Viernes 22 de marzo – PARA ESTUDIAR Y MEDITAR – ADORACIÓN SIN FIN

ADORACIÓN SIN FIN “Al Señor cantaré en toda mi vida, a mi Dios salmearé mientras viva” (Sal. 104:33). Viernes: 22…

 Viernes 22 de marzo – PARA ESTUDIAR Y MEDITAR – ADORACIÓN SIN FIN

ADORACIÓN SIN FIN

“Al Señor cantaré en toda mi vida, a mi Dios salmearé mientras viva” (Sal. 104:33).

Viernes: 22 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee Elena de White, A Call to Stand Apart (Un llamado a destacarse)“Cómo orar”, pp. 26-28.

Un factor esencial de la adoración estaba dado por la necesidad del arrepentimiento, el verdadero arrepentimiento: “El arrepentimiento incluye sentir tristeza por el pecado y abandonarlo. No renunciaremos al pecado a menos que veamos su pecaminosidad; mientras no lo abandonemos de corazón, no habrá cambio real en nuestra vida.

“Hay muchos que no logran entender la verdadera naturaleza del arrepentimiento. Muchísimas personas se entristecen por haber pecado e incluso se reforman exteriormente porque temen que su mala vida les acarree sufrimientos. Pero esto no es arrepentimiento en el sentido bíblico. Lamentan el sufrimiento en vez del pecado. Tal fue el dolor de Esaú cuando vio que había perdido su primogenitura para siempre. Balaam, aterrorizado por el ángel que estaba en su camino con la espada desnuda, reconoció su culpa por temor a perder la vida; pero no experimentó un arrepentimiento genuino por el pecado, ni cambio de propósito ni aborrecimiento del mal. Judas Iscariote, después de traicionar a su Señor, exclamó: ‘He pecado entregando sangre inocente’ (Mat. 27:4)” (Elena de White, El camino a Cristo, pp. 21, 22).

“Aunque Dios no mora en templos hechos por manos humanas, honra con su presencia las asambleas de su pueblo. Prometió que cuando se reuniesen para buscarlo, reconocer sus pecados y orar unos por otros, él los acompañaría por medio de su Espíritu. Pero, los que se congregan para adorarlo deben desechar todo lo malo. A menos que lo adoren en espíritu y en verdad, así como en hermosura de santidad, de nada valdrá que se congreguen. Acerca de tales ocasiones, el Señor declara: ‘Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran’ (Mat. 15:8, 9). Los que adoran a Dios deben adorarlo ‘en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren’ (Juan 4:23)” (Elena de White, Profetas y reyes, p. 35).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Para Dios, ¿cuál es la mayor ofrenda del adorador? (Sal. 40:6-10; Rom. 12:1, 2).

  2. ¿Qué relación hay entre la adoración individual y la comunitaria? ¿Por qué necesitamos ambas? ¿De qué manera cada una fomenta a la otra?

  3. Muchos entienden que la adoración se limita a la oración, el canto de himnos, y el estudio de la Biblia y de publicaciones espirituales. Aunque estas actividades son esenciales para el culto, ¿se limita a ellas? Brinda algunos ejemplos de otras formas de culto.

  4. Elena de White escribió: “No deberíamos considerar que servirlo es un ejercicio penoso que entristece el corazón. Debería ser un placer adorar al Señor y participar en su obra” (El camino a Cristo, p. 104). ¿Cómo puede convertirse en un placer adorar al Señor?

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