• septiembre 2, 2024

Septiembre 02 – EJEMPLO DE SANTIFICACIÓN – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA SANTIFICADA MI VIDA HOY Maridos, amada vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se…

 Septiembre 02 – EJEMPLO DE SANTIFICACIÓN – Mi Vida Hoy

TEMA: UNA VIDA SANTIFICADA

MI VIDA HOY

Maridos, amada vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra, para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sin que fuese santa y sin mancha. (Efe. 5:25-27)

Esta es la santificación bíblica, que no se trata solamente de apariencia u obra exterior. Es la santificación que se recibe a través de la verdad. Es la verdad aceptada en el corazón y puesta en práctica en la vida.

Jesús, considerado como hombre, fue perfecto; sin embargo, siguió creciendo en la gracia. Según Lucas 2: 52: “Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres.” Hasta el cristiano más perfecto podría crecer continuamente en el conocimiento y el amor de Dios…

“Más creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”.

La santificación no es la obra de un momento, una hora o un día. Es un crecimiento constante en la gracia. Hay no sabemos cuán arduo será el conflicto que nos espera mañana. Satanás vive aún, y trabaja activamente; todos los días tenemos que clamar ardientemente a Dios pidiéndole ayuda y fuerza para resistir al enemigo. Mientras éste impere, tendremos que seguir dominando el yo y venciendo dificultades sin tregua; sin llegar a un punto en que podamos decir que hemos alcanzado la nieta…

La vida cristiana es una constante marcha hacia adelante. Jesús es el refinador y purificador de su pueblo; y cuando su imagen se refleje plenamente en sus hijos, éstos serán perfectos y santos, y estarán preparados para ser trasladados al cielo. (1T:339-340)

Cada cristiano debe adelantar diariamente en la vida divina. A medida que avanza hacia la perfección, se convierte a Dios cada día; y esta conversión no se consuma hasta que alcanza la perfección del carácter cristiano, o sea, la preparación plena para recibir el toque definitivo de la inmortalidad. (2T:505) (258)

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