Viernes 15 de marzo – PARA ESTUDIAR Y MEDITAR – EL ANHELO DE DIOS EN SION

EL ANHELO DE DIOS EN SION “Anhelo y ardientemente deseo los atrios del Señor. Mi corazón y mi carne cantan…

 Viernes 15 de marzo – PARA ESTUDIAR Y MEDITAR – EL ANHELO DE DIOS EN SION

EL ANHELO DE DIOS EN SION

“Anhelo y ardientemente deseo los atrios del Señor. Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo” (Sal. 84:2).

Viernes: 15 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Reflexiona sobre el mensaje de Isaías 40 e Isaías 51:1 al 16. Los cantos de Sion suponen un compromiso absoluto de mantenerse enfocados en Sion y en la esperanza viva en el reinado soberano de Dios que este representa. Aunque muchas bendiciones del Santuario de Dios se experimentan en esta vida, la esperanza en la plenitud de la vida y el gozo en Sion todavía están puestas en el futuro. Muchos hijos de Dios añoran con lágrimas la Sion celestial (Sal. 137:1). Recordar a Sion implica no solamente un pensamiento ocasional, sino un interés deliberado y la decisión de vivir de acuerdo con ese recuerdo vivo (Éxo. 13:3; 20:8). Por eso, entonar los cantos de Sion conlleva la apasionada resolución de mantener viva la esperanza en la restauración del Reino de Dios en la Tierra Nueva (Apoc. 21:1-5). “Allí las mentes inmortales reflexionarán con deleite inagotable en las maravillas del poder creador, en los misterios del amor redentor. Allí no habrá enemigo cruel y engañador para tentar a olvidarnos de Dios. Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la mente ni agotará las energías. Podrán llevarse a cabo las mayores empresas, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, realizarse las ambiciones más encumbradas; y sin embargo surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetivos que agucen las facultades de la mente, el alma y el cuerpo” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 735). El compromiso de no olvidar a Sion es una promesa implícita, de los peregrinos del Señor, de que nunca aceptarán este mundo como su patria, sino que esperarán Cielos nuevos y Tierra Nueva. Por ende, los salmos de Sion pueden ser entonados por creyentes de todas las generaciones que anhelan vivir en la Nueva Jerusalén (Apoc. 3:12). Los cantos de Sion nos animan a anhelar el mundo futuro, pero también nos obligan a ser representantes de la gracia de Dios en este mundo presente.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
  1. ¿Cómo aprovechamos los principios espirituales y teológicos orientados al pueblo de Dios en Sion, un lugar literal en Jerusalén, para aplicarlos a la iglesia y a su misión en el mundo?
  2. Los creyentes, ¿cómo pueden morar hoy en el Santuario de Dios? (Juan 1:14-18; Heb. 12:22-24).
  3. ¿Cómo es que Sion se convertirá en la ciudad de todas las naciones, como anticipa Salmo 87? (Rom. 5:10; Efe. 2:11-16; Col. 1:19-23).
  4. ¿Cómo responderías a quien te señala la realidad de que los malvados prosperan en este mundo, mientras que hay muchos “buenos” que sufren? ¿Qué le dirías? ¿Por qué es importante reconocer que no tenemos respuestas completas para todo aquí y ahora?

Comentarios Elena G.W

[Los] los saduceos y fariseos resolvieron conjuntamente hacer cesar la obra de los discípulos, pues demostraban su culpabilidad en la muerte de Jesús. Poseídos de indignación, los sacerdotes echaron violentamente mano a Pedro y Juan y los pusieron en la cárcel pública.

No se intimidaron ni se abatieron los discípulos por semejante trato… El Dios del cielo, el poderoso Gobernador del universo, tomó por su cuenta el asunto del encarcelamiento de los discípulos, porque los hombres guerreaban contra su obra. Por la noche, el ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y dijo a los discípulos: «Id, y estando en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida». Hechos 5:20.

Poco antes de su crucifixión, Cristo había dejado a sus discípulos un legado de paz: «La paz os dejo —dijo—, mi paz os doy… Esta paz no es la paz que proviene de la conformidad con el mundo. Cristo nunca procuró paz transigiendo con el mal. La que Cristo dejó a sus discípulos es interior más bien que exterior, y había de permanecer para siempre con sus testigos a través de las luchas y contiendas (Exaltad a Jesús, p. 222).

¿Cuál fue la fortaleza de los que en tiempos pasados padecieron persecución por causa de Cristo? Consistió en su unión con Dios, con el Espíritu Santo y con Cristo. El vituperio y la persecución han separado a muchos de sus amigos terrenales, pero nunca del amor de Cristo. Nunca es tan amada de su Salvador el alma combatida por las tormentas de la prueba como cuando padece afrenta por la verdad. «Yo le amaré, y me manifestaré a él», dijo Cristo. Juan 14:21. Cuando el creyente se sienta en el banquillo de los acusados ante los tribunales terrenales por causa de la verdad, está Cristo a su lado. Cuando se ve recluido entre las paredes de una cárcel, Cristo se le manifiesta y le consuela con su amor, Cuando padece la muerte por causa de Cristo, el Salvador le dice: Podrán matar el cuerpo, pero no podrán dañar el alma…

«Los que confían en Jehová son como el monte de Sión, que no deslizará: estará para siempre. Como Jerusalem tiene montes alrededor de ella, así Jehová alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre». «De engaño y de violencia redimirá sus almas; y la sangre de ellos será preciosa en sus ojos». Salmo 125:1, 2 (Los hechos de los apóstoles, pp. 70, 71).

El peligro acecha en medio de la prosperidad. A través de los siglos, las riquezas y los honores han hecho peligrar la humildad y la espiritualidad. No es la copa vacía la que nos cuesta llevar; es la que rebosa la que debe ser llevada con cuidado. La aflicción y la adversidad pueden ocasionar pesar; pero es la prosperidad la que resulta más peligrosa para la vida espiritual. A menos que el súbdito humano esté constantemente sometido a la voluntad de Dios, a menos que esté santificado por la verdad, la prosperidad despertará la inclinación natural a la presunción (Profetas y reyes, p. 43).

Elena G.W

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