Sábado 27 de mayo – LOS ENGAÑOS FINALES DE SATANÁS

LOS ENGAÑOS FINALES DE SATANÁS “Santifícalos en la verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Sábado: 27 mayo LOS ENGAÑOS…

 Sábado 27 de mayo – LOS ENGAÑOS FINALES DE SATANÁS

LOS ENGAÑOS FINALES DE SATANÁS

“Santifícalos en la verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17).

Sábado: 27 mayo

LOS ENGAÑOS FINALES DE SATANÁS

Era una de esas hermosas mañanas de septiembre en Chicago. Cuando el sol se elevaba sobre el lago Míchigan, los conductores luchaban con los embotellamientos en las autopistas Kennedy y Eisenhower, y los niños se

dirigían a la escuela, comenzó a aflorar una historia escalofriante que infundió miedo en el corazón de los habitantes de Chicago. La gente se enfermaba trágicamente, y algunos morían pocas horas después de tomar las cápsulas de Tylenol. En las pruebas, se demostró que cada una de las cápsulas estaba envenenada con cianuro de potasio, un veneno mortal. Un desquiciado había manipulado el medicamento. Hasta el día de hoy, no se sabe quién hizo esto.

Como hemos visto, Apocalipsis nos advierte que “los que habitan en la Tierra” beberán una poción mortal llamada el “vino de Babilonia”. Existen doctrinas y enseñanzas falsas que, en definitiva, solo conducirán a la muerte. Sin embargo, el mundo no está desprovisto del antídoto, la protección, contra este veneno espiritual: el mensaje de los tres ángeles.

En la lección de esta semana, seguiremos viendo no solo los engaños de Babilonia, sino también el plan de Jesús para salvarnos de estos engaños y de la muerte que, de lo contrario, provocarían.

Comentarios Elena G.W

Está por sobrecogernos la lucha final del gran conflicto, cuando con «grande potencia, y señales, y milagros mentirosos, y con todo engaño de iniquidad», Satanás obrará para representar falsamente el carácter de Dios, a fin de seducir, «si es posible, aun a los escogidos’. Mateo 24:24. Si hubo alguna vez un pueblo que necesitase un aumento constante de la luz del cielo, es el pueblo que, en este tiempo de peligro, Dios llamó a ser depositario de su santa ley y a vindicar su carácter delante del mundo. Aquellos a quienes se confió un cometido tan sagrado deben ser espiritualizados y elevados por las verdades que profesan creer (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 696).

Jesús dijo: «Yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad». Juan 17:19. «Tu palabra es verdad». Por lo tanto, necesitamos familiarizarnos con la Palabra de Dios, estudiarla y practicarla en la vida. Negamos a Jesús como al que quita los pecados del mundo si, después de aceptar la verdad, no revelamos al mundo los efectos santificadores de la verdad en nuestro propio carácter. Si no somos hombres y mujeres mejores, si no somos más bondadosos, más compasivos, más corteses, más llenos de ternura y amor; si no manifestamos a otros el amor que indujo a Jesús a venir al mundo en misión de misericordia, no somos testigos ante el mundo del poder de Cristo…

Cristo es nuestro modelo, pero a menos que lo contemplemos, que nos espaciemos en su carácter, no lo reflejaremos en nuestra vida práctica. Fue manso y humilde de corazón. Nunca cometió una acción ruda, nunca pronunció una palabra descortés. El Señor no se complace con nuestra conducta ruda y carente de simpatía manifestada hacia los demás. Debemos sacar de nuestro carácter todo egoísmo, y debemos llevar el yugo de Cristo. Entonces… Estaremos listos para vivir en compañía de los ángeles. Debemos estar en el mundo pero no debemos ser del mundo. Tal como el Señor de la vida y de la gloria vino a nuestro mundo para representar al Padre, así debemos ir al mundo para representar a Jesús (That I May Know Him, p. 306; parcialmente en A fin de conocerle, p. 308).

Corred la carrera cristiana con paciencia, y revelaos superiores a toda tentación que os sobrevenga, por gravosa que sea. Resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios; y si estáis deseoso de dar el primer paso hacia arriba, encontraréis su mano extendida para ayudaros. Depende de vosotros, individualmente, si camináis a la luz del Sol de Justicia, o en las tinieblas del error. La verdad de Dios puede ser una bendición para vosotros solo si permitáis que vuestra influencia purifique y refine vuestra alma (Sons and Daughters of God, p. 79; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 81).

Elena G.W

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