Sábado 11 de mayo – MOTIVADOS POR LA ESPERANZA

MOTIVADOS POR LA ESPERANZA “En ese día se dirá: ‘¡Este es nuestro Dios! Lo hemos esperado, y él nos salvará.…

 Sábado 11 de mayo – MOTIVADOS POR LA ESPERANZA

MOTIVADOS POR LA ESPERANZA

“En ese día se dirá: ‘¡Este es nuestro Dios! Lo hemos esperado, y él nos salvará. Este es el Señor a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación’ ” (Isa. 25:9).

Sábado: 11 de mayo

MOTIVADOS POR LA ESPERANZA

La segunda venida de Jesús es uno de los temas centrales de las Escrituras. Es un hilo de oro que recorre las páginas sagradas de la BibliaUn erudito ha calculado que hay 1.845 referencias a la segunda venida de Cristo en el Antiguo Testamento. En los 260 capítulos del Nuevo Testamento, hay más de 300 referencias al regreso de Cristo. Uno de cada 25 versículos lo menciona.

 Después de que la Reforma naufragara en Europa y se viera obstaculizada por divisiones y luchas, el protestantismo echó raíces en el Nuevo Mundo. En Estados Unidos muchos recogieron el manto de la verdad, incluyendo la verdad sobre la Segunda Venida. Entre ellos se encontraba un agricultor bautista llamado William Miller. Como resultado de su estudio de la Biblia, creyó que Jesús vendría pronto, durante el curso de su vida, y comenzó a predicar ese mensaje. Con ello inició un movimiento que, aunque enfrentó una gran desilusión, abrió ante muchos verdades bíblicas que todavía hoy son relevantes.

En la lección de esta semana examinaremos por qué la segunda venida de Cristo ha llenado de alegría el corazón de los creyentes a lo largo de los siglos y cómo podemos estar preparados para ese gran acontecimiento.

La lección de esta semana se basa en El conflicto de los siglos, capítulos 18 al 21.

Comentarios Elena G.W

Jesús va a venir, pero no será, como en su primer advenimiento, un niño en Belén; no como cabalgó al entrar en Jerusalén, cuando los discípulos alabaron a Dios con fuerte voz y clamaron: «¡Hosanna!»  sino que vendrá en la gloria del Padre y con todo el séquito de santos ángeles para escoltarlo en su traslado a la tierra. Todo el cielo se vaciará de ángeles, mientras los santos lo estén esperando, mirando hacia el cielo, como lo hicieron los galileos cuando ascendió desde el Monte de las Olivas. Entonces únicamente los que sean santos, los que hayan seguido plenamente al manso Dechado, se sentirán arrobados de gozo y exclamarán al contemplarle: »He aquí, este es nuestro Dios; le hemos esperado, y nos salvará»…

Teniendo tal perspectiva delante de nosotros, tan gloriosa esperanza, semejante redención que Cristo compró para nosotros con su propia sangre, ¿callaremos? ¿No alabaremos a Dios con voz fuerte, como lo hicieron los discípulos cuando Jesús cabalgó entrando en Jerusalén? ¿No es nuestra perspectiva mucho más gloriosa que la de ellos entonces? ¿Quién se atreve a prohibirnos que glorifiquemos a Dios, aun con fuerte voz, cuando tenemos tal esperanza, henchida de inmortalidad y de gloria? Hemos gustado las potestades del mundo venidero, y las anhelamos en mayor medida (Primeros escritos, pp. 109, 110).

¡Cristo viene pronto! No viene para escuchar los lamentos de la humanidad y luego de oír al pecador culpable confesar sus pecados, pronunciar sobre él la palabra de perdón; porque el caso de cada uno estará entonces decidido para vida o muerte… Los que hayan confesado sus pecados a Jesús mientras estaba en el santuario e hicieron amistad con él y amaron su regreso, tendrán escrito el perdón de todos sus pecados… Jesús regresa como ascendió al cielo, pero con mayor esplendor. Viene con la gloria de su Padre y con todos los santos ángeles que lo escoltan. En vez de la cruel corona de espinas que hirió sus sienes llevará una corona de resplandeciente gloria sobre su sagrada frente (La fe por la cual vivo, 11 de diciembre, p. 353).

Han pasado más de mil ochocientos años desde que el Salvador dio la promesa de su venida. A través de los siglos sus palabras han llenado de ánimo el corazón de sus fieles. La promesa todavía no se ha cumplido… pero, no por eso es menos segura la palabra que ha sido hablada…

El tiempo de la demora casi ha terminado. Los peregrinos y extranjeros que durante tanto tiempo han buscado un país mejor, ya casi han llegado… «Por lo cual, oh amados, estando en esperanza de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de él sin mácula, y sin reprensión, en paz». 2 Pedro 3:14 (Nuestra elevada vocación, 27 de diciembre, p. 369).

Elena G.W

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