Jueves 21 de diciembre – EL MILAGRO DE PURIM – ESTER Y MARDOQUEO

ESTER Y MARDOQUEO “Yo te haré luz para los gentiles, y llevarás mi salvación a los confines de la tierra”…

 Jueves 21 de diciembre – EL MILAGRO DE PURIM – ESTER Y MARDOQUEO

ESTER Y MARDOQUEO

“Yo te haré luz para los gentiles, y llevarás mi salvación a los confines de la tierra” (Isaías 49:6, NTV)

Jueves: 21 de diciembre

EL MILAGRO DE PURIM

Los comentaristas llevan milenios señalando que el nombre de Dios no aparece en el libro de Ester. Este es el único libro de la Biblia en el que ocurre un fenómeno como este. No obstante, los judíos pudieron reconocer el accionar de Dios en la gran liberación en favor de ellos, y el pueblo de Dios escogió este libro para incluirlo en el canon bíblico.

¿Somos capaces de percibir la presencia de Dios bajo la superficie de nuestra vida cotidiana? Las acciones de Dios pueden asumir la apariencia de acontecimientos normales y naturales; y si no les prestamos mucha atención, no notaremos la presencia de Dios.

Lee Ester 9:1 al 12. ¿Cuál fue el resultado del esfuerzo de Ester?

 

Ester 9:1-12

1 En el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece días del mismo mes, cuando debía ser ejecutado el mandamiento del rey y su decreto, el mismo día en que los enemigos de los judíos esperaban enseñorearse de ellos, sucedió lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que los aborrecían. Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para descargar su mano sobre los que habían procurado su mal, y nadie los pudo resistir, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos. Y todos los príncipes de las provincias, los sátrapas, capitanes y oficiales del rey, apoyaban a los judíos; porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos. Pues Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias; Mardoqueo iba engrandeciéndose más y más. Y asolaron los judíos a todos sus enemigos a filo de espada, y con mortandad y destrucción, e hicieron con sus enemigos como quisieron. En Susa capital del reino mataron y destruyeron los judíos a quinientos hombres. Mataron entonces a Parsandata, Dalfón, Aspata, Porata, Adalía, Aridata, Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata, 10 diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; pero no tocaron sus bienes. 11 El mismo día se le dio cuenta al rey acerca del número de los muertos en Susa, residencia real. 12 Y dijo el rey a la reina Ester: En Susa capital del reino los judíos han matado a quinientos hombres, y a diez hijos de Amán. ¿Qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál, pues, es tu petición? y te será concedida; ¿o qué más es tu demanda? y será hecha.

El milagro de Purim adopta una forma muy inusual. El milagro está oculto, disfrazado de acontecimientos aparentemente naturales. La ley para destruir a los judíos no fue revocada, pero se emitió una nueva ley, lo que permitió que los judíos se defendieran.

Además, observa que sucedió algo más, y cómo Dios obró mediante estos acontecimientos. Los persas notaron las acciones de Dios en favor de los judíos. ¿Y el resultado?

“Y muchos de los otros pueblos se hacían judíos” (Est. 8:17). Este es un gran ejemplo de cómo el Señor pudo obrar para llevar a las almas perdidas al conocimiento de él.

Los dirigentes del pueblo judío reconocieron la obra de Dios. Cuando los judíos salieron victoriosos en su defensa, declararon una fecha anual (llamada Purim) en conmemoración y celebración de esa victoria. Continúa siendo una tradición dedicar esos días festivos a dar gracias a Dios para recordar su liberación.

Desafío: Ora para que Dios te dé el valor de compartir algo que él ha hecho por ti con una de las personas de tu lista de oración esta semana.

 

Desafío avanzado: Comienza un diario de pequeñas (o grandes) cosas especiales que Dios hace por ti. Revísalo y ora para que Dios traiga estas cosas a tu mente en el momento justo para que puedas compartirlas con alguien.

Comentarios Elena G.W

En el día señalado para su destrucción, «los Judíos se juntaron en sus ciudades en todas las provincias del rey Asuero, para meter mano sobre los que habían procurado su mal: y nadie se puso delante de ellos, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.» Ángeles excelsos en fortaleza habían sido enviados por Dios para proteger a su pueblo mientras este se aprestaba «en defensa de su vida.» Ester 9:2, 16 (Profetas y reyes, p. 443).

Dios ha revelado lo que ha de acontecer en los postreros días, a fin de que su pueblo esté preparado para resistir la tempestad de oposición e ira. Aquellos a quienes se les han anunciado los sucesos que les esperan, no han de permanecer sentados en tranquila expectación de la tormenta venidera, consolándose con el pensamiento de que el Señor protegerá a sus fieles en el día de la tribulación. Hemos de ser como hombres que aguardan a su Señor, no en ociosa expectativa, sino trabajando fervientemente, con fe inquebrantable. No es ahora el momento de permitir que nuestras mentes se enfrasquen en cosas de menor importancia. Mientras los hombres están durmiendo, Satanás arregla activamente los asuntos de tal manera que el pueblo de Dios no obtenga misericordia ni justicia…

 Dios obró siempre en favor de su pueblo en su más extrema necesidad, cuando parecía haber menos esperanza de que se pudiese evitar la ruina. Los designios de los impíos enemigos de la iglesia están sujetos a su poder y su providencia es capaz de predominar sobre ellos. Él puede obrar sobre los corazones de los estadistas; la ira de los turbulentos y desafectos aborrecedores de Dios, de su verdad y de su pueblo, puede ser desviada, como se desvían los ríos cuando él lo ordena. La oración mueve el brazo de la Omnipotencia. El que manda a las estrellas en su orden en el firmamento, cuya palabra domina a todo el mar, el mismo Creador infinito, obrará en favor de sus hijos si ellos le invocan con fe. Él refrenará las fuerzas de las tinieblas, hasta que se dé al mundo la amonestación y todos los que quieran escucharla estén preparados para el conflicto (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 427, 428).

Si hubiere más oración entre nosotros, más ejercicio de la fe viviente y menos dependencia de los demás, habríamos avanzado mucho más en inteligencia espiritual de lo que avanzamos hasta aquí. Necesitamos una vivencia profunda e individual del corazón y el alma. Entonces seríamos capaces de decir lo que Dios está haciendo y cómo está trabajando. Necesitamos tener una experiencia viviente en las cosas de Dios; no estamos seguros a menos que la tengamos… Si hubo un tiempo en nuestra historia en el que necesitamos humillar nuestras almas delante de Dios, es ahora. Necesitamos ir a Dios con fe de que todo está prometido en la Palabra, y luego caminar en toda la luz y el poder que da Dios (La oración, p. 20).

Elena G.W

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