Martes 19 de septiembre – SANDALIAS: LA IGLESIA HACE LA PAZ – “HACIENDO LA PAZ”

“HACIENDO LA PAZ” “Sobre todo, tomen el escudo de la fe, con que puedan apagar todos los dardos encendidos del…

 Martes 19 de septiembre – SANDALIAS: LA IGLESIA HACE LA PAZ – “HACIENDO LA PAZ”

“HACIENDO LA PAZ”

“Sobre todo, tomen el escudo de la fe, con que puedan apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomen el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efe. 6:16, 17).

Martes: 19 de septiembre

SANDALIAS: LA IGLESIA HACE LA PAZ

Un soldado romano que se preparaba para la batalla se ataba un par de resistentes sandalias militares. Una suela de varias capas presentaba clavos rugosos, lo que ayudaba al soldado a mantener la posición y a “estar firme” (Efe. 6:11, 13, 14). Pablo explica este calzado militar con vocabulario de Isaías 52:7, que celebra el momento en que un mensajero trae la noticia de que se ganó la batalla de Yahvéh a favor de su pueblo (Isa. 52:8–10) y ahora reina la paz: “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz!” (Isa. 52:7).

Repasa las ocho veces que Pablo recalca la paz en Efesios. ¿Por qué utiliza una detallada metáfora militar cuando está tan interesado en la paz? Efesios 1:2; 2:14, 15, 17; 4:3; 6:15, 23.

 

Efesios 1:2

Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

 

Efesios 2:14-15, 17

14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,

17 Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;

 

Efesios 4:3

solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

 

Efesios 6:15, 23

15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

23 Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo.

 Pablo celebra la paz como la obra de Cristo, “nuestra paz”, Aquel que predica la paz “a ustedes, que estaban lejos, y a los que estaban cerca” (Efe. 2:14-17), reuniendo a judíos y gentiles en “una nueva humanidad” (Efe. 2:15, NVI). Al mantener viva la historia evangélica del rescate de Cristo y su obra creadora de paz, al celebrar su victoria pasada y mirar hacia el grito de victoria futura, los creyentes se calzan y están listos para la batalla. Como el mensajero de Isaías 52:7, los creyentes son mensajeros que proclaman la victoria de Cristo y su paz.

Sin embargo, Pablo no quiere que entendamos su llamado a la acción como un llamado a tomar las armas militares literales contra nuestros enemigos. Por eso señala que los creyentes proclaman “el evangelio de paz” (Efe. 6:15). Tampoco desea que los creyentes sean combativos en sus relaciones con los demás, ya que ha enfatizado la unidad, las palabras edificantes y la benignidad (ver especialmente Efe. 4:25–5:2). La iglesia debe “hacer la paz” empleando el arsenal evangélico de las virtudes cristianas (humildad, paciencia, perdón, etc.) y las prácticas cristianas (oración, adoración). Esos actos son estratégicos, y apuntan hacia el gran plan de Dios para unificar todas las cosas en Cristo (Efe. 1:9, 10).

¿Cómo nos ayuda la siguiente cita a entender lo que la descripción militar de Pablo debería significar en nuestra vida como creyentes?: “Dios nos llama a ponernos la armadura. No queremos la armadura de Saúl, sino toda la armadura de Dios. Entonces podremos salir a trabajar con el corazón lleno de benignidad, compasión y amor semejantes a Cristo” (Elena de White, [Australasian] Union Conference Record, 28/7/1899).

Comentarios Elena G.W

El evangelio es un mensaje de paz. El cristianismo es un sistema que, de ser recibido y practicado, derramaría paz, armonía y dicha por toda la tierra. La religión de Cristo unirá en estrecha fraternidad a todos los que acepten sus enseñanzas…

Los hombres no pueden fabricar la paz. Los planes humanos, para la purificación y elevación de los individuos o de la sociedad, no lograrán la paz, porque no alcanzan al corazón. El único poder que puede crear o perpetuar la paz verdadera es la gracia de Cristo. Cuando ésta esté implantada en el corazón, desalojará las malas pasiones que causan luchas y disensiones.

Los rostros de los hombres y mujeres que andan y trabajan con Dios expresan la paz del cielo. Están rodeados por la atmósfera celestial. Para esas almas, el reino de Dios empezó ya. El Señor viene pronto. Hablen acerca de ello, oren para que así sea y créanlo. Transfórmenlo en una parte de su propia vida. Colóquense la armadura cristiana, y asegúrense de que sus pies estén «calzados con el apresto del evangelio de paz» (God’s Amazing Grace, p. 32; parcialmente en La maravillosa gracia de Dios, p. 32).

Hermanos y hermanas, ¿os pondréis la armadura cristiana? «Calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz», estaréis preparados para ir de una casa a otra, llevando la verdad a la gente. A veces encontraréis que es penoso hacer esta clase de obra; pero si salís con fe, el Señor irá delante de vosotros, y hará que su luz brille sobre vuestro sendero. Entrando en los hogares de vuestros vecinos para vender o para dar nuestras publicaciones y con humildad enseñarles la verdad, os veréis acompañados por la luz del cielo, que permanecerá luego en estos hogares (El evangelismo, p. 88).

El que está calzado con el apresto del evangelio de paz, andará como Cristo anduvo. Podrá hablar palabras adecuadas, y hablarlas con amor. No tratará de introducir por la fuerza el mensaje de verdad. Tratará tiernamente con todo corazón, comprendiendo que el Espíritu impresionará la verdad en aquellos que son susceptibles a las impresiones divinas. Nunca será vehemente en sus maneras. Toda palabra hablada tendrá una influencia suavizadora y subyugante (El evangelismo, p. 131).

Vean todos que vuestros pies están calzados con el evangelio de paz y buena voluntad hacia los hombres. Maravillosos serán los resultados que veremos si nos dedicamos a la obra llenos con el Espíritu de Cristo. Recibiremos ayuda en nuestra necesidad si llevamos a cabo la obra con justicia, misericordia y amor. La verdad triunfará y llevará hacia la victoria (El evangelismo, p. 410).

Elena G.W

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