Domingo 31 de diciembre – LOS SALMOS EN EL CULTO DEL ANTIGUO ISRAEL- CÓMO LEER SALMOS

CÓMO LEER SALMOS “Después les dijo: ‘Estas son las palabras que les hablé cuando estaba aún con ustedes; que era…

 Domingo 31 de diciembre – LOS SALMOS EN EL CULTO DEL ANTIGUO ISRAEL- CÓMO LEER SALMOS

CÓMO LEER SALMOS

“Después les dijo: ‘Estas son las palabras que les hablé cuando estaba aún con ustedes; que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos’. Entonces les abrió el sentido, para que entendiesen las Escrituras” (Luc. 24:44, 45).

Domingo: 31 de diciembre

LOS SALMOS EN EL CULTO DEL ANTIGUO ISRAEL

Lee 1 Crónicas 16:7; Nehemías 12:8; Salmos 18:1; 30:1; 92:1; 95:2; 105:2; Colosenses 3:16; y Santiago 5:13. ¿En qué ocasiones se escribieron algunos salmos? ¿Cuándo utilizó los salmos el pueblo de Dios?

 

1 Crónicas 16:7

Entonces, en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos:

 

Nehemías 12:8

Y los levitas: Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que con sus hermanos oficiaba en los cantos de alabanza.

 

Salmos 18:1

1 Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.

 

Salmos 30:1

1 Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado, Y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí.

 

Salmos 92:1

1 Bueno es alabarte, oh Jehová, Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;

Salmos 95:2

 

Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos.

 

Salmos 105:2

Cantadle, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas.

 

Colosenses 3:16

16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.

 

Santiago 5:13

13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.

Los salmos fueron compuestos para su uso en el culto individual y comunitario. Se cantaban como himnos en el culto del Templo, como sugieren las anotaciones musicales que mencionan instrumentos, melodías y directores musicales (ver los títulos de los Salmos 61, 9 y 8, NVI).

En la Biblia hebrea, el título del Libro de los salmosTehilim (‘alabanzas’), refleja su propósito principal, es decir, la alabanza a Dios. El título en español, Salmos, procede del griego Psalmói, que se encuentra en la Septuaginta una traducción temprana (siglos II y III a.C.) de la Biblia hebrea al griego.

Salmos era una parte indispensable del culto israelita. Por ejemplo, se utilizaba en las dedicaciones del Templo, en las fiestas religiosas, las procesiones y durante el emplazamiento del Arca del Pacto en Jerusalén.

Los “cánticos para los peregrinos que suben” (Sal. 120-134, NTV), también conocidos como cantos de peregrinación, se entonaban tradicionalmente durante la peregrinación a Jerusalén en las tres principales fiestas anuales (Éxo. 23:14-17). El halel egipcio” (Sal. 113-118) y el “gran halel” (Sal. 136) se entonaban en las tres fiestas anuales principales, incluyendo las fiestas de la luna nueva y la dedicación del Templo. El Halel egipcio ocupaba un lugar importante en la ceremonia de la Pascua. Salmos 113 y 114 se entonaban al principio de la cena pascual; y Salmos 115 al 118, al final (Mat. 26:30). El “Halel diario” (Sal. 145-150) se incorporaba a las oraciones diarias en los cultos matutinos de la sinagoga.

Los salmos no solo acompañaban el culto del pueblo, sino también lo instruía sobre cómo debían adorar a Dios en el Santuario. Jesús oró con las palabras de Salmo 22 (Mat. 27:46). Los salmos también ocuparon un lugar importante en la vida de la iglesia primitiva (Col. 3:16; Efe. 5:19).

Aunque nosotros, por supuesto, no adoramos a Dios en un santuario terrenal como el templo antiguo, ¿cómo podemos utilizar los salmos en nuestro culto, ya sea en forma individual o grupal?

Comentarios Elena G.W

El servicio de canto fue hecho parte regular del culto religioso, y David compuso salmos, no sólo para el uso de los sacerdotes en el servicio del santuario, sino también para que los cantara el pueblo mientras iba al altar nacional para las fiestas anuales. La influencia así ejercida fue muy abarcante, y contribuyó a liberar la nación de las garras de la idolatría. Muchos de los pueblos vecinos, al ver la prosperidad de Israel, fueron inducidos a pensar favorablemente en el Dios de Israel, que había hecho tan grandes cosas para su pueblo (Historia de los patriarcas y profetas, p. 768).

Cuando el arca del pacto fue traída a la ciudad de David, y se cantó un salmo de gozo y triunfo, «dijo todo el pueblo. Amen: y alabo a Jehová» Salmo 106:48; 1 crónicas 16:36. Esta ferviente respuesta era evidencia de que comprendían la palabra hablada, y participaban en el culto de Dios.

Hay demasiado formalismo en nuestros servicios religiosos. El Señor quiere que sus ministros prediquen la palabra vivificada por su Espíritu Santo; y los hermanos que oyen no deben permanecer sentados en indiferencia soñolienta, o mirar vagamente en el vacío, sin responder a lo dicho… Debiera haber iglesias despiertas y activas para animar y sostener a los ministros de Cristo, y para ayudarles en la obra de salvar almas. Donde la iglesia ande en la luz, habrá siempre alegres y cordiales respuestas, y palabras de alabanza gozosa…

Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que podamos cantarlo cuando nos unamos a sus resplandecientes filas. Digamos con el salmista: «Alabaré a Jehová en mi vida: Cantaré salmos a mi Dios mientras viviere». «Alábente los pueblos, oh Dios; alábente los pueblos todos». Salmo 146:2; 67:3 (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 298).

Así como los israelitas cuando andaban por el desierto alegraron su camino con la música del canto sagrado, Dios invita a sus hijos a alegrar por el mismo medio su vida de peregrinaje. Hay pocos medios más eficaces para grabar sus palabras en la memoria que el de repetir las mediante el canto. Y esa clase de canto tiene un poder maravilloso. Tiene poder para subyugar naturalezas rudas e incultas, para avivar el pensamiento y despertar simpatía, para promover la armonía en la acción, y desvanecer la melancolía y los presentimientos que destruyen el valor y debilitan el esfuerzo…

Como parte del servicio religioso, el canto no es menos importante que la oración. En realidad, más de un canto es una oración…

Al conducirnos nuestro Redentor al umbral de lo infinito, inundado con la gloria de Dios, podremos comprender los temas de alabanza y acción de gracias del coro celestial que rodea el trono, y al despertarse el eco del canto de los ángeles en nuestros hogares terrenales, los corazones estarán más cerca del coro celestial. La comunión con el cielo inicia en la tierra. Aquí aprendemos la clave de su alabanza (La educación, pp. 151, 152).

Elena G.W

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