Hay dos grandes principios, uno de lealtad, el otro de deslealtad. Todos necesitamos más valor cristiano para levantar el estandarte en el que están inscriptos los mandamientos de Dios y la de Jesús… La línea de separación entre los obedientes y los desobedientes debe ser clara y definida. Debemos estar firmemente decididos a cumplir la voluntad del Señor en cualquier momento y lugar…
La fuerza cristiana se obtiene sirviendo al Señor fielmente. Los jóvenes debieran comprender que ser uno con Cristo es el más alto honor que podrían alcanzar. Por su estricta fidelidad deberían luchar para conseguir su independencia moral, que podrá sostenerlos contra cualquier influencia que procure apartarlos de los principios rectos. Habrá intelectos superiores que harán declaraciones que no estarán fundadas en la verdad. Permitid que se aplique el colirio celestial a los ojos de vuestro entendimiento, para que podáis distinguir entre la verdad y el error. Escudriñad la Palabra; y cuando halléis un: “Así dice Jehová”, tomad partido…
En “El Peregrino” de Bunyan aparece un personaje llamado “Acomodadizo”. Jóvenes, rehuid la compañía de ese personaje. Aquellos a quienes simboliza son muy acomodaticios: cañas azotadas por el viento. No tienen fuerza de voluntad. Cada joven necesita cultivar la facultad de tomar decisiones. Una voluntad dividida es una trampa, y será la ruina de muchos jóvenes. Sed firmes, no sea que quedéis con vuestra casa o carácter edificados sobre un cimiento de arena. (RH, 09-05-1899)
La filosofía divina es la norma de la vida cristiana. Todo nuestro ser debiera estar imbuido de los principios vivificadores del Cielo. Las mil pequeñeces y actividades que consumen el tiempo de tanta- personas se reducen a su verdadera proporción frente a la piedad sana y santificadora que sigue los dictados bíblicos. (ST, 10-10-1906) (76)