- septiembre 28, 2023
Jueves 28 de septiembre – SOMOS RECEPTORES Y DADORES DE GRACIA
EFESIOS EN EL CORAZÓN “Porque por gracia han sido salvados por la fe. Y esto no proviene de ustedes, sino…
EFESIOS EN EL CORAZÓN
“Porque por gracia han sido salvados por la fe. Y esto no proviene de ustedes, sino que es el don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe; porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, que Dios de antemano preparó para que anduviésemos en ellas” (Efe. 2:8-10).
Jueves: 28 de septiembre
SOMOS RECEPTORES Y DADORES DE GRACIA
Mientras lees Efesios 5, reflexiona sobre lo que nos pide Pablo: que vivamos el evangelio en nuestras relaciones con los demás. ¿Cuál de sus exhortaciones es especialmente importante para ti?
Efesios 5
1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. 2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. 3 Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; 4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. 5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. 6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. 7 No seáis, pues, partícipes con ellos. 8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz 9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), 10 comprobando lo que es agradable al Señor. 11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; 12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. 13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. 14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo. 15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. 18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; 20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 21 Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. 33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Si comienzas a leer Efesios 5 por el principio, es posible que te pierdas todo el poder de un tema importante. Por lo tanto, comienza por Efesios 4:32, donde Pablo indica a los efesios que “sean benignos, compasivos unos con otros, perdonándose unos a otros, como también Dios los perdonó en Cristo”.
Como creyentes, se nos llama a comportarnos con los demás según el perdón y la gracia de Dios hacia nosotros. ¡Debemos imitar a Dios! (comparar con Mat. 5:43–48.)
Pablo contrasta este estilo de vida, que tiene como lema imitar el amor de Dios, con el enfoque pagano habitual. En lugar de valorar a los demás como hermanos y hermanas en la familia de Dios, con demasiada frecuencia los seres humanos utilizan a los demás para su propio placer carnal y luego se jactan de ello (Efe. 5:3, 4). Él advierte que ese enfoque no tiene futuro en el nuevo mundo que Dios está ideando (Efe. 5:5-7).
Al contrario, los creyentes deben alejarse de la oscuridad de su pasado y “anda[r] como hijos de luz” (Efe. 5:8–10), imitando el amor del Padre. De nuevo, Pablo nos advierte que nos alejemos de las “obras infructuosas de las tinieblas”, hechas “en oculto” (Efe. 5:11, 12). En cambio, debemos vivir a la luz de Cristo (Efe. 5:13, 14). En lugar de desperdiciar nuestra vida en vicios, estaremos “redimiendo el tiempo” al dar gracias a Dios por su amor (ver Efe. 5:15–21).
Pablo amplía la temática de imitar el amor de Dios al aconsejar a los esposos y las esposas cristianos. El amor abnegado de Cristo por la iglesia se convierte en el modelo para los esposos cristianos (Efe. 5:25–33), mientras que la lealtad de la iglesia hacia Cristo se convierte en el modelo para las esposas cristianas (Efe. 5:22–24). En lugar de usar el don de la sexualidad humana de una manera libertina y egoísta, los esposos cristianos centran su atención en valorarse mutuamente, llegando a ser “una sola carne” (Efe. 5:28–33).
“Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados” (Efe. 5:1). Por la gracia de Dios, hoy estás llamado a vivir esa exhortación en tu relación con los demás.
¿Cómo nos ayuda Efesios 5:2, que nos dice que “ande[mos] en amor”, a entender lo que Pablo quiere significar en Efesios 5:1 acerca de ser “imitadores de Dios”?
Comentarios Elena G.W
No es la posición mundanal, ni el nacimiento, ni la nacionalidad, ni los privilegios religiosos, lo que prueba que somos miembros de la familia de Dios; es el amor, un amor que abarca a toda la humanidad. Aun los pecadores cuyos corazones no estén herméticamente cerrados al Espíritu de Dios responden a la bondad. Así como pueden responder al odio con el odio, también corresponderán al amor con el amor. Solamente el Espíritu de Dios devuelve el amor por odio. El ser bondadoso con los ingratos y los malos, el hacer lo bueno sin esperar recompensa, es la insignia de la realeza del cielo, la señal segura mediante la cual los hijos del Altísimo revelan su elevada vocación (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 65, 66).
La conducta de los cristianos es como la de su Señor. El enarboló el estandarte, y a nosotros nos corresponde decidir si nos vamos a reunir en torno de ese estandarte o no. Nuestro Señor y Salvador dejó a un lado su dominio, sus riquezas y su gloria, y vino a buscarnos, para poder salvarnos de la miseria y hacer de nosotros seres semejantes a él. Se humilló a sí mismo y tomó nuestra naturaleza para que pudiéramos aprender de él y, al imitar su vida de generosidad y abnegación, pudiéramos seguirlo paso a paso hasta el Cielo. No podemos ser iguales al Modelo, pero podemos parecernos a él, y de acuerdo con nuestra capacidad obrar de la misma manera. «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente. Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Mateo 22:37-39. Debería manifestarse tal amor en el corazón de ustedes como para que estuvieran listos para entregar todos los tesoros y honores de este mundo si de esa manera pudieran ejercer influencia sobre un alma para que se dedique al servicio de Cristo (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 154).
¿Quién de nosotros está siguiendo fielmente al Modelo? ¿Quién de nosotros ha emprendido y continuado la lucha contra el orgullo del corazón? ¿Quién de nosotros, con toda seriedad, se ha puesto a luchar contra el egoísmo hasta que éste abandone su morada en el corazón y deje de manifestarse en la vida? Al Contemplar la cruz de Cristo y ver cumplirse las señales que nos acercan más al juicio, quiera Dios que las lecciones que se nos han dado puedan quedar grabadas de tal manera en nuestros corazones que nos hagan más humildes, más abnegados, más bondadosos el uno para con el otro, menos preocupados por nosotros mismos, menos criticadores, y más dispuestos a llevar las cargas los unos de los otros, que lo que estamos ahora.
Se me ha mostrado que, como pueblo, nos estamos apartando de la sencillez de la fe y de la pureza del evangelio. Muchos corren grave peligro. A menos que cambien su comportamiento, serán separados de la Vid verdadera, como ramas inservibles. Hermanos y hermanas, se me ha mostrado que estamos al borde del mundo eterno. Es preciso que ahora ganemos victorias a cada paso (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 17).