Miércoles 27 de diciembre – ÉXITO EN LA MISIÓN – EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS

EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS “Siendo que todo será destruido, ¿qué clase de personas deben ser ustedes en…

 Miércoles 27 de diciembre – ÉXITO EN LA MISIÓN – EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS

EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS

“Siendo que todo será destruido, ¿qué clase de personas deben ser ustedes en santa y piadosa conducta, esperando y apresurándose para la venida del día de Dios? En ese día los cielos serán encendidos y deshechos, y los elementos se fundirán abrasados por el fuego” (2 Ped. 3:11, 12).

Miércoles: 27 de diciembre

ÉXITO EN LA MISIÓN

¿Qué es tener éxito en la misión? Podríamos vernos tentados a pensar que tiene que ver con muchos bautismos, grandes iglesias y tasas de crecimiento de iglesia rápidas. Podríamos pensar que el éxito consiste en entrar en cada tribu y grupo étnico de la Tierra con la verdad, y que podamos acelerarlo utilizando la radio, Internet y la televisión. Aunque todo esto puede ser bueno, debemos recordar lo que Pablo escribió a la comunidad de fe en Corinto: “Yo planté, Apolo regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios” (1 Cor. 3:6). En otras palabras, nuestro enfoque debe estar en el proceso; Dios se ocupará del crecimiento.

Ya hemos visto que el objeto de la misión de Dios es salvar a los perdidos de cada grupo étnico de la Tierra, haciéndolos discípulos leales de Jesús comprometidos con su misión.

Lee los siguientes versículos. ¿Qué nos dicen acerca del carácter de quienes se convierten en seguidores de Jesús?

 

2 Cor. 11:2  ………………………………………………………………………………………………….

Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. (2 Corintios 11:2)

 

Isa. 30:21; Juan 10:27; 16:12, 13  ……………………………………………………………………

21 Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda. (Isaías 30:21)

27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, (Juan 10:27)

12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. (Juan 16:12-13)

 

2 Tes. 2:9-11; Heb. 3:12, 13; 1 Juan 1:8 ……………………………………………………………

inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, 10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, (2 Tesalonicenses 2:9-11)

12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. (Hebreos 3:12-13)

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. (1 Juan 1:8)

 

1 Juan 1:9; Apoc. 7:14; 19:8  ………………………………………………………………………….

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:9)

14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. (Apocalipsis 7:14)

Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. (Apocalipsis 19:8)

Los discípulos de Jesús son puros y son leales a Jesús, como una novia pura para su prometido. Siguen a Jesús cuando él los guía por medio de la voz apacible y suave del Espíritu Santo. Esto incluye guiarlos a la obra misionera en favor de los demás. No hay engaño en estos discípulos. No se dejan llevar por dudas extenuantes, falsas enseñanzas ni la inmoralidad. Y no se sienten moralmente superiores a los demás. Reconocen que son imperfectos, que necesitan la gracia purificadora y la misericordia de Dios. Al comprender esto, también están abiertos a recibir corrección e instrucción de otros creyentes. El éxito en la misión es el resultado de hacer este tipo de discípulos.

¿Qué significa ser una “una virgen pura” para Cristo (2 Cor. 11:2)? ¿De qué manera podemos, como pecadores, ser así ante Dios e insistir a los demás que también sean vírgenes puras para Cristo?

Comentarios Elena G.W

Pablo había tratado de impresionar en la mente de los hermanos corintios el hecho de que él y los ministros que estaban asociados con él no eran sino hombres comisionados por Dios para enseñar la verdad; que todos estaban ocupados en la misma obra; y que dependían igualmente de Dios para tener éxito en sus labores. La discusión que se había levantado en la iglesia en cuanto a los méritos relativos de los diferentes ministros, no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios, sino que era el resultado de abrigar los atributos del corazón natural. «Porque diciendo el uno: Yo cierto soy de Pablo: y el otro: yo de Apolos; ¿no sois carnales? ¿Qué pues es Pablo? ¿y qué es Apolos? Ministros por los cuales habéis creído; y eso según que a cada uno ha concedido el Señor. Yo planté, Apolos negó; mas Dios ha dado el crecimiento. Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, que da el crecimiento.» 1 Corintios 3:4-7 (Los hechos de los apóstoles, pp. 221, 222).

Pablo fue quien predicó primero el evangelio en Corinto y quien había organizado la iglesia allí. Esta era la obra que el Señor le había asignado. Más tarde, por la dirección de Dios, otros obreros fueron enviados allí, para que ocuparan su debido lugar. La semilla sembrada debía regarse, y esto debía hacerlo Apolos. Siguió a Pablo en su obra, para dar instrucción adicional y ayudar al crecimiento de la semilla sembrada. Conquistó los corazones del pueblo, pero era Dios el que daba el crecimiento. No es el poder humano, sino el divino, el que obra la transformación del carácter. Los que plantan y los que riegan, no hacen crecer la semilla; trabajan bajo la dirección de Dios, como sus agentes señalados, y cooperan con él en su obra. Al Artífice maestro pertenecen el honor y la gloria del éxito (Los hechos de los apóstoles, p. 222).

Jesús desea borrar la imagen de lo terrenal de las mentes de sus seguidores, e impresionar sobre ellos la imagen de lo celestial, para que puedan llegar a ser uno con El, reflejando su carácter, y anunciando las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable…

El carácter que cultivamos y las actitudes que asumimos hoy están fijando nuestro destino futuro. Todos estamos haciendo elecciones, ya sea para estar con los benditos dentro de la ciudad de luz, o estar con los malvados, fuera de la ciudad. Los principios que gobiernan nuestros actos sobre la tierra son conocidos en el cielo, y nuestros hechos son fielmente anotados en los libros de registro. Allí se sabe si nuestros caracteres son como el de Cristo… ¿Somos vírgenes prudentes?… Esta es la cuestión que estamos decidiendo hoy por nuestro carácter y actitud (Reflejemos a Jesús, p. 295).

Elena G.W

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