Me conmovió la historia de Jessy, un joven estadounidense.148 Llegó a Corea como maestro, pero se sumergió en el mundo de la droga y pasó a dedicarse, por las mañanas, a enseñar a niños y, por las noches, a vender droga.
Cuando descubrió que la policía lo buscaba, huyó a Tailandia, donde reincidió en el narcotráfico. Fue atrapado y sentenciado a muerte. Tras semanas en la cárcel, recibió su primera visita: Noom, un tailandés que trabajaba en la embajada de Estados Unidos. Jessy, enfadado por el tiempo transcurrido sin cartas ni llamadas de funcionarios, familiares o amigos, trató con ira a Noom.
En minutos, dañó más su situación, alejando con su maltrato al único que había mostrado interés en ayudarlo. Arrepentido, Jessy decidió aprender tailandés y comenzó a enviar cartas sistemáticamente a Noom quien, al principio, las ignoró.
Cuatro años después, Jessy fue llamado a la sala de visitas por segunda vez desde su entrada en prisión, y allí estaba Noom, con una sonrisa en los labios. Jessy pudo sentir su perdón. Entre lágrimas, comenta a la cámara: “Después de lo mal que yo lo había tratado, su visita me enseñó que se puede sanar una relación rota. Él me enseñó el valor del perdón.
Por años yo había culpado a mis padres de todos mis problemas, había sido incapaz de perdonarlos; pero al sentirme perdonado por Noom, supe que yo podía perdonar a mis padres, y lo hice. Desde entonces, percibo el mundo de una manera distinta”.
Seis meses después, Noom logró sacar a Jessy de la cárcel y devolverlo a su país. Jessy tiene un podcast a través del cual ha ayudado a muchas personas a superar la adicción; pudo acompañar a su madre en sus últimos meses de vida, y se mudó cerca de su padre, para verlo todos los días. “Mi padre y yo somos los mejores amigos ahora”, dice, “porque Noom me enseñó a perdonar”. Al sentirse perdonado por Noom, Jessy aprendió a perdonar a su padre.
La psiquiatra Marian Rojas Estapé comenta que aprendemos a perdonar cuando alguien nos perdona; y nos sugiere hacer un ejercicio: rebuscar en nuestro pasado todos los perdones que hemos recibido.
Recordando cómo esos perdones nos hicieron sentir, entenderemos cómo se sentirán otros si les damos nuestro perdón. Te invito, y me invito, a hacer este ejercicio hoy. Perdonar es más que liberarnos del resentimiento: es ayudar a otros a cambiar su vida. No me extraña que el perdón sea tan crucial en la Biblia.
“Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal” (Mateo 6:12).
148 Contada por él mismo en “Locked up Aborad”, National Geographic, temporada 10, episodio 2.