• noviembre 23, 2024

Noviembre 23 – CON VERACIDAD – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA VICTORIOSA MI VIDA HOY El resto de Israel no hará iniquidad, ni dirá mentira, ni en boca…

 Noviembre 23 – CON VERACIDAD – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA VICTORIOSA

MI VIDA HOY

El resto de Israel no hará iniquidad, ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa: porque ellos serán apacentados y dormirán, y no habrá quien los espante. (Sof. 3:13)

La veracidad e integridad son cualidades divinas, y el que las posee está en posesión de un poder invencible. (MS 139, 1898)

Nunca prevariquéis; nunca digáis una mentira ni por precepto o ejemplo…Sed rectos e inflexibles. No deberíais admitir la más leve prevaricación. (MS 126, 1897)

El Salvador desprecia profundamente todos los engaños. El severo castigo que sufrieron Ananías y Safira bien lo demuestra. (RH, 13-04-1905)

Los labios mentirosos le son abominación. Declara  que a la santa ciudad “no entrará…ninguna cosa sucia, o que hace abominación y mentira”. (Apoc. 21:27). Aferrémonos a la veracidad con mano firme, y sea ella parte de nuestra vida. El jugar al tira y afloja con la verdad, y el disimular para acomodar los planes egoístas de uno, significa provocar el naufragio de la fe. Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad”. El que declara falsedades, vende su alma a bajo precio. Sus mentiras pueden parecerle útiles en casos de apuro; de esta manera le parecerá que adelanta en sus negocios como no podría hacerlo mediante un proceder correcto, pero llega finalmente al punto en que no puede confiar en nadie. Al ser él mismo un falsario, no tiene confianza en la palabra de otros. (HAp:57)

Ningún hombre puede enorgullecerse de su veracidad, porque no sabe lo que es a menos que haya vencido. Nadie conoce la fuerza de su veracidad y honradez hasta que pase la prueba de fuego que significa la tentación de adquirir fortuna por medios dudosos. (Carta 110, 1897)

Aquel cuyo corazón está henchido del amor que procede de Dios, no admite en su vida la exaltación del yo ni la falta de honradez. El que ha “nacido de nuevo” del Espíritu revela a Cristo en su vida diaria. Es recto en todo lo que emprende. No obra con maña, astucia, ni en secreto. El buen fruto que revela su vida da fe de la situación de su corazón. (RH, 04-05-1905) (342)

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