Miércoles 27 de marzo – ESPERAR EN EL DESCANSO SABÁTICO DE DIOS – ¡ESPERA EN EL SEÑOR!

¡ESPERA EN EL SEÑOR! “¡Espera en el Señor! ¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón! ¡Espera en el Señor!” (Sal. 27:14). Miércoles:…

 Miércoles 27 de marzo – ESPERAR EN EL DESCANSO SABÁTICO DE DIOS – ¡ESPERA EN EL SEÑOR!

¡ESPERA EN EL SEÑOR!

“¡Espera en el Señor! ¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón! ¡Espera en el Señor!” (Sal. 27:14).

Miércoles: 27 de marzo

ESPERAR EN EL DESCANSO SABÁTICO DE DIOS

Lee Salmo 92. ¿Qué dos aspectos del sábado se destacan en este canto acerca del día de reposo?

 

Salmo 92

1 Bueno es alabarte, oh Jehová, Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; Anunciar por la mañana tu misericordia, Y tu fidelidad cada noche, En el decacordio y en el salterio, En tono suave con el arpa. Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; En las obras de tus manos me gozo. ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos. El hombre necio no sabe, Y el insensato no entiende esto. Cuando brotan los impíos como la hierba, Y florecen todos los que hacen iniquidad, Es para ser destruidos eternamente. Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo. Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová, Porque he aquí, perecerán tus enemigos; Serán esparcidos todos los que hacen maldad. 10 Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; Seré ungido con aceite fresco. 11 Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos; Oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos. 12 El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. 13 Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. 14 Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes, 15 Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia.

La alabanza a Dios por las grandes obras de sus manos (Sal. 92:4, 5) y la descripción edénica de los justos (Sal. 92:12-14) señalan claramente a la Creación, el primer aspecto que conmemora el sábado. El salmo también ensalza al Señor por su victoria sobre los enemigos, como Dios de justicia (Sal. 92:7-15), y refuerza así la segunda faceta del sábado: la redención del mal (Deut. 5:12-15). De esta manera, Salmo 92 ensalza a Dios por su Creación en el pasado y por sostener el mundo en la actualidad, y apunta a la esperanza final de la paz y el orden divinos por toda la eternidad.

El pueblo puede disfrutar del descanso sabático porque Dios es el “Altísimo” (Sal. 92:1); su posición superior (en las alturas) le da una ventaja sin igual sobre sus enemigos.

Sin embargo, aunque es el Altísimo, el Señor no duda en descender para rescatar a quienes lo invocan. La obra de creación del Señor y, sobre todo, la redención de esa Creación, deberían inspirar a la gente a adorar a Dios y a amarlo. A fin de cuentas, vivir en una Creación caída, sin esperanza de redención, no es algo que nos entusiasme especialmente. Amamos, sufrimos, morimos… sin ninguna esperanza. Por eso, alabamos al Señor no solamente como Creador, sino también como Redentor.

 El “aceite fresco” transmite la idea de la renovada devoción del salmista por servir a Dios como su siervo reconsagrado (Sal. 92:10). La unción con aceite se hacía para consagrar a personas elegidas como sacerdotes y reyes (Éxo. 40:15; 1 Sam. 10:1). Sin embargo, el salmista eligió una palabra hebrea inusual, balal, para describir su unción, que no representa típicamente la unción de los siervos de Dios, sino que denota la “mezcla” de aceite con otras partes del sacrificio (Éxo. 29:2; Lev. 2:4, 5). El uso exclusivo del balal por parte del salmista implica que este desea presentarse a sí mismo como sacrificio vivo ante el Señor y consagrar todo su ser a Dios (Rom. 12:1).

No es sorprendente encontrar pensamientos acerca de la consagración en un salmo dedicado al sábado, porque el sábado es la señal de que el Señor santifica a su pueblo (Éxo. 31:13). Las imágenes de palmeras y cedros del Líbano representan al pueblo de Dios que crece en la fe y en la verdadera apreciación de los maravillosos propósitos y el amor de Dios. El sábado es la señal del Pacto eterno del Señor con su pueblo (Eze. 20:20). Por lo tanto, el descanso sabático es esencial para el pueblo de Dios, porque lo capacita para esperar confiadamente en que el Señor cumplirá todas las promesas de su Pacto (Heb. 4:1-10).

Vuelve a leer Salmo 92. ¿Qué gran esperanza se nos ofrece allí, y cómo podemos, incluso ahora mismo, consolarnos con lo que dice?

Comentarios Elena G.W

Puesto que el sábado es una institución recordativa del poder creador es, entre todos los días, aquel en que deberíamos familiarizarnos especialmente con Dios por medio de sus obras. En la mente de los niños, el solo pensamiento del sábado debería estar ligado al de la belleza de las cosas naturales. Feliz la familia que puede ir al lugar de culto el sábado, como Jesús y sus discípulos iban a la sinagoga, a través de campos y bosques, o a lo largo de la costa del lago. Felices los padres que pueden enseñar a sus hijos la Palabra escrita de Dios con ilustraciones obtenidas de las páginas abiertas del libro de la naturaleza; que pueden reunirse bajo los árboles verdes, al aire fresco y puro, para estudiar la Palabra y cantar alabanzas al Padre celestial (La educación, p. 351).

La obra del cielo no cesa nunca, y los hombres no debieran nunca descansar de hacer bien. El sábado no está destinado a ser un período de inactividad inútil. La ley prohíbe el trabajo secular en el día de reposo del Señor; debe cesar el trabajo con el cual nos ganamos la vida; ninguna labor que tenga por fin el placer mundanal o el provecho es lícita en ese día; pero como Dios abandonó su trabajo de creación y descansó el sábado y lo bendijo, el hombre ha de dejar las ocupaciones de su vida diaria, y consagrar esas horas sagradas al descanso sano, al culto y a las obras santas. La obra que hacía Cristo al sanar a los enfermos estaba en perfecta armonía con la ley. Honraba el sábado (El Deseado de todas las gentes, p. 177).

La santificación expuesta en las Santas Escrituras abarca todo el ser: espíritu, cuerpo y alma. San Pablo rogaba por los tesalonicenses, que su «ser entero, espíritu y alma y cuerpo» fuese «guardado y presentado irreprensible en el advenimiento de nuestro Señor Jesucristo» 1 Tesalonicenses 5:23 (VM). Y vuelve a escribir a los creyentes: «Os ruego pues, hermanos, por las compasiones de Dios, que le presentéis vuestros cuerpos, como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios». Romanos 12:1 (VM). En tiempos del antiguo Israel, toda ofrenda que se traía a Dios era cuidadosamente examinada. Si se descubría un defecto cualquiera en el animal presentado, se lo rechazaba, pues Dios había mandado que las ofrendas fuesen «sin mancha». Así también se pide a los cristianos que presenten sus cuerpos en «sacrificio vivo, santo, acepto a Dios». Para ello, todas sus facultades deben conservarse en la mejor condición posible. Toda costumbre que tienda a debilitar la fuerza física o mental incapacita al hombre para el servicio de su Creador. ¿Y se complacerá Dios con menos de lo mejor que podamos ofrecerle? Cristo dijo: «Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón». Los que aman a Dios de todo corazón desearán darle el mejor servicio de su vida y tratarán siempre de poner todas las facultades de su ser en armonía con las leyes que aumentarán su aptitud para hacer su voluntad (El conflicto de los siglos, p. 466).

Elena G.W

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