, pero no forzaría los corazones incrédulos para que lo reconocieran como el Mesías. Esta breve historia también ilustra lo que Dios puede hacer por quienes se vuelven por propia decisión a él. Tal vez hayas experimentado reticencia a compartir tu fe, sintiendo que tu lengua estaba atada en cuanto a lo que debías decir. Este milagro es animador, pues demuestra que Jesús puede abrir tus oídos para que seas sensible a las necesidades de otros y compartas con ellos una palabra oportuna que los ayude en su senda.

¿Qué estás haciendo con los dones de la audición y del habla (en verdad son dones) que has recibido? ¿Cómo los estás usando?

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