Jueves 28 de diciembre – MISIÓN COMPLETA – EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS

EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS “Siendo que todo será destruido, ¿qué clase de personas deben ser ustedes en…

 Jueves 28 de diciembre – MISIÓN COMPLETA – EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS

EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS

“Siendo que todo será destruido, ¿qué clase de personas deben ser ustedes en santa y piadosa conducta, esperando y apresurándose para la venida del día de Dios? En ese día los cielos serán encendidos y deshechos, y los elementos se fundirán abrasados por el fuego” (2 Ped. 3:11, 12).

Jueves: 28 de diciembre

MISIÓN COMPLETA

Lee Apocalipsis 21:1 al 4 y 21:22 al 22:5. ¿Qué escena se describe aquí?

 

Apocalipsis 21:1-4

1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

 

Apocalipsis 21:22-22:5

22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. 23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. 24 Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. 25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. 26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. 27 No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.

1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

¡Qué paraíso será la Tierra Nueva! La muerte y el pecado habrán desaparecido; Satanás y la maldad habrán sido destruidos. Nos encontraremos con nuestro amoroso Salvador y nos reuniremos con nuestros seres queridos. Y la nueva Tierra estará poblada con representantes de todas las etnias y los idiomas.

La Junta de Misiones de la Asociación General ha aprobado indicadores de Misión Global que pueden usarse para determinar si un grupo étnico ha sido alcanzado o no. Un “grupo étnico alcanzado” es aquel que tiene un número adecuado de personas y recursos para testificar efectivamente al resto del grupo sin requerir ayuda externa; tiene cultos de adoración, Biblias y otras publicaciones en su lengua materna; y hay líderes de la iglesia nativos que pueden testificar al resto del grupo étnico sin trabajar mediante un traductor.

Un “grupo étnico no alcanzado” es aquel que no tiene una comunidad nativa de adventistas creyentes con el número y los recursos adecuados para testificar eficazmente a su propio grupo sin ayuda externa a su cultura.

Cada iglesia local y Asociación debe determinar los grupos étnicos que hay en su comunidad que necesitan ser alcanzados. Ahora es el momento de invertir en la misión de Dios de hacer discípulos en todos los grupos étnicos, apresurar el regreso de nuestro Salvador y, al final, vivir con ellos en el nuevo Cielo y la nueva Tierra que se nos promete aquí.

 Desafío: ¿En qué medida estás apresurando el regreso de Cristo? ¿Estás plantando semillas de esperanza en el corazón de los que necesitan oír las buenas nuevas? ¿Estás “regando” a los nuevos creyentes, ayudándolos a aprender lo que significa vivir una vida de obediencia leal a Cristo? Ora pidiendo oportunidades para comunicar la promesa de una Tierra Nueva a las personas que están en tu lista de oración diaria.

 Desafío avanzado: Algunos de tus “discípulos” pueden estar listos para aceptar a Cristo. Esto incluye unirse a una iglesia o a un grupo de creyentes. Ponte en su lugar, e imagina que asistes a tu iglesia por primera vez. ¿Qué tipo de experiencia tendrías? Tu iglesia ¿está preparada para acoger y discipular a gente nueva? ¿Está dispuesta a iniciar nuevos grupos de creyentes, en lugar de limitarse a fomentar su propia comunidad? Elabora una estrategia para abordar los aspectos débiles. Comparte tus ideas con los dirigentes de tu iglesia, y trabaja con ellos con el fin de implementar un plan para llegar a ser una iglesia más deliberada en la formación de discípulos.

Comentarios Elena G.W

Cristo nos dice cuándo será introducido el día de su reino. No nos dice que todo el mundo será convertido, sino que «será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin». Mateo 24:14. Al dar el evangelio al mundo, tenemos la posibilidad de apresurar la venida del día de Dios…

Cristo va a venir en las nubes y con grande gloria. Le acompañará una multitud de ángeles resplandecientes. Vendrá para resucitar a los muertos y para transformar a los santos vivos de gloria en gloria. Vendrá para honrar a los que le amaron y guardaron sus mandamientos, y para llevarlos consigo. No los ha olvidado ni tampoco ha olvidado su promesa… Aún un poco más, y veremos al Rey en su hermosura. Un poco más, y enjugará toda lágrima de nuestros ojos. Un poco más, y nos presentará «delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría». Judas 24 (La segunda venida y el cielo, pp. 153, 154).

La gloriosa ciudad de Dios tiene doce puertas, guarnecidas de las más preciosas perlas. También tiene doce cimientos de distintos colores. Las calles de la ciudad son de oro puro. En ella está el trono de Dios, y hay un río puro y hermoso que fluye del mismo, transparente como el cristal. Su diáfana belleza y su pureza alegran la ciudad de Dios. Los santos beberán cuanto deseen de las aguas salutíferas del río de la vida…

Todos los rostros reflejarán la imagen de su Redentor. No habrá semblantes ansiosos y preocupados; en cambio todos revelarán alegría y sonreirán con pureza inmaculada. Estarán allí los ángeles, y los santos resucitados y los mártires, y, lo mejor de todo, lo que nos producirá el mayor gozo, es que allí veremos a nuestro amado Salvador, que sufrió y murió para que pudiéramos disfrutar tanta felicidad y libertad. Su glorioso rostro resplandecerá con más brillo que el sol, inundará de luz la hermosa ciudad y reflejará su gloria en derredor (Mi vida hoy, p. 361).

En la ciudad de Dios «no habrá ya más noche». Nadie necesitará ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agostará… La luz del sol será sobrepujada por un brillo que sin deslumbrar la vista excederá sin medida la claridad de nuestro mediodía. La gloria de Dios y del Cordero inunda la ciudad santa con una luz que nunca se desvanece. Los redimidos andan en la luz gloriosa de un día eterno que no necesita sol.

«No vi templo en ella; porque el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero son el templo de ella». Apocalipsis 21 :22 (VM). El pueblo de Dios tiene el privilegio de tener comunión directa con el Padre y el Hijo. «Ahora vemos oscuramente, como por medio de un espejo». 1 Corintios 13:12 (VM). Vemos la imagen de Dios reflejada como en un espejo en las obras de la naturaleza y en su modo de obrar para con los hombres; pero entonces le veremos cara a cara sin velo que nos lo oculte (El conflicto de los siglos, p. 655, 656).

Elena G.W

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