Septiembre 12 – SANTIFICA A LOS OBEDIENTES – Mi Vida Hoy

El día del Señor que menciona Juan era el día de descanso en que Jehová descansó después de la extraordinaria obra de la creación, y que bendijo y santificó por haber descansado en él. Juan observó estrictamente el sábado en la isla de Patmos como lo guardaba cuando estaba entre la gente, predicando en ese día. Las peñas desoladas que lo rodeaban le hacían recordar el rocoso Horeb, trayéndole a la memoria la ocasión en que Dios dio la ley a su pueblo en ese sitio, diciendo: “Acuérdate has del día de reposo para santificarlo.”

El Hijo de Dios habló a Moisés desde la cima de la montaña. Dios convirtió las rocas en su santuario. Su templo eran las colinas eternas. El Legislador divino descendió sobre la montaña rocosa para proclamar su ley a oído de todo el pueblo, a fin de que éste quedara impresionado ante la inmensa y aterradora exhibición de su poder y gloria, y tuviera temor de transgredir sus mandamientos…La ley de Jehová era invariable, y las tablas sobre las cuales escribió esa ley era roca sólida, y representaban la inmutabilidad de sus preceptos. El peñascoso monte de Horeb se convirtió en un sitio sagrado para todos los que amaban y reverenciaban la ley de Dios.

Mientras Juan contemplaba las escenas de Horeb, el Espíritu del que santificó el séptimo día fue sobre él. Juan contempló el pecado de Adán al transgredir la ley divina, y los terribles resultados de esa transgresión. El amor infinito de Dios, que entregó a su Hijo para que redimiera la raza caída, era demasiado grande para poder expresarlo en palabras. Al presentarlo en su epístola, exhorta a la iglesia y al mundo que lo contemplen. (Santificación:54)

Todos los que consideran el sábado como una señal entre ellos y Dios…representarán los principios de su gobierno. Pondrán diariamente en práctica las leyes de su reino. Diariamente rogarán que la santificación del sábado descanse sobre ellos. (4TS:373) (268)