¿Comprenden todos los miembros de la iglesia que todo lo que poseen ha sido dado para que lo
usen y aumenten para gloria de Dios? Dios mantiene un registro fiel de cada ser humano en nuestro
mundo. Y cuando llega el día del ajuste de cuentas, el mayordomo fiel no se atribuye ningún
crédito a sí mismo. No dice: "Mi talento"; sino: "Tu talento ha ganado" otros talentos. El sabe que
sin el capital que le fue confiado no habría podido conseguir ningún aumento. Piensa que al haber
cumplido fielmente su responsabilidad como mayordomo no ha hecho más que cumplir con su
deber. El capital era del Señor, y mediante su poder pudo negociar con él con éxito. Tan solo el
nombre del Señor debe ser glorificado. Sin el capital confiado, él sabe que habría estado en
bancarrota para la eternidad.
La aprobación del Señor la recibe casi como una sorpresa, porque no la espera. Pero Cristo le dice:
"Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor". Mateo 25:21 (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 118).
Compañeros de peregrinación, estamos todavía entre las sombras y la agitación de las actividades
terrenales; pero pronto aparecerá nuestro Salvador para traer liberación y descanso. Contemplemos
por la fe el bienaventurado más allá, tal como lo describió la mano de Dios. El que murió por los
pecados del mundo está abriendo de par en par las puertas del Paraíso a todos los que creen en él.
Pronto habrá terminado la batalla y se habrá ganado la victoria. Pronto veremos a Aquel en quien
se cifran nuestras esperanzas de vida eterna. En su presencia las pruebas y los sufrimientos de esta
vida resultarán insignificantes. De lo que existió antes "no habrá memoria, ni más vendrá al
pensamiento". "No perdáis pues vuestra confianza, que tiene grande remuneración de galardón:
porque la paciencia os es necesaria; para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la
promesa. Porque aun un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará". "Israel es salvo... con
salud eterna; no os avergonzaréis, ni os afrentaréis, por todos los siglos". Isaías 65:17; Hebreos
10:35-37; Isaías 45:17 (Profetas y reyes, pp. 540, 541).
Vuestra fe en Jesús os brindará fortaleza para el cumplimiento de cada propósito, y le dará
consistencia a vuestro carácter. Toda vuestra felicidad, vuestra paz, vuestra alegría y vuestro éxito
en esta vida dependen de una fe genuina y confiada en Dios. Esta fe os inspirará a obedecer de
verdad los mandamientos de Dios. Vuestro conocimiento de Dios y fe en él es el más poderoso
medio de apartaros de toda práctica mala, y es el motivo que inspira todo bien. Creed en Jesús
como quien os perdona vuestros pecados, y desea que seáis felices en las mansiones que os ha ido
a preparar. Desea que viváis en su presencia, para que tengáis vida.
Guardar los mandamientos de Dios tiene una gran recompensa, incluso en esta vida. Nuestra
conciencia no nos condena. Nuestros corazones no están en enemistad con Dios, sino en paz con
él (Sons and Daughters of God, p. 45; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 47).