Lunes 10 de abril – EL EVANGELIO ETERNO

EL EVANGELIO ETERNO “Entonces vi otro ángel que volaba por el cielo con el evangelio eterno para predicarlo a los…

 Lunes 10 de abril – EL EVANGELIO ETERNO

EL EVANGELIO ETERNO

“Entonces vi otro ángel que volaba por el cielo con el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la Tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6).

Lunes: 10 de Abril

EL EVANGELIO “ETERNO”

Observa cómo comienza Apocalipsis 14:6, el inicio del mensaje de los tres ángeles: el evangelio “eterno”. Si no entendemos la profundidad del evangelio, no apreciaremos el mensaje de los tres ángeles. Nunca podremos comprender cabalmente los elementos del mensaje de la hora del Juicio de Dios, la caída de Babilonia ni la marca de la bestia si no entendemos el evangelio.

Lee 1 Corintios 15:1 al 4; Romanos 3:24 al 26; y 5:6 al 8. ¿Cómo se plantea el “evangelio eterno” en estos pasajes? ¿Qué gran esperanza se nos presenta aquí?

 

1 Corintios 15:1-4

1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;

 

Romanos 3:24-26

24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

 

Romanos 5:6-8

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

El evangelio es la increíble noticia de la muerte de Cristo por nuestros pecados, de su gloriosa resurrección, y de su eterno amor y preocupación por nosotros. Por la fe en su sangre derramada y en su poder para resucitar, nos libramos del castigo del pecado y de su poder. Cristo absorbía los pensamientos del apóstol Pablo y estaba en el centro de su enseñanza y su predicación. El Cristo crucificado lo redimió de la condenación y la culpabilidad de su pasado. El Cristo resucitado le dio poder para el presente, y el Cristo que regresa le dio esperanza para el futuro.

Observa cuatro aspectos en estos pasajes de Romanos:

  1. Somos justificados gratuitamente por la gracia.
  2. La gracia es una declaración de la justicia de Dios.
  3. La gracia justifica a quienes aceptan a Jesús por fe.
  4. Dios mostró su amor por nosotros cuando aún éramos pecadores.

No merecemos la gracia de Cristo, no somos dignos de ella ni la podemos ganar. Jesús sufrió la agonizante y dolorosa muerte que experimentarán los pecadores perdidos. Él padeció íntegramente la ira, o el juicio, del Padre contra el pecado. Fue rechazado para que nosotros pudiéramos ser aceptados. Él murió la muerte que era nuestra, para que nosotros pudiéramos vivir la vida que era suya.

¿Nos sorprende, entonces, que la salvación deba ser por fe, sin las obras de la Ley? ¿Qué podríamos agregar? ¿Qué podrían añadir nuestras obras, incluso las que hacemos con la mejor intención y llenos del Espíritu Santo, a lo que Cristo ha hecho por nosotros en la Cruz?

Y este plan, el plan de salvación, se puso en marcha incluso antes del principio del tiempo (2 Tim. 1:9; Tito 1:2; Efe. 1:4), lo que ayuda a explicar por qué se llama “el evangelio eterno”. Antes de crear el mundo, Dios sabía lo que sucedería, por lo que instituyó el plan de salvación para hacer frente a la crisis cuando finalmente llegara.

Comentarios Elena G.W

«Todo aquel que es de la verdad —declaró Cristo— oye mi voz» Juan 18:37. Habiendo participado de los consejos de Dios, habiendo morado en las alturas eternas del santuario, tenía en sí y como parte de sí todos los elementos de la verdad. Era una cosa con Dios. Presentar en todo esfuerzo misionero a Cristo y a Cristo crucificado, significa más de lo que pueden comprender las mentes finitas. «Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados» Isaías 53:5. «Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él». 2 Corintios 5:21. Cristo crucificado por nuestros pecados, Cristo resucitado de los muertos, Cristo ascendido al cielo como nuestro intercesor, tal es la ciencia de la salvación que necesitamos aprender y enseñar. Tal ha de ser la preocupación de nuestro trabajo. Enseñad la cruz de Cristo a todo alumno una y otra vez. ¿Cuántos creen que ella es realmente lo que es? ¿Cuántos la introducen en sus estudios y conocen su verdadero significado? ¿Podría haber en nuestro mundo un cristiano sin la cruz de Cristo? Por lo tanto, ensalcémosla en nuestra escuela como el fundamento de la educación verdadera (Consejos para los maestros, p. 23). Se ha dispuesto gracia abundante para que el alma creyente pueda ser preservada del pecado, pues todo el cielo, con sus recursos ilimitados, ha sido colocado a nuestra disposición. Hemos de extraer del pozo de la salvación. Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree. Somos pecadores por nosotros mismos, pero somos justos en Cristo. Habiéndonos hecho justos por medio de la justicia imputada de Cristo, Dios nos declara justos y nos trata como a tales. Nos contempla como a sus hijos amados. Cristo obra contra el poder del pecado, y donde abundó el pecado, sobreabunda la gracia. «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios» Romanos 5:1,2 (Mensajes selectos, t. l, pp. 461, 462). Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. 2 Timoteo 1:9. El propósito y el plan de la gracia existieron desde toda la eternidad. De acuerdo con el determinado consejo de Dios, el hombre debía ser creado, dotado con la facultad de cumplir la voluntad divina. Pero el extravío del hombre, con todas sus consecuencias, no estuvo oculto de la vista del Omnipotente, no obstante lo cual tal circunstancia no lo detuvo en la realización de su propósito eterno; porque el Señor quería fundar su trono en justicia. Dios conoce el fin desde el principio… Por lo tanto, la redención no fue una improvisación ulterior. sino un propósito eterno que habría de cumplirse para bendición no solo del átomo que es este mundo, sino en beneficio de todos los mundos que Dios ha creado (La maravillosa gracia de Dios, p. 129).

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