Jueves 5 de octubre – EL DIOS QUE VOLVERÁ POR NOSOTROS

LA MISIÓN DE DIOS EN FAVOR DE NOSOTROS: PRIMERA PARTE “Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:’¿Dónde…

 Jueves 5 de octubre – EL DIOS QUE VOLVERÁ POR NOSOTROS

LA MISIÓN DE DIOS EN FAVOR DE NOSOTROS: PRIMERA PARTE

“Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:’¿Dónde estás?'» (Efe. 1:9, 10).

Jueves: 5 de octubre

EL DIOS QUE VOLVERÁ POR NOSOTROS

Lee Juan 14: 1 al 3. En qué medida este pasaje se vincula con el mensaje del tiempo del fin que se encuentra en las Escrituras?

 

Juan 14: 1-3

1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

Durante su ministerio terrenal, una de las promesas más preciosas de Cristo, la bendita esperanza, refleja una vez más el deseo del Creador de estar con nosotros por toda la eternidad. Jesús afirmó: “Vendré otra vez, y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, ustedes también estén» (Juan 14:3).

Según el apóstol Juan, la promesa finalmente se hará realidad. “Y oí una gran voz del cielo que decía: ‘El santuario de Dios estará con los hombres. Él habitará con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos, y será su Dios’” (Apoc. 21:3).

«La obra de la Redención será completada. Donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia de Dios. La Tierra misma, el mismo campo que Satanás reclama como suyo, quedará no solo redimida sino también exaltada.[…] Aquí, donde el Hijo de Dios residió temporalmente en forma humana; donde el Rey de gloria vivió, sufrió y murió; aquí, cuando haga nuevas todas las cosas, estará ‘el tabernáculo de Dios con los hombres’. […] Y, a través de las edades sin fin, mientras los redimidos anden en la luz del Señor, lo alabarán por su Don inefable: Emanuel, ‘Dios con nosotros’” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 18).

Aquí encontramos el cuadro más hermoso de la Redención. El Dios de la misión finalmente cumplirá su deseo de estar con sus hijos por la eternidad. ¡Qué tremendo privilegio formar parte de esta realidad!

Desafíos semanales. Durante este trimestre, estás invitado a comprometerte conscientemente con la misión de Dios. Esta será una oportunidad para ver y experimentar al Dios de la misión obrando en tu vida. Aprovecha este momento para la reflexión personal y prepárate para compartir semanalmente lo que has aprendido con tu clase. Además, el desafío avanzado te animará a ampliar tu participación en la misión de Dios.

Desafío: Ora todos los días de la semana que viene para que Dios abra tu corazón a fin de ser parte de su misión.

 

Desafío avanzado: Averigua el nombre de alguna persona con la que te relacionas pero que todavía no conoces: un vecino, un compañero de trabajo, un comerciante, un conductor de autobús, un conserje, etc. Comienza a orar por él o ella todos los días.

Comentarios Elena G.W

Cuando el ministerio terrenal de Cristo estaba por terminar, y él comprendía que debía dejar pronto a sus discípulos para que continuaran la obra sin su superintendencia personal, trató de animarlos y prepararlos para lo futuro. No los engañó con falsas esperanzas. Como en un libro abierto leía lo que iba a suceder. Sabía que estaba por separarse de ellos y dejarlos como ovejas entre lobos. Sabía que iban a sufrir persecución, que iban a ser expulsados de las sinagogas y encarcelados. Sabía que por testificar de él como el Mesías, algunos de ellos serían muertos, y les dijo algo de esto. Al hablarles del futuro de ellos, lo hacía en forma clara y definida, para que en sus pruebas venideras pudieran recordar sus palabras y ser fortalecidos creyendo en él como el Redentor.

Les habló también palabras de esperanza y valor. «No se turbe vuestro corazón —dijo—, creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde yo voy; y sabéis el camino». Juan 14:1-4. Por amor a vosotros he venido al mundo, por vosotros he trabajado. Cuando me vaya, todavía trabajaré fervientemente por vosotros. Vine al mundo para revelarme a vosotros, para que pudierais creer. Voy a mi Padre y a vuestro Padre para cooperar con él en favor vuestro (Los hechos de los apóstoles, p. 21).

Mientras Cristo ascendía, con sus manos extendidas para bendecir a sus discípulos, una nube de ángeles lo recibió y lo ocultó de su vista. Mientras los discípulos esforzaban la vista para captar el último destello de su Señor que ascendía, dos ángeles de la gozosa multitud se pararon junto a ellos y les dijeron: «Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo». Hechos 1:11.

Los discípulos se llenaron de gran gozo. Vez tras vez repitieron las palabras que Cristo les había dicho en sus últimas lecciones, tal como están registradas en los (capítulos 14, 15, 16 y 17) de Juan; y cada uno de ellos tenía alguna cosa que decir acerca de la instrucción recibida, especialmente con relación a las palabras de Juan [se citan los versículos 1-3]…

La promesa de que volvería, y también el pensamiento de que les dejaría su paz, llenaron sus corazones de gozo (Alza tus ojos, p. 355).

Es nuestro privilegio comprender las grandes responsabilidades que Dios ha colocado sobre nosotros, de manera que no estemos en tinieblas respecto de lo que se aproxima sobre nuestro mundo. No podemos permitimos enfrentar ese día sin estar preparados, sino que, cuando pensamos en el grande y solemne evento de la venida de Cristo en las nubes de los cielos con poder y gran gloria, debiéramos vivir delante de Dios con gran humildad, no sea que caigamos de la gracia de Dios y seamos hallados indignos de la vida eterna (Alza tus ojos, p. 190).

Elena G.W

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