Sábado 23 de septiembre – EFESIOS EN EL CORAZÓN

EFESIOS EN EL CORAZÓN “Porque por gracia han sido salvados por la fe. Y esto no proviene de ustedes, sino…

 Sábado 23 de septiembre – EFESIOS EN EL CORAZÓN

EFESIOS EN EL CORAZÓN

“Porque por gracia han sido salvados por la fe. Y esto no proviene de ustedes, sino que es el don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe; porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, que Dios de antemano preparó para que anduviésemos en ellas” (Efe. 2:8-10).

Sábado: 23 de septiembre

EFESIOS EN EL CORAZÓN

Los visitantes de Londres suben a bordo del London Eye, una atracción similar a una noria. Desde una altura de 137 metros sobre el río Támesis se puede ver todo: el Big Ben, las Cámaras del Parlamento y los diversos palacios y catedrales históricos. Según el especialista en Nuevo Testamento Nicholas Thomas “Tom” Wright, “la carta a los Efesios, en relación con el resto de las cartas de Pablo, está más bien como el London Eye. No es el más largo ni el más completo de sus escritos, pero ofrece una vista impresionante de todo el paisaje. Desde aquí, a medida que gira la rueda, se obtiene una vista panorámica de un tema tras otro” (Paul for Everyone: The Prison Letters (Londres: SPCK [Society for Promoting Christian Knowledge Publishing], 2004], p. 3).

 En Efesios, Pablo no se aboca a los temas de interés local. La carta se lee como si Pablo se dirigiera a los creyentes de todas partes y a las iglesias cristianas dondequiera que estén. La sensación atemporal de la carta permite que la “vista impresionante” que ofrece Pablo invada nuestro propio mundo y pensamiento. Al repasar cada capítulo, tengamos en mente esta pregunta: ¿Qué verdades importantes contenidas en Efesios deberían seguir moldeando nuestra vida como creyentes?

Comentarios Elena G.W

En cada alma luchan activamente dos poderes en procura de la victoria. La incredulidad ordena sus fuerzas, guiada por Satanás, para separarnos de la Fuente de nuestra fortaleza. La fe ordena las suyas, dirigidas por Cristo, el Autor y Consumador de nuestra fe. El conflicto continúa hora a hora ante la vista del universo celestial. Esta es una batalla cuerpo a cuerpo, y el gran interrogante es: ¿Quién obtendrá el dominio? Cada uno debe decidir por sí mismo este asunto. Todos deben tomar parte en esta lucha, peleando en un bando o en el otro. En este conflicto no hay tregua… Se nos urge a prepararnos para esta acción. «Confortaos en el Señor, y en la potencia de su fortaleza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo»…

Aquel a quien se le dio toda potestad en el Cielo y en la tierra vendrá a socorrer a aquellos que confían en él (Sons and Daughters of God, p. 328; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 330).

En el tiempo de Cristo, el mayor engaño de la mente humana consistía en creer que un mero asentimiento a la verdad constituía la justicia. En toda experiencia humana, un conocimiento teórico de la verdad ha demostrado ser insuficiente para salvar el alma. No produce frutos de justicia. Una estimación celosa por lo que se llama verdad teológica acompaña a menudo al odio de la verdad genuina manifestada en la vida. Los capítulos más sombríos de la historia están cargados con el recuerdo de crímenes cometidos por fanáticos religiosos…

Aún subsiste el mismo peligro. Muchos dan por sentado que son cristianos simplemente porque aceptan ciertos dogmas teológicos. Pero no han hecho penetrar la verdad en la vida práctica. No la han creído ni amado; por lo tanto no han recibido el poder y la gracia que provienen de la santificación de la verdad. Los hombres pueden profesar creer en la verdad; pero esto no los hace sinceros, bondadosos, pacientes y tolerantes, ni les da aspiraciones celestiales; es una maldición para sus poseedores, y por la influencia de ellos es una maldición para el mundo (El Deseado de todas las gentes, pp. 275, 276).

Ascienda a Dios la oración: «Crea en mí un corazón limpio», pues un alma pura y limpia tiene a Cristo que mora en ella, y de la abundancia del corazón fluye la vida. La voluntad humana debe rendirse a Cristo. En vez de 136 pasar de largo, cerrando egoístamente el corazón a las dulces influencias del Espíritu de Dios. La religión práctica por doquiera exhala su fragancia. Es un sabor de vida para vida (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 3, pp. 1175, 1 176).

Elena G.W

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