Sábado 25 de marzo – LA BATALLA EN EL CIELO

JESÚS GANA, SATANÁS PIERDE “Entonces el dragón se airó contra la mujer, y fue a combatir al resto de sus…

 Sábado 25 de marzo – LA BATALLA EN EL CIELO

JESÚS GANA, SATANÁS PIERDE

“Entonces el dragón se airó contra la mujer, y fue a combatir al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús” (Apoc. 12:17).

Sábado 25 de Marzo

JESÚS GANA, SATANÁS PIERDE

A lo largo de la historia, ha habido ejércitos que eran muy inferiores en número a sus contrincantes y que, aun así, ganaron importantes batallas.

Nosotros también estamos en una batalla de vida o muerte con un enemigo astuto. Luchamos en inferioridad de condiciones, contra todo pronóstico. Las fuerzas del mal parecen invencibles. Aparentemente, sufrimos ciertas pérdidas. La derrota parece inevitable. La victoria se muestra inalcanzable. Desde una perspectiva meramente humana, parece que las fuerzas de Satanás nos agobiarán.

Pero, gracias a Dios, aunque estemos en inferioridad de condiciones, aunque humanamente hablando llevemos las de perder, aunque los ataques de Satanás sean feroces, con Jesús finalmente obtendremos la victoria. La temática esencial del último libro de la Biblia, el Apocalipsis, es esta: Jesús gana, Satanás pierde. La esencia de esta batalla se describe en Apocalipsis 12, el énfasis de nuestro estudio en esta semana. Este estudio nos preparará en forma adecuada para entender Apocalipsis 14 y el mensaje de los tres ángeles.

Comentarios Elena G.W

El mundo caído es el campo de batalla del mayor conflicto que el universo celestial y los poderes de la tierra hayan presenciado jamás. Fue señalado como el escenario en el cual se libraría la mayor lucha entre el bien y el mal, entre el cielo y el infierno. Todo ser humano desempeña una parte en este conflicto. Nadie puede permanecer en terreno neutral. Los hombres pueden aceptar o rechazar al Redentor del mundo. Todos son testigos, en favor o en contra de Cristo. Cristo llama a los que se alistan bajo su estandarte para que entren con él en el conflicto como fieles soldados, para que puedan heredar la corona de la vida. Han sido adoptados como hijos e hijas de Dios. Cristo les ha dejado su promesa segura de que habrá un gran galardón en el reino de los cielos para que participen en su humillación y sufrimientos por causa de la verdad… Los que venzan al gran enemigo de Dios y el hombre con la fortaleza de Cristo, ocuparán un puesto en las cortes celestiales superior al de los ángeles que nunca cayeron (Hijos es hijas de Dios, p. 244). Cada paso de la vida puede acercarnos más al Señor Jesús, puede darnos una experiencia más profunda de su amor y aproximarnos tanto más al bendito hogar de paz. No perdáis pues vuestra confianza, pero tened una seguridad más firme que nunca antes. “¡Hasta aquí nos ha ayudado Jehová!” y nos ayudará hasta el fin. Miremos los monumentos conmemorativos de lo que Dios ha hecho para confortarnos y salvarnos de la mano del destructor. Tengamos siempre presentes todas las tiernas misericordias que Dios nos ha mostrado: las lágrimas que ha enjugado, las penas que ha quitado, las ansiedades que ha alejado, los temores que ha disipado, las necesidades que ha suplido, las bendiciones que ha derramado, y fortalezcámonos para todo lo que nos aguarda en el resto de nuestra peregrinación. No podemos sino prever nuevas perplejidades en el conflicto venidero, pero podemos mirar hacia lo pasado tanto como hacia lo futuro, y decir: “¡Hasta aquí nos ha ayudado Jehová!” “Según tus días, serán tus fuerzas.” Deuteronomio 33:25. La prueba no excederá a la fuerza que se nos dé para soportarla. Sigamos, por lo tanto, con nuestro trabajo dondequiera que lo hallemos, sabiendo que para cualquier cosa que venga, El nos dará fuerza proporcional a la prueba. (El camino a Cristo, p. 125). El Capitán de nuestra salvación fortalecerá a su pueblo para el conflicto en el cual deberá empeñarse. ¡Cuán a menudo, al oponer Satanás todas sus fuerzas a los que siguen a Cristo, y cuando la muerte los confrontaba, las fervientes oraciones, elevadas con fe, trajeron al capitán de la hueste del Señor al campo de la acción, cambiaron el curso de la batalla y libraron a los oprimidos! Ahora es el tiempo en que debemos unirnos estrechamente con Dios, para estar escondidos cuando el ardor de su ira se derrame sobre los hijos de los hombres (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 128).

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