Martes 26 de diciembre – LA CRISIS FINAL – EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS

EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS “Siendo que todo será destruido, ¿qué clase de personas deben ser ustedes en…

 Martes 26 de diciembre – LA CRISIS FINAL – EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS

EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS

“Siendo que todo será destruido, ¿qué clase de personas deben ser ustedes en santa y piadosa conducta, esperando y apresurándose para la venida del día de Dios? En ese día los cielos serán encendidos y deshechos, y los elementos se fundirán abrasados por el fuego” (2 Ped. 3:11, 12).

Martes: 26 de diciembre

LA CRISIS FINAL

Jesús dijo a sus discípulos, y nos dice a nosotros: “Por tanto, vayan a todas las naciones, hagan discípulos bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado. Y yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:19, 20). Esta es la Gran Comisión. Y en muchos sentidos el mensaje de los tres ángeles, con un llamado a “toda nación y tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6), es simplemente la “verdad presente” (2 Ped. 1:12) de la Gran Comisión.

Lee 1 Juan 4:8, 2 Pedro 3:9, 1 Timoteo 2:4 y Génesis 12:3. ¿Por qué todos los grupos de personas son importantes para Dios?

 

1 Juan 4:8

El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

 

2 Pedro 3:9

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

 

1 Timoteo 2:4

el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

 

Génesis 12:3

Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

El amor de Cristo es hacia toda la humanidad, sin excluir a ningún grupo. Contrariamente a la teología que enseña que Cristo murió únicamente por una élite predestinada, la Biblia es clara en que la muerte de Cristo fue por todas las personas, independientemente de su raza, etnia o cualquier otro factor. Si eres un ser humano, Cristo murió por ti. Punto. La única pregunta que les queda a todos es: ¿Cómo respondes a su muerte?

Cuando Jesús regrese, solo habrá dos bandos manifiestos: los que se han sometido a la autoridad de Satanás por medio de las instituciones religiosas y políticas, como se muestra en Apocalipsis 13 y 17, y los que se han sometido plenamente a Jesucristo, cuya fe se manifiesta por guardar “los mandamientos de Dios” (Apoc. 14:12).

Desde el principio, los seres humanos han tenido pruebas de quién es Dios y de sus sendas de justicia y amor (Rom. 1:18-21). Por lo tanto, todos los seres humanos de épocas pasadas serán juzgados sobre la base de cómo cooperaron con Dios y la vida que llevaron, independientemente de cuánto entendieron (Rom. 2:11-16).

Pero, en este tiempo del fin hay una creciente polarización, y ya no se respetará la libertad de conciencia. Se presionará a la gente para que se alinee con el bando de Satanás. Es urgente que se proclame el evangelio y se expongan las serias noticias acerca de las estrategias de Satanás. Y eso es exactamente de lo que trata el mensaje de los tres ángeles, y nuestra misión.

Medita sobre el hecho de que Cristo ha muerto por ti individualmente. ¿Qué podría hacerte pensar que la muerte de Cristo en la Cruz no podría pagar cualquier cosa que hayas hecho, por más mala que sea?

Comentarios Elena G.W

El evangelio de Cristo debe alcanzar a todas las clases, todas las naciones, todas las lenguas y pueblos. La influencia del evangelio debe unir en una gran hermandad. Tenemos un solo Modelo que debemos• imitar en la edificación del carácter, y entonces todos tendremos el molde de Cristo; estaremos en armonía perfecta; las nacionalidades se unirán en Jesucristo, poseyendo la misma mente, y el mismo juicio, hablando de las mismas cosas, y glorificando a Dios con una sola boca. Esta es la obra que el Redentor del mundo debe realizar por nosotros. Si aceptamos la verdad como está en Jesús desaparecerán los prejuicios nacionalistas y los celos, y el Espíritu de verdad unirá los corazones en uno solo. Nos amaremos como hermanos; estimaremos al prójimo más que a nosotros mismos; seremos bondadosos y corteses, humildes y afables, y accederemos fácilmente a las súplicas; estaremos llenos de misericordia y de buenos frutos (Nuestra elevada vocación, p. 173).

Cuando miráis la cruz del Calvario, no podéis dudar del amor de Dios o de su deseo de salvar. Tiene una inmensidad de mundos que le tributan honor divino, y el cielo y todo el universo hubieran estado felices si él hubiera dejado perecer este mundo; pero su amor fue tan grande que dio a su propio Hijo para que muriera a fin de que nosotros fuésemos redimidos de la muerte eterna. Al ver el cuidado y el amor que Dios tiene por nosotros, respondamos a ellos; démosle a Jesús todas las facultades de nuestro ser, peleando varonilmente las batallas del Señor. No podemos permitirnos perder el alma; no podemos permitirnos pecar contra Dios. La vida, la vida eterna en el reino de la gloria, lo vale todo (That I May Know Him, p. 367; parcialmente en A fin de conocerle, p. 366).

Aquellos a quienes Cristo elogia en el juicio, pueden haber sabido poca teología, pero albergaron sus principios. Por la influencia del Espíritu divino, fueron una bendición para los que los rodeaban. Aun entre los paganos, hay quienes han abrigado el espíritu de bondad; antes que las palabras de vida cayesen en sus oídos, manifestaron amistad para con los misioneros, hasta el punto de servirles con peligro de su propia vida. Entre los paganos hay quienes adoran a Dios ignorantemente, quienes no han recibido jamás la luz por un instrumento humano, y sin embargo no perecerán. Aunque ignorantes de la ley escrita de Dios, oyeron su voz hablarles en la naturaleza e hicieron las cosas que la ley requería. Sus obras son evidencia de que el Espíritu de Dios tocó su corazón, y son reconocidos como hijos de Dios.

¡Cuánto se sorprenderán y alegrarán los humildes de entre las naciones y entre los paganos, al oír de los labios del Salvador: «En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis»! ¡Cuán alegre se sentirá el corazón del Amor Infinito cuando sus seguidores le miren con sorpresa y gozo al oír sus palabras de aprobación! (El Deseado de todas las gentes, p. 593).

Elena G.W

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