Sábado 13 de julio – CONTROVERSIAS

CONTROVERSIAS “También les dijo: ‘El sábado fue hecho para el hombre, no el hombre para el sábado. Así, el Hijo…

 Sábado 13 de julio – CONTROVERSIAS

CONTROVERSIAS

“También les dijo: ‘El sábado fue hecho para el hombre, no el hombre para el sábado. Así, el Hijo del hombre es también Señor del sábado’ ” (Mar. 2:27, 28).

Sábado: 13 de julio

CONTROVERSIAS

Marcos 2:1 a 3:6 contiene cinco historias que ilustran la enseñanza de Jesús en contraste con la de los dirigentes religiosos. Esas historias se encuentran en un patrón específico en el que cada historia sucesiva se vincula con la anterior mediante un tópico paralelo. La última de las historias da un rodeo y se reconecta con la primera.

Cada una de estas historias ilustra diferentes aspectos del ministerio de Jesús, como lo especifican las declaraciones que aparecen en Marcos 2:10, 17, 20 y 28. Las secciones del domingo, lunes y martes profundizarán en el significado de estos relatos y en las declaraciones de Jesús que se encuentran en ellos.

Marcos 3:20 al 35 es el objeto de estudio de los días miércoles y jueves.

Lo que también veremos es un ejemplo de una técnica que el escritor del Evangelio usa y que se conoce como “historias sándwich”. Este patrón narrativo aparece al menos seis veces en Marcos. En cada caso, el foco es algún aspecto importante de la naturaleza de Jesús y de su papel como Mesías, o de la naturaleza del discipulado.

Esta semana leeremos varias historias acerca de Jesús y veremos qué podemos aprender de ellas.

Comentarios Elena G.W

El efecto producido en el pueblo por la curación del paralítico fue como si el cielo se hubiera abierto para revelar las glorias de un mundo mejor. Al salir el que había sido curado por entre la muchedumbre, bendiciendo a Dios a cada paso y llevando su carga como si no pesara más que una pluma, el pueblo se apartaba para dejarle pasar, mirándolo con extrañeza y susurrando: «Hemos visto maravillas hoy». Lucas 5:26.

Hubo gran regocijo en la casa del paralítico cuando este volvió trayendo con facilidad la cama en que lentamente lo habían llevado de su presencia. Le rodearon con lágrimas de gozo, pudiendo apenas creer lo que sus ojos veían. Allí estaba él delante de ellos en todo el vigor de la virilidad. Aquellos brazos que ellos habían visto sin vida, obedecían con rapidez a su voluntad. La carne antes encogida y plomiza, ahora la veían fresca y sonrosada. El hombre andaba con paso firme y con soltura. El gozo y la esperanza se dibujaban en todo su semblante; y una expresión de pureza y paz había reemplazado las señales del pecado y del padecimiento. Una gozosa gratitud subía de aquella casa, y Dios resultaba glorificado por medio de su Hijo, quien había devuelto esperanza al desesperado, y fuerza al agobiado. Aquel hombre y su familia estaban dispuestos a dar la vida por Jesús. Ninguna duda obscurecía su fe, ninguna incredulidad disminuía su lealtad para con Aquel que había traído luz a su lóbrego hogar (El ministerio de curación, pp. 52, 53).

Jesús sabía que no podía hacer ningún bien a los escribas y fariseos a menos que se vaciaran de su suficiencia propia. Escogió odres nuevos para su vino nuevo de doctrina, e hizo de pescadores y creyentes ignorantes los heraldos de su verdad al mundo. Y sin embargo, aunque su doctrina parecía nueva al pueblo, en realidad no era una nueva doctrina, sino la revelación del significado de lo que había sido enseñado desde el principio. El propósito de Cristo era que sus discípulos tomaran la verdad sencilla y sin adulteraciones como la guía de su vida. No debían añadir a sus palabras ni dar un sentido forzado a sus declaraciones. No debían interpretar en forma mística las sencillas enseñanzas de las Escrituras ni depender de recursos teológicos para construir alguna teoría de origen humano. Las verdades vitales y sagradas fueron debilitadas en su significado cuando se le dio un sentido místico a las sencillas palabras de Dios, entre tanto que se le daba importancia a las teorías humanas (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, p. 1064).

Se observa mucha humildad espasmódica y espuria entre los cristianos profesos. Algunos, decididos a vencer el yo, se ponen tan bajo como sea posible; pero tratan de hacerlo con sus solas fuerzas, y la siguiente ola de alabanzas o adulación los eleva fuera de la vista. No están dispuestos a someterse completamente a Dios, y él no puede obrar por medio de ellos.

No acepten ninguna alabanza para sí mismos. No trabajen con una mente dividida, tratando de servir a Dios y al yo al mismo tiempo. Mantengan el yo fuera de la vista. Conduzcan sus palabras a los cansados y cargados a Jesús, el Salvador compasivo. Trabajen como viendo al que está a su mano derecha, listo para fortalecerlos para el servicio. La única seguridad para ustedes está en la dependencia total de Cristo (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 39).

Elena G.W

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