Viernes 11 de abril -PARA ESTUDIAR Y MEDITAR – EL GÉNESIS COMO FUNDAMENTO

EL GÉNESIS COMO FUNDAMENTO “Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: ‘¡Este es el…

 Viernes 11 de abril -PARA ESTUDIAR Y MEDITAR – EL GÉNESIS COMO FUNDAMENTO

EL GÉNESIS COMO FUNDAMENTO

“Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: ‘¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!’ ” (Juan 1:29).

Viernes: 11 de abril

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee el capítulo titulado “El Apocalipsis” en las páginas 477 a 488 del libro Los hechos de los apóstoles, de Elena de White.

Muchas religiones mundiales tienen que ver simplemente con ideas y mitos inverificables, pero la religión cristiana está firmemente anclada en hechos históricos. La Biblia es el registro de la interacción de Dios con la humanidad a lo largo de la historia. En consecuencia, el estudio de las interacciones milenarias allí registradas resulta muy instructivo acerca del carácter coherente de Dios.

A veces, sin embargo, los cristianos se quejan de que están cansados de oír siempre lo mismo. Por ejemplo, quizá tendemos a pensar que ya hemos oído nuestro mensaje profético distintivo y que no tenemos nada nuevo que aprender acerca de él.

El hecho de que nuestro mensaje sea invariable y coherente no significa que sea simplista o poco desafiante. Por el contrario, cuando se estudia la información proveniente de un Dios infinito, se cae pronto en la cuenta de que sus temas son inagotables.

Según Elena de White, uno de los propósitos con que fue escrito el Apocalipsis fue afirmar a la iglesia cristiana en su mensaje histórico relevante para todos los tiempos. “Algunos de los obreros más jóvenes [entre los cristianos del primer siglo] […] se habían cansado de las verdades tan a menudo repetidas. En su deseo de algo novedoso y sorprendente, intentaron introducir nuevas fases de doctrina” (Los hechos de los apóstoles, p. 478). En ese sentido, Apocalipsis no es solo un libro acerca del futuro, sino también acerca del pasado, ya que está destinado a mantenernos firmes en nuestra fe histórica para que no cedamos al prurito de la búsqueda de originalidad.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Las Escrituras nunca dejan de aportar nueva información y nuevos conocimientos. ¿Cómo podemos mantener el equilibrio entre el deseo de crecer constantemente en nuestra comprensión de la Revelación y la importancia de permanecer anclados en las verdades que ya nos han sido reveladas?

  2. ¿Cómo debe responder la iglesia a las nuevas interpretaciones de la profecía? Aunque sabemos que siempre hay más que aprender, ¿cómo podemos discernir si la nueva luz es esencial, solo una moda pasajera o incluso un error?

  3. Durante la Segunda Guerra Mundial, un marinero que agonizaba en el Pacífico dijo al médico que lo atendía: “Soy huérfano, ¿quién se acordará de mí cuando muera?” El médico respondió: “Yo siempre me acordaré de ti”. Por bien intencionadas que fueran las palabras de aquel médico, él también habría de morir tarde o temprano, al igual que el recuerdo del marinero huérfano. ¿Cómo nos ayuda este relato a percibir la futilidad e insignificancia de la vida humana si la muerte tiene la última palabra?

Comentarios Elena G.W

La serpiente tomó del fruto del árbol prohibido y lo puso en las manos vacilantes de Eva. Entonces le recordó sus propias palabras referentes a que Dios les había prohibido tocarlo, a pena de muerte. Le manifestó que no recibiría más daño de comer el fruto que de tocarlo. No experimentando ningún mal resultado por lo que había hecho, Eva se atrevió a más. Vio «que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió». Era agradable al paladar, y a medida que comía, parecía sentir una fuerza vivificante, y se figuró que entraba en un estado más elevado de existencia. Sin temor, tomó el fruto y lo comió.

Y ahora, habiendo pecado, ella se convirtió en el agente de Satanás para labrar la ruina de su esposo. Con extraña y anormal excitación, y con las manos llenas del fruto prohibido, lo buscó y le relató todo lo que había ocurrido…

Adán comprendió que su compañera había violado el mandamiento de Dios, menospreciando la única prohibición que les había sido puesta como una prueba de su fidelidad y amor. Se desató una terrible lucha en su mente. Lamentó haber dejado a Eva separarse de su lado. Pero ahora el error estaba cometido; debía separarse de su compañía, que le había sido de tanto gozo. ¿Cómo podría hacer eso?

Adán había gozado el compañerismo de Dios y de los santos ángeles. Había contemplado la gloria del Creador. Comprendía el elevado destino que aguardaba al linaje humano si los hombres permanecían fieles a Dios. Sin embargo, se olvidó de todas estas bendiciones ante el temor de perder el don que apreciaba más que todos los demás. El amor, la gratitud y la lealtad al Creador, todo fue sofocado por amor a Eva. Ella era parte de sí mismo, y Adán no podía soportar la idea de una separación. No alcanzó a comprender que el mismo Poder infinito que lo había creado del polvo de la tierra y hecho de él un ser viviente de hermosa forma y que, como demostración de su amor, le había dado una compañera, podía muy bien proporcionarle otra. Adán resolvió compartir la suerte de Eva; si ella debía morir, él moriría con ella. Al fin y al cabo, se dijo Adán, ¿no podrían ser verídicas las palabras de la sabia serpiente? Eva estaba ante él, tan bella y aparentemente tan inocente como antes de su desobediencia. Le expresaba mayor amor que antes. Ninguna señal de muerte se notaba en ella, y así decidió hacer frente a las consecuencias. Tomó el fruto y lo comió apresuradamente (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 39, 40).

El carácter de Satanás, mediante sus esfuerzos por vencer y destruir al Hijo de Dios, se desarrollaba ante el universo, y se manifestaba en su verdadera malignidad ante los mundos no caídos que habían sido creados por Cristo. Cada vez que picaba el calcañar de Cristo con su colmillo homicida, la serpiente se aseguraba más su propio descalabro y ruina (The Signs of the Times, 26 de marzo, 1 894, «Christ’s Victory Gained Through Pain and Death», párr. 2).

Elena G.W

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