• noviembre 15, 2024

Noviembre 15 – CRISTO REDIME – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA VICTORIOSA MI VIDA HOY Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores,…

 Noviembre 15 – CRISTO REDIME – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA VICTORIOSA

MI VIDA HOY

Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos. (Rom. 5:19)

A Cristo se lo llama el segundo Adán. Con toda su pureza y santidad, relacionado con Dios, y amado relacionado con Dios y amado por él, comenzó allí donde había empezado el primer Adán. Voluntariamente pasó por el terreno en que Adán había caído, y redimió el fracaso de aquél.

Pero el primer Adán estaba en mejores condiciones que Cristo, en todo sentido. Las maravillosas medidas tomadas en favor del hombre en el Edén se debían a Dios, que lo amaba. Todo era puro e inmaculado en la naturaleza…Ni una sombra se interponía entre ellos (Adán y Eva)  y su Creador. Ellos sabían que Dios era su Padre benigno, y en todas las cosas su voluntad se plegaba a la de Dios…

Pero Satanás se acercó a los moradores del Edén y les insinuó dudas respecto a la sabiduría divina. Acusó al Señor, su Padre celestial y Soberano, de ser egoísta, porque, para poner a prueba su lealtad, les había prohibido que comieran del árbol de la ciencia…

Cristo fue tentado en forma cien veces más que Adán, y en circunstancias mucho peores en todo sentido. El engañador se presentó como un ángel de luz, pero Cristo resistió a sus tentaciones. Redimió la vergonzosa caída de Adán y salvó al mundo…

Dentro de su carácter humano, Cristo mantuvo la pureza de su carácter divino. Vivió la ley de Dios y la honró en este mundo de transgresiones, revelando al universo celestial, a Satanás y a los perdidos hijos de Adán, que por medio de su gracia la humanidad puede guardar la ley de Dios. Vino para impartir su propia naturaleza divina, y su propia imagen al alma arrepentida y creyente (YI, 02-06-1898)

El triunfo de Cristo fue tan completo como el fracaso de Adán. Por lo tanto, podemos resistir la tentación, y obligar a Satanás a que se aleje de nosotros. (MS 15, 1908) (334)

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