Lunes 27 de marzo – LA BATALLA EN EL CIELO

JESÚS GANA, SATANÁS PIERDE “Entonces el dragón se airó contra la mujer, y fue a combatir al resto de sus…

 Lunes 27 de marzo – LA BATALLA EN EL CIELO

JESÚS GANA, SATANÁS PIERDE

“Entonces el dragón se airó contra la mujer, y fue a combatir al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús” (Apoc. 12:17).

Lunes: 27 de Marzo

EL ATAQUE DE SATANÁS

Desde el principio, Satanás (ver Apoc. 12:4, 5) procuró destruir a Cristo. Sin embargo, fracasó en cada intento. En el nacimiento de Cristo, por ejemplo, un ángel advirtió a José y a María de los planes viciosos de Herodes, y huyeron a Egipto. Jesús se enfrentó a las tentaciones más acuciantes de Satanás en el desierto con un “Escrito está”, y por ende halló protección en la Palabra de Dios. Al morir en la cruz, reveló la magnitud de su amor y nos libró del castigo de la condenación del pecado. Mediante su resurrección, como nuestro Sumo Sacerdote viviente, nos libera del poder del pecado en nuestra vida.

Lee Apocalipsis 12:4 al 6 y 9; Efesios 5:25 al 27 y 32; y Salmo 2:7 al 9, y define los siguientes símbolos:

El dragón ______________________________

La mujer ______________________________

El Hijo varón ______________________________

La vara de hierro ______________________________

En la Biblia, la vara es un símbolo de dominio o gobierno. Una vara de hierro es símbolo de un gobierno inquebrantable, todopoderoso e invencible. Jesús enfrentó cada una de las tentaciones que enfrentamos nosotros, pero resultó vencedor. El diablo es un enemigo derrotado. Cristo ha triunfado sobre él mediante su vida, su muerte y su resurrección. Como Jesús ya ha derrotado al diablo en la Cruz del Calvario, nosotros también podemos ser victoriosos. La victoria de Cristo sobre Satanás fue completa, pero el gran conflicto entre Cristo y Satanás aún no ha terminado.

Sin embargo, cuando aceptamos por fe lo que Cristo hizo por nosotros, se cancela nuestra deuda por los pecados, y estos son perdonados. Somos perfectos ante Dios, ya que la justicia de Cristo nos cubre, como escribe Pablo acerca de ser “hallado en él, no en mi propia justicia, que viene por la ley, sino en la que es por la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios por la fe” (Fil. 3:9). Si recibimos el perdón, no hay nada de lo que se nos pueda acusar. Jesús conquistó y venció para siempre lo peor que el pecado y la maldad podían hacerle. Atacó completamente el mal y lo superó. Cuando aceptamos a Jesús por fe, su victoria es nuestra.

¿Por qué es tan vital para nosotros la seguridad de la salvación, gracias a la victoria de Cristo sobre Satanás? ¿Cómo podemos hacer propia la experiencia de la que habla Pablo en Filipenses 3:9?

Comentarios Elena G.W

Satanás, al rebelarse, arrastró consigo a una tercera parte de los ángeles. Éstos se apartaron del Padre y del Hijo, y se unieron con el instigador de la rebelión. Teniendo presente estos hechos, debemos obrar con la mayor cautela... “En el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33), dice Cristo, pero en mí tendréis paz. Las pruebas a las cuales son sometidos los cristianos en la tristeza, la adversidad y el oprobio, son los medios designados por Dios para separar el tamo del trigo. Nuestro orgullo, egoísmo, malas pasiones y amor de los placeres mundanales, deben ser todos vencidos; por lo tanto Dios nos manda aflicciones para probarnos, y mostrarnos que existen estos males en nuestro carácter. Debemos vencer por su fuerza y por su gracia, a fin de participar de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que está en el mundo por la concupiscencia. “Porque esta leve y momentánea tribulación -dice Pablo-, produce una eterna gloria, que supera toda comparación. Así, fijamos nuestros ojos, no en lo que se ve, sino en lo que no se ve. Porque lo que se ve es temporal, pero lo que no se ve es eterno” 2 Corintios 4:17, 18 (NRV). Las aflicciones, las cruces, las tentaciones, la adversidad y nuestras variadas pruebas, son los medios que emplea Dios para refinarnos, santificarnos y hacernos dignos de su alfolí celestial (Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 129, 130). Una cosa es leer y enseñar la Biblia, y otra cosa es tener mediante la práctica, injertados sus principios de vida y de santidad en el alma... “Por gracia sois salvos por la fe”. Efesios 2:8. La mente debería educarse a ejercer la fe antes que a acariciar la duda, la suspicacia y los celos. Estamos demasiado inclinados a considerar los obstáculos como imposibles de superarse. El tener fe en las promesas de Dios, el avanzar por fe sin dejarse dominar por las circunstancias es una lección dura de aprender, y sin embargo es una necesidad impostergable para cada hijo de Dios el aprender esta lección. Debe cultivarse siempre la gracia de Dios mediante Cristo porque nos es dada como la única manera de acercarnos a Dios (En los lugares celestiales, p. 111). Para gloria del Maestro, ambicionad cultivar todas las gracias del carácter. Debéis agradar a Dios en todos los aspectos de la formación de vuestro carácter. Podéis hacerlo, pues Enoc agradó al Señor aunque vivía en una época degenerada. Y en nuestros días también hay Enocs. Permaneced firmes como Daniel, el fiel hombre de estado a quien ninguna tentación pudo corromper. No chasqueéis a Aquel que os amó de tal manera que dio su propia vida para expiar vuestros pecados. “Sin mí nada podéis hacer”, dice. Recordad esto. Si habéis cometido errores, ganáis ciertamente una victoria si los veis y los consideráis señales de advertencia. De ese modo transformáis la derrota en victoria, chasqueando al enemigo y honrando a vuestro Redentor (Palabras de vida del gran Maestro, p. 267).

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