Jueves 18 de mayo – EL SÁBADO Y EL FIN

EL SÁBADO Y EL FIN “Y de aclarar a todos la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios,…

 Jueves 18 de mayo – EL SÁBADO Y EL FIN

EL SÁBADO Y EL FIN

“Y de aclarar a todos la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, quien creó todas las cosas” (Efe. 3:9).

Jueves: 18 mayo

EL SÁBADO Y EL DESCANSO ETERNO

El sábado es un lugar de refugio en un mundo cansado. Cada semana dejamos las preocupaciones de este mundo y entramos en el reposo de Dios: el sábado. El famoso autor judío Abraham Heschel se refiere al sábado como “un palacio en el tiempo”. Cada séptimo día, el palacio celestial de Dios desciende del Cielo a la Tierra, y el Señor nos invita a la gloria de su presencia durante este período de 24 horas para pasar un tiempo de íntima comunión con él.

En su libro sobre la belleza y la solemnidad del sábado, Heschel escribe sobre el significado del sábado con estas palabras: “El sábado es una metáfora del Paraíso y un testimonio de la presencia de Dios; en nuestras oraciones, anticipamos una era mesiánica que será un Shabbath, y cada Shabbat nos prepara para esa experiencia: a menos que aprendamos a deleitarnos con el sabor del sábado […], seremos incapaces de disfrutar del sabor de la Eternidad en el mundo venidero”.

En la Creación, Jesús construyó una morada especial para nosotros. Podemos encontrar refugio allí. Podemos estar a salvo allí. Su obra está completa. Ha terminado. Cuando descansamos en el día de reposo, descansamos en su cuidado amoroso. Descansamos en previsión de nuestro descanso eterno en el Cielo nuevo y la nueva Tierra venideros.

Lee Isaías 65:17; 66:22; 2 Pedro 3:13; y Apocalipsis 21:1. ¿En qué sentido el hecho de guardar el día de reposo nos hace avanzar hacia la Eternidad?

 

Isaías 65:17

17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.

 

Isaías 66:22

22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.

 

2 Pedro 3:13

13 Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.

 

Apocalipsis 21:1

1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.

El mismo Dios que creó la Tierra la primera vez la volverá a crear, y el sábado permanece como símbolo eterno de él como Creador y Redentor (ver Isa. 66:23). De hecho, los judíos consideraban que el sábado era un símbolo, un anticipo de lo que en hebreo se llamaba el olam haba, el mundo venidero.

El mensaje de los tres ángeles que vuelan en medio del cielo exhortándonos a adorar al Creador es la respuesta del Cielo a la desesperación de muchos en el siglo XXI. Nos señala a nuestro Creador, el que hizo todas las cosas en el principio, y a nuestro Redentor, que después del Juicio, después de erradicar el pecado, hará nuevas todas las cosas. “Entonces, el que estaba sentado en el trono dijo: ‘Yo hago nuevas todas las cosas’. Y agregó: ‘Escribe, porque mis palabras son ciertas y verdaderas’ ” (Apoc. 21:5).

Personalmente, ¿cómo puedes hacer que el sábado sea un anticipo del Cielo en tu propia vida y en tu familia?

Comentarios Elena G.W

Al principio, el Padre y el Hijo habían descansado el sábado después de su obra de creación. Cuando “fueron acabados los cielos y la tierra, y todo su ornamento,” (Génesis 2:1) el Creador y todos los seres celestiales se regocijaron en la contemplación de la gloriosa escena. “Las estrellas todas del alba alababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios.” Job 38:7. Ahora Jesús descansaba de la obra de la redención; y aunque había pesar entre aquellos que le amaban en la tierra, había gozo en el cielo. La promesa de lo futuro era gloriosa a los ojos de los seres celestiales. Una creación restaurada, una raza redimida, que por haber vencido el pecado, nunca más podría caer, era lo que Dios y los ángeles veían como resultado de la obra concluida por Cristo. Con esta escena está para siempre vinculado el día en que Cristo descansó. Porque su “obra es perfecta;” y “todo lo que Dios hace, eso será perpetuo.” Deuteronomio 32:4; Eclesiastés 3:14. Cuando se produzca “la restauración de todas las cosas, de la cual habló Dios por boca de sus santos profetas, que ha habido desde la antigüedad,” (Hechos 3:21) el sábado de la creación, el día en que Cristo descansó en la tumba de José, será todavía un día de reposo y regocijo. El cielo y la tierra se unirán en alabanza mientras que “de sábado en sábado,” (Isaías 66:23) las naciones de los salvos adorarán con gozo a Dios y al Cordero (El Deseado de todas las gentes, p. 714).

Durante el curso de toda la semana hemos de tener presente el sábado, porque es el día que hemos de dedicar al servicio a Dios. Es un día en que las manos descansarán de cualquier tarea mundana, y en que las necesidades espirituales deben recibir atención especial.

¡Hagamos del sábado el día más agradable y bendecido de cada semana!… Los padres deberían dedicar atención a sus hijos, leyéndoles las partes más atractivas de la historia bíblica, enseñándoles a reverenciar el día de reposo y guardarlos según el mandamiento… Pueden conseguir que todos los sábados sean una delicia si siguen las pautas adecuadas (Mi vida hoy, p. 291).

El santo día de reposo de Dios fue hecho para el hombre, y las obras de misericordia están en perfecta armonía con su propósito. Dios no desea que sus criaturas sufran una hora de dolor que pueda ser aliviada en sábado o cualquier otro día.

Lo que se demanda a Dios en sábado es aun más que en los otros días. Sus hijos dejan entonces su ocupación corriente, y dedican su tiempo a la meditación y el culto. Le piden más favores el sábado que los demás días. Requieren su atención especial. Anhelan sus bendiciones más selectas. Dios no espera que haya transcurrido el sábado para otorgar lo que le han pedido. La obra del cielo no cesa nunca, y los hombres no debieran nunca descansar de hacer bien. El sábado no está destinado a ser un período de inactividad inútil. La ley prohíbe el trabajo secular en el día de reposo del Señor; debe cesar el trabajo con el cual nos ganamos la vida; ninguna labor que tenga por fin el placer mundanal o el provecho es lícita en ese día; pero como Dios abandonó su trabajo de creación y descansó el sábado y lo bendijo, el hombre ha de dejar las ocupaciones de su vida diaria, y consagrar esas horas sagradas al descanso sano, al culto y a las obras santas (El Deseado de todas las gentes, p. 177).

Elena G.W

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