Domingo 7 de enero – FOMENTAR EL USO DE LOS SALMOS EN LA ORACIÓN – ENSÉÑANOS A ORAR

ENSÉÑANOS A ORAR “Un día estaba Jesús orando en un lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:…

 Domingo 7 de enero – FOMENTAR EL USO DE LOS SALMOS EN LA ORACIÓN – ENSÉÑANOS A ORAR

ENSÉÑANOS A ORAR

“Un día estaba Jesús orando en un lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos’ ” (Luc. 11:1).

Domingo: 7 de enero

FOMENTAR EL USO DE LOS SALMOS EN LA ORACIÓN

Lee Salmo 105:5, Colosenses 3:16 y Santiago 5:13. ¿Cuál es el lugar de los salmos en la experiencia de adoración del creyente?

 

Salmo 105:5

Acordaos de las maravillas que él ha hecho, De sus prodigios y de los juicios de su boca,

 

Colosenses 3:16

16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.

 

Santiago 5:13

13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.

Una manera sencilla de introducir los salmos en la vida diaria es dedicar un tiempo cada día a la lectura de un salmo, comenzando por Salmo 1, y siguiendo el orden dado en el salterio. Otra manera es leer los salmos que corresponden a la situación actual, sea cual fuere: hay salmos de lamentación, salmos de lamento comunitario, salmos de acción de gracias, himnos, salmos penitenciales, salmos sapienciales (que buscan la sabiduría y la guía de Dios), salmos históricos, salmos que contienen enojo y furia, y salmos de peregrinación. Durante este trimestre, nos ocuparemos de muchos de ellos y estudiaremos estos salmos en el contexto en el que aparecen.

¿Cómo debemos leer los salmos?

En primer lugar, leemos el salmo haciendo una sencilla reflexión, y luego oramos. Meditar en el salmo implica reflexionar sobre sus diversos aspectos: el modo en que el salmista se dirige a Dios y los motivos de la oración. Piensa en cuánto se asemeja tu situación a la experiencia del salmista y cómo podría ayudarte el salmo a articular tu experiencia. Te sorprenderá la frecuencia con la que te sentirás identificado con lo que lees.

Si algo en el salmo te desafía, reflexiona; por ejemplo, si el salmo corrige tus falsas esperanzas actuales con respecto a algo a lo que te enfrentas. Contempla el mensaje del salmo a la luz de la persona de Cristo y su obra salvífica, y de la esperanza a largo plazo que la obra de Cristo nos ofrece. Como sabemos, o deberíamos saber, siempre ayuda mirar todo lo que hay en la Biblia bajo la perspectiva de Cristo y de la Cruz.

Además, detecta nuevos motivos de oración que te ofrece el salmo, y piensa en su importancia para ti, para tu iglesia y para el mundo. Pide a Dios que ponga su Palabra en tu corazón y en tu mente. Si el salmo corresponde a la situación de alguien que conoces, intercede en oración por esa persona. La cuestión es que los salmos abarcan muchos aspectos de la vida, y podemos enriquecernos al leer y asimilar en nuestro corazón lo que nos dicen.

¿Qué significa “La palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes” (Col. 3:16)? ¿Por qué la lectura de la Biblia es el primer paso para esa experiencia, y el más crucial?

Comentarios Elena G.W

En la Palabra de Dios contemplamos el poder que estableció los fundamentos de la tierra y que extendió los cielos. Únicamente en ella podemos hallar una historia de nuestra raza que no esté contaminada por el prejuicio o el orgullo humanos. En ella se registran las luchas, las derrotas y las victorias de los mayores hombres que el mundo haya conocido jamás. En ella se desarrollan los grandes problemas del deber y del destino. Se levanta la cortina que separa el mundo visible del mundo invisible, y presenciamos el conflicto de las fuerzas encontradas del bien y del mal, desde la primera entrada del pecado hasta el triunfo final de la rectitud y de la verdad; y todo ello no es sino una revelación del carácter de Dios.

En la contemplación reverente de las verdades presentadas en su Palabra, la mente… entra en comunión con la Mente infinita. Un estudio tal no solo purifica y ennoblece el carácter, sino que inevitablemente amplía y fortalece las facultades mentales (Reflejemos a Jesús, p. 107).

Desde el tiempo en que los padres de Jesús le encontraron en el templo, su conducta fue un misterio para ellos. No quería entrar en controversia; y, sin embargo, su ejemplo era una lección constante. Parecía puesto aparte. Hallaba sus horas de felicidad cuando estaba a solas con la naturaleza y con Dios. Siempre que podía, se apartaba del escenario de su trabajo, para ir a los campos a meditar en los verdes valles, para estar en comunión con Dios en la ladera de la montaña, o entre los árboles del bosque. La madrugada le encontraba con frecuencia en algún lugar aislado, meditando, escudriñando las Escrituras, u orando. De estas horas de quietud, volvía a Su casa para reanudar sus deberes y para dar un ejemplo de trabajo paciente (El Deseado de todas las gentes, p. 69).

Corremos constantemente el peligro de creer que nos bastamos a nosotros mismos, de confiar en nuestra propia sabiduría y no hacer de Dios nuestra fortaleza. Nada perturba tanto a Satanás como nuestro conocimiento de sus designios. Si sentimos nuestro peligro, sentiremos nuestra necesidad de orar, como la sintió Nehemías, y como él obtendremos esa sólida defensa que nos dará seguridad en el peligro. Si somos negligentes e indiferentes, seremos ciertamente vencidos por los designios de Satanás. Debemos ser vigilantes. Aunque, como Nehemías, recurramos a la oración, llevando todas nuestras perplejidades y cargas a Dios, no debemos creer que no tenemos nada que hacer. Debemos velar y orar (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 627).

Elena G.W

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