Martes 7 de marzo – LA DEVOLUCIÓN
LA DEVOLUCIÓN Y oí una voz del cielo que dijo: Escribe: ¡Bienaventurados los que de aquí en adelante mueren en…
LA DEVOLUCIÓN
Y oí una voz del cielo que dijo: Escribe: ¡Bienaventurados los que de aquí en adelante mueren en el Señor! Sí, dice el Espíritu, para que descansen de sus fatigas y sus obras les sigan (Apoc. 14:13).
Martes: 7 de Marzo
COMIENZA CON LAS NECESIDADES PERSONALES
En la época del Antiguo Testamento, muchos de los hijos de Israel eran agricultores y pastores. Por ende, algunas de las bendiciones prometidas por Dios se expresaban en lenguaje agrícola. Por ejemplo, en Proverbios 3:9 y 10, Dios dice que, si somos financieramente fieles a él, “serán llenos [nuestros] graneros con abundancia”. Es probable que muchos cristianos no tengan un granero hoy. Entonces, entendemos que Dios bendecirá nuestro trabajo o negocio si estamos dispuestos a seguirlo y serle obedientes.
Lee Proverbios 27:23 al 27. ¿Cómo interpretarías: “Considera atentamente el estado de tus ovejas” para los cristianos que viven en la actualidad?
Si bien la Biblia advierte acerca de los ricos que atropellan a los pobres o que son codiciosos con sus riquezas, las Escrituras nunca condenan la riqueza ni los esfuerzos personales por adquirir riquezas, siempre que, por supuesto, no se produzcan deshonestamente u oprimiendo a los demás. De hecho, los textos de hoy, en Proverbios, indican que debemos ser diligentes en nuestros asuntos financieros para que tengamos suficiente para nosotros y nuestra familia. “La abundancia de leche de las cabras [te darán] para tu sustento, el sustento de tu casa y de tus criadas” (Prov. 27:27). ¿Cómo reformularíamos ese versículo en la actualidad? Tal vez sugeriríamos: “Revisa tus registros financieros y determina tu situación”. O “Haz un balance y conoce tu coeficiente de endeudamiento”. Ocasionalmente durante tus años productivos, sería apropiado que revises el testamento u otros documentos y sus activos actuales, y que los actualices según sea necesario.
Los documentos como testamentos y fideicomisos se implementan al principio del proceso de planificación patrimonial para que sirvan de protección contra una muerte prematura o contra la imposibilidad de decidir por razones de salud adónde deben destinarse tus bienes. La idea es planificar con anticipación lo que sucederá con tus posesiones una vez que ya no sean tuyas. En resumen, la buena mayordomía de aquello con lo que Dios nos ha bendecido no se trata solo de lo que tenemos mientras estamos en vida, sino también de lo que sucede después de que nos hayamos ido; porque, a menos que el Señor regrese mientras vivamos, algún día no estaremos, mientras que nuestras posesiones materiales, sean pocas o muchas, quedarán atrás.
Por lo tanto, depende de nosotros hacer ahora provisiones para que las bendiciones que hemos recibido puedan ser una bendición para los demás y para el avance de la obra de Dios.
“Porque la riqueza no dura para siempre” (Prov. 27:24). ¿Por qué es importante tener presente este pensamiento?
Comentarios Elena G.W
La vida es demasiado solemne para que sea absorbida en asuntos temporales o terrenos, en un tráfago de cuidados y ansiedades por las cosas que no son sino un átomo en comparación con las de interés eterno. Sin embargo, Dios nos ha llamado a servirle en los asuntos temporales de la vida. La diligencia en esta obra es una parte de la verdadera religión tanto como lo es la devoción. La Biblia no sanciona la ociosidad. Esta es la mayor maldición que aflige a nuestro mundo. Cada hombre y mujer verdaderamente convertido será un obrero diligente… Es deber de todo cristiano adquirir hábitos de orden, minuciosidad y prontitud. No hay excusa para hacer lenta y chapuceramente el trabajo, cualquiera sea su clase. Cuando uno está siempre en el trabajo, y el trabajo nunca está hecho, es porque no se ponen en él la mente y el corazón. La persona lenta y que trabaja con desventajas, debiera darse cuenta de que ésas son faltas que deben corregirse. Necesita ejercitar su mente haciendo planes referentes a cómo usar el tiempo para alcanzar los mejores resultados. Con tacto y método, algunos realizarán tanto trabajo en cinco horas como otros en diez (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 278, 279). El amor a Jesús se verá, se sentirá. No se puede ocultar. Ejerce un poder admirable. Hace osado al tímido, diligente al perezoso, sabio al ignorante. Hace elocuente la lengua tartamuda, y despierta a nueva vida y vigor al intelecto dormido. Da esperanza al desalentado, gozo al melancólico. El amor a Cristo inducirá a su poseedor a aceptar responsabilidad a causa de Cristo y a llevarla con la fortaleza de Jesús. El amor a Cristo no desmayará ante las tribulaciones, ni se apartará del deber debido a los reproches… Dios considera más el amor con que trabajamos, que la cantidad que hacemos. El amor es un atributo celestial. El corazón natural no lo puede originar. Esta planta celestial florece únicamente donde Cristo reina supremo. Donde existe amor, allí hay poder y verdad en la vida. Dios hace e l bien y solo el bien. Los que tienen amor llevan fruto de santidad, y finalmente reciben la vida eterna (That I May Know Him, p. 167; parcialmente en A fin de conocerle, p. 168). La obra pública de David estaba por terminar. Sabía que moriría pronto, y no dejó en desorden sus asuntos, lo que hubiera perturbado el ánimo de su hijo, sino que mientras tuvo suficiente vigor físico y mental arregló los asuntos de su reino, aun los más pequeños, sin olvidarse de advertir a Salomón en cuanto al caso de Simei. Sabía que éste provocaría dificultades en el reino; era un hombre peligroso, de temperamento violento, que sólo se dominaba por el temor. Cada vez que se atrevía, ocasionaba una rebelión, o si le presentaba una oportunidad favorable, no vacilaría en matar a Salomón. Al arreglar sus asuntos David dio un buen ejemplo a todos los de edad avanzada, para que dispongan de sus asuntos mientras son capaces de hacerlo, de modo que cuando se acerquen a la muerte y disminuyan sus facultades mentales no haya nada material que aparte su mente de Dios (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 2, pp. 1018, 1019).
Elena G.W