Sábado 6 de abril – ¿AMOR O EGOÍSMO? ESA ES LA CUESTIÓN

¿AMOR O EGOÍSMO? ESA ES LA CUESTIÓN “No temas, que yo estoy contigo. No desmayes, que yo soy tu Dios…

 Sábado 6 de abril – ¿AMOR O EGOÍSMO? ESA ES LA CUESTIÓN

¿AMOR O EGOÍSMO? ESA ES LA CUESTIÓN

“No temas, que yo estoy contigo. No desmayes, que yo soy tu Dios que te fortalezco. Siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isa. 41:10).

Sábado: 6 de abril

¿AMOR O EGOÍSMO? ESA ES LA CUESTIÓN

Supongamos que eres un pastor que cuida de sus cabras en las laderas del Monte de los Olivos. Oyes voces. Inmediatamente reconoces la voz de Jesús. Te asombra lo que dice. A sus discípulos les resulta difícil comprenderlo. Mientras el sol poniente resplandece en la cúpula dorada del Templo y se refleja en las magníficas paredes de mármol, Jesús afirma: “Les aseguro que no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada” (Mat. 24:2). Los discípulos están confundidos; y tú, también. ¿Qué podrían significar estas palabras? ¿Qué relación tienen con el fin del mundo, por el que preguntaron los discípulos de Jesús?

Absorto, escuchas cómo Jesús combina magistralmente la destrucción de Jerusalén con los sucesos previos a su regreso. Se describe la estrategia de Satanás para engañar y destruir al pueblo de Dios en el tiempo del fin. Las instrucciones de Jesús en Mateo 24 describen claramente los acontecimientos de los últimos días en el contexto de la caída de Jerusalén.

Estudiaremos la doble estrategia de Satanás para engañar y destruir al pueblo de Dios. Lo que el maligno no consigue mediante la persecución espera conseguirlo mediante la transigencia. A Dios nunca nada lo toma por sorpresa; protege a su pueblo incluso en los momentos más difíciles.

La lección de esta semana se basa en El conflicto de los siglos, capítulos 1 y 2.

Comentarios Elena G.W

En medio de la lucha y la ruina de la nación, los discípulos estarían acosados de peligros, y a menudo el miedo oprimiría sus corazones. Habrían de ver a Jerusalén desolada, el templo arrasado, su culto suprimido para siempre, e Israel esparcido por todas las tierras como náufragos en una playa desierta. Dijo Jesús: «Oiréis de guerras y rumores de guerras». «Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores». Mateo 24:6-8. A pesar de ello, los discípulos de Cristo no debían pensar que su esperanza era vana ni que Dios había abandonado al mundo. El poder y la gloria pertenecen a Aquel cuyos grandes propósitos se irán cumpliendo sin impedimento hasta su consumación. En aquella oración, que expresaba sus necesidades diarias, la atención de los discípulos de Cristo fue dirigida, por encima de todo el poder y el dominio del mal, hacia el Señor su Dios, cuyo reino gobierna a todos, y quien es Padre y Amigo eterno (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 101, 102).

El [capítulo 24] de Mateo nos presenta un resumen de lo que ha de sobrevenir al mundo. Vivimos en medio de los peligros de los últimos días. Los que perecen en el pecado deben recibir la advertencia. El Señor invita a todos aquellos a quienes ha confiado medios financieros a fin de que sean su mano ayudadora invirtiendo su dinero para el progreso de su obra. Nuestro dinero es un tesoro que el Señor nos ha prestado, y debe ser invertido en la tarea de dar al mundo el último mensaje de misericordia…

El que considera las cosas terrenales como el mayor bien, el que dedica su vida al esfuerzo de obtener riquezas mundanales, ciertamente está haciendo una pobre inversión. Cuando sea demasiado tarde verá que aquello en que confía se desmorona en el polvo. Sólo mediante la abnegación, mediante el sacrificio de las riquezas terrenales, se pueden obtener las riquezas eternas. El cristiano entra en el reino de los cielos por medio de mucha tribulación. Constantemente debe librar la buena batalla, y no deponer sus armas hasta que Cristo le dé reposo. Sólo al dar a Jesús todo lo que tiene puede asegurarse la herencia que durará por toda la eternidad (Cada día con Dios, 23 de mayo, p. 150).

Para el creyente, la muerte es asunto trivial. Cristo habla de ella como si fuera de poca importancia. «El que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre», «no gustará muerte para siempre», Para el cristiano, la muerte es tan solo un sueño, un momento de silencio y tinieblas. La vida está oculta con Cristo en Dios y «cuando Cristo, vuestra vida, se manifestare, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria». Juan 8:51, 52; Colosenses 3:4…

El mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos resucitará a su iglesia y la glorificará con él, por encima de todos los principados y potestades, por encima de todo nombre que se nombra, no solamente en este mundo, sino también en el mundo venidero (El Deseado de todas las gentes, p. 731).

Elena G.W

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