Domingo 12 de marzo – CÓMO ADMINISTRARSE EN TIEMPOS DIFÍCILES

CÓMO ADMINISTRARSE EN TIEMPOS DIFÍCILES “Ofrece a Dios sacrificios de alabanza, y paga tus votos al Altísimo, e invócame en…

 Domingo 12 de marzo – CÓMO ADMINISTRARSE EN TIEMPOS DIFÍCILES

CÓMO ADMINISTRARSE EN TIEMPOS DIFÍCILES

“Ofrece a Dios sacrificios de alabanza, y paga tus votos al Altísimo, e invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás” (Sal. 50:14, 15).

Domingo: 12 de Marzo

PONER A DIOS EN PRIMER LUGAR

Lee 2 Crónicas 20:1 al 22. ¿Qué principios espirituales importantes podemos tomar de esta historia para nosotros, independientemente de las luchas que enfrentemos?

Hacia el final del reinado de Josafat, Judá fue invadido. Josafat era un hombre valiente. Durante años había estado reforzando sus ejércitos y las ciudades fortificadas. Estaba bien preparado para enfrentarse a casi cualquier enemigo; sin embargo, en esta crisis no puso su confianza en su fuerza sino en el poder de Dios. Se puso a buscar al Señor y proclamó ayuno en todo Judá. Todo el pueblo se reunió en el atrio del Templo, como había orado Salomón que harían si se enfrentaban al peligro. Todos los hombres de Judá estaban delante del Señor con sus esposas y sus hijos. Oraron para que Dios confundiera a sus enemigos a fin de que su nombre pudiera ser glorificado. Entonces, el rey oró: “En nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros. No sabemos qué hacer, pero a ti volvemos nuestros ojos” (2 Crón. 20:12).

Después de que se encomendaran a Dios de esta manera, el Espíritu del Señor vino sobre un hombre de Dios que dijo: “ ‘No teman ni se amedrenten ante esta gran multitud; porque la guerra no es de ustedes sino de Dios’. […] No tendrán que pelear en esta ocasión. Apóstense, quédense quietos y vean la salvación que el Señor les dará” (2 Crón. 20:15-17).

Entonces, temprano a la mañana siguiente, el rey reunió al pueblo, con el coro levítico al frente para cantar alabanzas a Dios. Luego exhortó al pueblo: “Crean al Señor su Dios y estarán seguros; crean a sus profetas y serán prosperados” (2 Crón. 20:20). A continuación, el coro comenzó a cantar, y sus enemigos se destruyeron unos a otros, y “ninguno había escapado” (2 Crón. 20:24). Los hombres de Judá tardaron tres días para recoger solamente el botín de la batalla, y al cuarto día regresaron a Jerusalén cantando al andar.

Por supuesto, el Dios que los libró es el mismo Dios a quien amamos y adoramos nosotros, y su poder es tan grande hoy como en aquel entonces. El desafío, para nosotros, es confiar en él y en su dirección.

Lee 2 Crónicas 20:20. ¿Qué significado especial debería tener este texto para los adventistas del séptimo día?

Comentarios Elena G.W

Josafat era hombre de valor. Durante años había fortalecido sus ejércitos y sus ciudades. Estaba bien preparado para arrostrar casi cualquier enemigo; sin embargo, en esta crisis no confió en los brazos carnales. No era mediante ejércitos disciplinados ni ciudades amuralladas, sino por una fe viva en el Dios de Israel, como podía esperar la victoria sobre estos paganos que se jactaban de poder humillar a Judá a la vista de las naciones... Con confianza, podía Josafat decir al Señor: "A ti volvemos nuestros ojos" Durante años había enseñado al pueblo a confiar en aquel que en siglos pasados había intervenido tan a menudo para salvar a sus escogidos de la destrucción completa; y ahora, cuando peligraba el reino, Josafat no estaba solo. "Todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños, y sus mujeres, y sus hijos". Unidos, ayunaron y oraron; unidos, suplicaron al Señor que confundiese a sus enemigos, a fin de que el nombre de Jehová fuese glorificado... Dios fue la fortaleza de Judá en esta crisis, y es hoy la fortaleza de su pueblo. No hemos de confiar en príncipes, ni poner a los hombres en lugar de Dios. Debemos recordar que los seres humanos son sujetos a errar, y que Aquel que tiene todo el poder es nuestra fuerte torre de defensa. En toda emergencia, debemos reconocer que la batalla es suya. Sus recursos son ilimitados, y las imposibilidades aparentes harán tanto mayor la Victoria (Conflicto y valor, p. 217). [Satanás] llena la imaginación con falsas teorías acerca de Dios, y nosotros, en vez de espaciarnos en la verdad concerniente al carácter de nuestro Padre celestial, ocupamos nuestra mente con los conceptos erróneos de Satanás y deshonramos a Dios no confiando en él y murmurando contra él. El Padre entregó a su Hijo unigénito, muy amado, para morir por nosotros, y de esa manera colocó gran honra sobre la humanidad, porque en Cristo se sanó el vínculo quebrantado por el pecado, y se restableció la conexión del hombre con el Cielo. Los que dudáis de la misericordia de Dios, mirad al Cordero de Dios, al Varón de dolores, que llevó vuestra aflicción y vuestro pecado. Es vuestro amigo. Murió en la cruz porque os amó. Se conmueve por vuestras flaquezas y os lleva ante el trono. En vista de su amor indecible, ¿no alentaréis en vuestro corazón esperanza, amor y gratitud? ¿No prestaréis un servicio gozoso a Dios? (That I May Know Him, p. 224; parcialmente en A fin de conocerle, p. 224). La promesa en sí misma no tiene valor a menos que yo crea que el que la hizo es suficientemente capaz de cumplirla y que posee poder infinito para hacer lo que ha dicho... No podemos deshonrar más a Dios que si desconfiamos de su Palabra. Los sentimientos no son dignos de confianza, en absoluto. Una religión que se alimenta y sobrevive gracias a las emociones, carece de valor. La Palabra de Dios es el fundamento sobre el cual nuestras esperanzas pueden descansar seguras, y en la confianza que tenemos en la Palabra de Dios nos afirmamos, fortalecemos, establecemos, y nos aferramos a la Roca eterna (Cada día con Dios, p. 154).

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