- mayo 24, 2023
Miércoles 24 de mayo – UNA CIUDAD LLAMADA CONFUSIÓN
UNA CIUDAD LLAMADA CONFUSIÓN “Pelearán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey…
UNA CIUDAD LLAMADA CONFUSIÓN
“Pelearán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados, elegidos y fieles” (Apoc. 17:14).
Miércoles: 24 mayo
UN LLAMADO AL COMPROMISO
La exhortación de Apocalipsis es un llamado urgente al compromiso, resumido en el simbolismo de las dos mujeres del Apocalipsis. Aunque a veces pareciera que el pueblo de Dios será derrotado en este conflicto cósmico entre la verdad y el error, Dios promete que su iglesia finalmente triunfará.
Compara Mateo 16:18 con Apocalipsis 17:14. ¿Qué promesa les hizo Jesús a sus discípulos con respecto a su iglesia?
Mateo 16:18
18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Apocalipsis 17:14
14 Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.
Cristo es el fundamento sólido sobre el que se construye su iglesia. Esta iglesia se basa en las enseñanzas de su Palabra y es el Espíritu quien la guía. Al contrario, Babilonia, como hemos visto, se cimenta en las enseñanzas y las tradiciones hechas por el hombre. Cualquier líder religioso que sustituya la voluntad revelada de Dios en las Escrituras por las opiniones o las tradiciones humanas, o prefiera a estas últimas por encima de la Biblia, básicamente está fomentando la confusión babilónica.
En los días de la antigua Babilonia, la Iglesia y el Estado eran una misma cosa. Cuando el rey Nabucodonosor se sentaba en el trono real de su templo, supuestamente hablaba en nombre de los dioses. En una ocasión, como un acto de rebeldía contra el Dios verdadero, el rey babilónico aprobó un decreto universal que imponía la adoración y ordenó a todos sus súbditos que se inclinaran para acatar su decreto; un poderoso símbolo de lo que el pueblo fiel de Dios, que se niega a adorar la falsa imagen, enfrentará en los últimos días. (Ver Daniel 3).
En los últimos días de la historia de la Tierra, resurgirá un sistema de IglesiaEstado, la Babilonia espiritual, con un líder espiritual que pretenderá hablar como Dios. Declarará que su palabra es la palabra de Dios misma; y sus mandamientos, los mandamientos de Dios. Durante siglos, los pontífices romanos han declarado que ocupan el lugar de Dios en la Tierra. En su carta encíclica del 20 de junio de 1894, el papa León XIII declaró: “Sostenemos sobre esta Tierra el lugar de Dios todopoderoso”. El Ferraris Ecclesiastical Dictionary [Diccionario eclesiástico Ferraris] añade: “El Papa es de tan gran dignidad y tan exaltado que no es un mero hombre, sino como si fuera Dios, y el vicario de Dios”. El apóstol Pablo agrega estas palabras exponiendo este poder: “Se opondrá y se exaltará contra todo lo que se llama Dios, o que se adora; hasta sentarse en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tes. 2:4).
Debido a que ya hemos visto que Dios tiene personas fieles en “Babilonia”, ¿por qué debemos tener cuidado en nuestra manera de hablar sobre el tema, y por qué debemos tener cuidado de no juzgar a las personas individualmente, a diferencia del sistema en sí?
Comentarios Elena G.W
El poder humano no estableció la iglesia de Dios ni puede destruirla. La iglesia no fue fundada sobre la roca de la fuerza humana, sino sobre Cristo Jesús, Roca de la eternidad, «y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella». Mateo 16:18. La presencia de Dios da estabilidad a su causa. Las instrucciones que nos llegan son: «No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre». Salmo 146:3. «En quietud y en confianza será vuestra fortaleza». Isaías 30:15. La gloriosa obra de Dios, fundada en los principios eternos de la justicia, no será nunca anonadada. Irá de fortaleza en fortaleza, «no con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos». Zacarías 4:6 (Profetas y reyes, p. 438).
En los días más sombríos de su largo conflicto con el mal, le fueron dadas a la iglesia de Dios revelaciones del propósito eterno de Jehová. Se permitió a sus hijos que mirasen más allá de las pruebas presentes hacia los triunfos futuros, al tiempo cuando, habiendo terminado la lucha, los redimidos entrarán en posesión de la tierra prometida. Estas visiones de gloria futura, cuyas escenas fueron descritas por la mano de Dios, deben ser apreciadas por su iglesia hoy, cuando se está acercando rápidamente el fin de la controversia secular y se han de cumplir en toda su plenitud las bendiciones prometidas.
Muchos fueron los mensajes de consuelo dados a la iglesia por los profetas antiguos. «Consolaos, consolaos, pueblo mío» (Isaías 40:1), fue la recomendación de Dios transmitida por Isaías, acompañada por visiones admirables que han inspirado esperanza y gozo a los creyentes a través de los siglos que siguieron. Despreciados, perseguidos y abandonados por los hombres, los hijos de Dios en toda época han sido, sin embargo, sostenidos por sus seguras promesas. Por la fe han mirado hacia adelante, al tiempo en que él cumplirá en favor de su iglesia esta promesa: «Ponerte he en gloria perpetua, gozo de generación y generación». Isaías 60:15 (Profetas y reyes, p. 533).
Cada alma debe darse cuenta de que Cristo es su Salvador personal; y en su vida cristiana se manifestarán el amor, el celo y la perseverancia…
Cristo nunca debiera estar alejado de nuestra mente. Los ángeles dijeron de él: «Llamarás su nombre JESUS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Mateo 1:21. ¡Qué precioso Salvador es Jesús! Seguridad, auxilio, confianza y paz hay en él. Es el disipador de todas nuestras dudas, la prenda de todas nuestras esperanzas. Cuán precioso es el pensamiento de que realmente podemos llegar a ser participantes de la naturaleza divina, con la que podemos vencer así como Jesús venció. Jesús es la plenitud de nuestras expectativas. Es la melodía de nuestros himnos, la sombra de una gran roca en el desierto. Es el agua viva para el alma sedienta. Es nuestro refugio en la tempestad. Es nuestra Justicia, nuestra santificación, nuestra redención. Cuando Cristo es nuestro Salvador personal, anunciaremos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (Reflejemos a Jesús, p. 13).