Sábado 9 de septiembre – EL LLAMADO A ESTAR FIRMES

EL LLAMADO A ESTAR FIRMES “Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su…

 Sábado 9 de septiembre – EL LLAMADO A ESTAR FIRMES

EL LLAMADO A ESTAR FIRMES

“Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan estar firmes contra las artimañas del diablo” (Efe. 6:10, 11).

Sábado: 9 de septiembre

EL LLAMADO A ESTAR FIRMES

Con ojos irritados, el siervo sale a los tropezones de su recámara y ve un espectáculo alarmante: un ejército grande, bien pertrechado y hostil, con “gente de a caballo y carros”. Al hablar al profeta Eliseo, balbucea la noticia, junto con una pregunta agobiante: “¡Señor mío! ¿Qué haremos?”

Eliseo responde: “No temas; porque más están con nosotros que con ellos”; una respuesta que no hace eco en el rostro del siervo. Eliseo le pide que se acerque, y ora por él: “ ‘Te ruego, Señor, que abras sus ojos para que vea’ ”. La oración del profeta recibe una respuesta inmediata. El siervo vuelve a subir por la escalinata de la muralla, pero esta vez se descorre el velo entre lo visible y lo invisible. Ahora no ve un ejército, sino dos. “El Señor abrió los ojos del criado, y vio el monte lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo” (2 Rey. 6:15–17).

Al redactar Efesios 6:10 al 20, Pablo ora para que los creyentes puedan ver plenamente la realidad del Gran Conflicto y recibir la esperanza que ella les revela.

Comentarios Elena G.W

«No hayas miedo: porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos». Y para que el siervo reconociese esto por su cuenta, «oró Eliseo, y dijo: Ruégote, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del mozo, y miró: y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor’ de Eliseo». Entre el siervo de Dios y las huestes de enemigos armados había un círculo protector de ángeles celestiales. Habían descendido con gran poder, no para destruir, ni para exigir homenaje, sino para rodear y servir a los débiles e inermes siervos del Señor.

Cuando los hijos de Dios se ven puestos en estrecheces, y a todas luces no pueden escapar, deben confiar tan solo en el Señor (Profetas y reyes, p. 192).

[Lla iglesia de Cristo es el instrumento de Dios para proclamar la verdad; él la ha dotado de poder para que realice una obra especial; y si ella es leal a Dios y obedece sus mandamientos, morará en su seno la excelencia del poder divino. Si permanece fiel, no habrá poder que le resista. Las fuerzas del enemigo no serán más capaces de vencerla que lo es el tamo para resistir el torbellino.

Aguarda a la iglesia el amanecer de un día glorioso, con tal que ella esté dispuesta a vestirse del manto de la justicia de Cristo y negarse a obedecer al mundo.

Dios invita a sus fieles, a los que creen en él, a que hablen con valor a los que no creen ni tienen esperanza. Volveos al Señor, vosotros los prisioneros de esperanza. Buscad fuerza de Dios, del Dios viviente. Manifestad una fe inquebrantable y humilde en su poder y en su buena voluntad para salvar. Cuando con fe echemos mano de su fuerza, él cambiará asombrosamente la perspectiva más desesperada y desalentadora. Lo hará para gloria de su nombre (Profetas y reyes, pp. 194, 195).

Satanás observa ansiosamente para hallar desprevenidos a los cristianos. ¡Oh, si los seguidores de Cristo recordaran que la eterna vigilancia es el precio de la vida eterna! Muchos poseen una fe adormecida. A menos que sean fortalecidos, reanimados, instados a obrar, sus almas se perderán.

El yo debe morir y Cristo debe reinar en el corazón como supremo y único. Los pensamientos deben estar sujetos a él. Entonces la vida será una honra para su nombre. El alma recibirá poder de lo alto para resistir los engañosos ardides de Satanás.

¿Se han olvidado los adventistas del séptimo día de la advertencia dada en el sexto capítulo de Efesios? Estamos comprometidos en una lucha contra las huestes de las tinieblas. A menos que sigamos de cerca a nuestro Guía, Satanás obtendrá la victoria sobre nosotros (Alza tus ojos, p. 198).

Elena G.W

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